Tsukishima.
19:46 de la noche, y yo, en vez de estar acostado o carreteando, estoy sentado en mi escritorio desde hace como cuatro horas estudiando historia, y sigo sin entender nada.
—¿Terminaste? —preguntó mi mamá desde la puerta de mi pieza. Yo negué mientras me giraba en la silla para mirarla—. Buuu, llevai como cuatro horas sentado estudiando, mi amor. Creo que es momento de que salgas a dar una vuelta y cambies de aire.
—No, estoy bien, tranquila —dije, sonriendo levemente para tratar de tranquilizarla.
—Ya, nada de "no, estoy bien". Sale a caminar un rato, oxigena tus neuronas. Ya partiste —antes de salir, mi mamá me dio un pape, lo cual me hizo reír.
Solté un suspiro cansado, frustrado y chato. Me gusta historia; es una materia interesante y todo, pero soy más científico y matemático que humanista, lo que hace que me cueste caleta.
Me puse rápido las zapatillas y un polerón abrigador. Sin más, bajé las escaleras, caminé hacia la puerta y tomé mis llaves del cuenco donde siempre las dejamos.
—¡Voy y vuelvo! —grité para que mi mamá me escuchara desde donde fuera que estuviera. Sin esperar más, salí.
La noche estaba helada, no tanto como esperaba, pero hacía frío. Caminé sin rumbo fijo unos diez minutos hasta llegar a la costanera. En esa parte, sí hacía más frío que antes, debido al agua y la humedad.
Llegué a la zona de bancas y me senté en una de ellas. Me quedé mirando el río mientras escuchaba los autos pasar, risas y música; lo más seguro es que hubiera un carrete cerca. Después de un rato, decidí volver a casa. El frío me gano, lo abmito. Así que regresé en silencio, disfrutando (de alguna forma) del frío y la soledad de la noche.
Seguí caminando hasta que me detuve en seco al ver a Daría a lo lejos, sentada en la vereda mientras miraba el cielo y, al parecer, contaba estrellas. La forma en que siempre me la pillo es increíble.
Caminé tranquilamente en su dirección para saludarla, decirle "hola" y volver y chao.
Ya más cerca, me preparé para saludarla, pero como siempre, ella notó mi presencia y me miró sorprendida.
—Estoy empezando a pensar que me acosas, Kei —dijo, poniéndose de pie para saludarme.
—Ya quisieras, solo salí a caminar, fue una casualidad —reí mientras la miraba de arriba hacia abajo—. ¿Qué haces tú aquí afuera?
—Mi papá invitó a unos amigos, y tienen pasao humo de cigarro y marihuana adentro. Odio esos olores, así que salí un rato —dijo, volviendo a sentarse en la vereda y tocando junto a ella, invitándome a sentarme, a lo cual accedí.
Nos quedamos unos segundos en silencio, los más largos de mi vida; "incómodos" se quedaba corto para describirlos.
—¿Helado favorito? —preguntó de la nada, sin contexto ni sentido. Yo la miré extrañado—. Si nos vamos a seguir encontrando así, al menos deberíamos conocernos más, para que no sea tan incómodo como ahora...
—Café y chocolate amargo, ¿los tuyos? —devolviendo la pregunta.
—Limón y cereza, aunque también me gustan todos los sabores de chocolate. Pero si me hacen elegir, me quedo con esos dos —respondió, mirando sus manos y jugando con sus anillos—. ¿Bandas favoritas?
—Pink Floyd, Radiohead y Los Prisioneros —respondí, subiendo el cierre de mi polerón hasta arriba, ya que el frío, ahora si, comenzaba a incomodarme—. ¿Las tuyas?
ESTÁS LEYENDO
vinilos | t.k
Fanfictionvinilos.cl ₊˚⊹ "Subele el volumen y besame." 𝒱 ִ ֺ ⊹ Donde Tsukishima conce a su polola en una tienda de vinilos. ───────────────────────── @anxiousblood. chιᥣᥱnesis!.