Tsukishima.
Miré el reloj de la pared del gimnasio, notando cómo los minutos parecían pasar cada vez más lentos. Suspiré cansado, ya que llevábamos entrenando casi tres horas.
—¡Última vuelta! —gritó el profe, acomodándose nuevamente en la torre del árbitro y mirando cómo todos mis compañeros se movían hacia la cancha.
Dejé mi botella de agua en el suelo para entrar a la cancha, poniéndome en posición.
—¡Buen saque! —exclamó Noya antes de que el silbato sonara y Asahi sacara.
El balón voló por encima de mi cabeza, siendo recepcionado por Noya; luego vino el armado de Kageyama. Mi cuerpo se movía casi en automático; estaba tan cansado que, en términos de pensar, no estaba pensando.
—¡Tsukishima! —me avisó el pelinegro mientras elevaba el balón para mí. Hice los pasos de ataque, salté y golpeé el balón, todo en automático.
Lastimosamente, no fue punto, ya que Suga reaccionó rápido y lo recibió con éxito.
«Vamos, Tsukishima, solo una hora más», me dije a mí mismo mientras me movía para bloquear, y en efecto lo bloqueé, dándonos así un punto más al contador.
[ . . . ]
—No siento las patas —se quejó Yamaguchi, sentándose en el suelo junto a mí.
—Estamos igual, weón —afirmó, agitado y todo sopiado.
Comencé a guardar mis cosas en el bolso deportivo, también me saqué la polera sudada para ponerme una limpia.
—¿Quieren ir a comprar helado con nosotros? —preguntó Shoyo a mí y a Yams.
—Yo voy —respondió el peliverde.
—Paso —dije, cerrando mi bolso, para luego ponerme los audífonos al cuello.
—Buuu, fome —me webeó Suga—, vamos po Kei, nunca querí ir a ninguna parte.
Rodé los ojos mientras conectaba los audífonos a mi teléfono.
—Perdón, pero no tengo ganas de salir —modulé un poco (bastante) chato de su insistencia.
—Ya, bueno, pero si cambias de opinión vamos a estar en el mall —dijo Koushi, mirándome con ternura.
Asentí, pero todos sabían que no cambiaría de opinión. Sin más, tomé mis cosas, me despedí de todos y me fui. Estaba más cansado que la puta; me dolían los pies, los brazos y la espalda. Todo lo que necesitaba era una ducha, un café y chao, buenas noches.
Bajé por la costanera; la tarde estaba bonita, así que la temperatura estaba perfecta para caminar a la orilla del río sin frizarse las bolas. El sol se estaba escondiendo, lo que creaba un efecto superlindo con el río.
Me detuve unos segundos para mirar el agua y cómo se reflejaba el sol en ella. Estaba completamente relajado. Escuchar a mi banda favorita y ver un atardecer es lo mejor que me puede pasar.
Estaba por retomar mi camino cuando miré los locales de la vereda del frente, notando uno nuevo. Al principio no le tomé importancia, pero leí rápidamente "Cueva del vinilo" y no pude evitar volver a mirar a ella.
Era una tienda pequeña, de esas típicas que, por la parte de arriba, son una casa. Se veía desordenada por la parte de afuera; era claro que los dueños habían llegado hace poco y que aún estaban ordenando el local.
Dudé un poco en si ir o no, pero finalmente me decidí. «Ya, sí voy a mirar nomás», pensé cuando comenzaba a cruzar la calle con dirección a la tienda. Al estar más cerca de ella, logré escuchar una melodía que me pareció conocida. Me quité los audífonos para distinguir bien qué canción era, sorprendiéndome al notar que era un disco de Led Zeppelin.
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vinilos | t.k
Fanfictionvinilos.cl ₊˚⊹ "Subele el volumen y besame." 𝒱 ִ ֺ ⊹ Donde Tsukishima conce a su polola en una tienda de vinilos. ───────────────────────── @anxiousblood. chιᥣᥱnesis!.