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Primer encuentro, primera mala impresión (de muchas).


-¿Quién demonios eres? -una voz ronca y mortífera le gruño en el oído, erizando toda su piel.

-Kim Dokja -la confusión era grande por lo que respondió por inercia sin darse tiempo de idear una respuesta ingeniosa. Tampoco era bueno mentir en esta situación donde facilmente sería llevado por la policía o apaleado Y llevado a la policía.

-Qué nombre tan extraño. 

-Ja… Me lo dicen mucho. -sintió que la fuerza que lo retenía había disminuido así que tuvo el coraje de voltear a ver a su captor pero fue un grave error. ¡“Mamá oso” era un dios griego desnudo!

Literalmente el hombre que lo inmovilizó contra la pared era un hombre alto, guapo y bronceado con una toalla sobre sus hombros y otra rodeando su cintura mientras gotas de agua rodaban por su bello rostro furioso y se deslizaban sobre sus músculos bien tonificados. Podía pensar en unos cuantos BL en donde empezaba así pero nunca había deseado que eso le pasara a él, bueno, tal vez sí había deseado la parte donde un chaebol millonario le solucionaba la vida y traumas con dinero y afecto pero todo lo demás salía sobrando. Así que trago duro pensando en cómo salvarse de él.

-¿Eres conocido de Han Sooyoung? -preguntó el guapo dios sin verle a la cara.

-¿Cómo lo sabes? -preguntó como un estupido, como si no fuera de por si obvio teniendo en cuenta quien era la dueña de la casa, siguió la mirada del dios sólo para caer en cuenta que observaba su celular abandonado en el piso que desde hace un rato estaba conectado al buzón de voz de esa maldita escritora.

El guapo dios lo soltó por completó y vió su teléfono con furia-. Ella me había dicho que planeaba traer a otras personas a la casa pero no me dijo que sería hoy. -gruño por lo bajo y se dirigió adentro como si fuera algo de todos los días inmovilizar gente en la entrada como si de un saludo se tratara.

-Lamentó haber actuado así. -musitó el dios como si hubiera leído sus pensamientos-. Me mude a casa de Sooyoung porque estaba evitando acosadores, así que cuando te ví supuse que eres otro sasaeng.

Dokja se sintió ofendido pero pudo entenderlo, con esa cara y ese cuerpo no sería extraño que rondará uno que otro acosador obsesivo alrededor suyo. ¿Pero no era demasiado?

-Bueno, si fuera un sasaeng en este momento estaría muriendo de felicidad en la parte de atrás de la patrulla por que me atrapaste solo usando una toalla para cubrirte, podría exagerar la historia en internet y decir que estabas completamente desnudo o que en el forcejeo se cayó la toalla y… -el resto de palabras murieron en su boca, el ceño del dios griego se profundizó y hasta comenzaron a verse venas en su bella cara. Dokja tosió avergonzado, tenía el mal hábito de hablar demasiado cuando estaba nervioso pero lo que decía estaba incomodando al otro hombre-. Lo que quiero decir con eso es que fue muy arriesgado de tu parte enfrentarte al extraño en tu apartamento, lo primero que debiste hacer fue llamar a la policía, aunque agradezco que no lo hubieras hecho…

A pesar de querer decir muchas cosas (entre ellas groserías), el dios griego asintió sin mediar más palabra y en contra de todos sus deseos encabezó un pequeño tour privado por la casa. -Esta es la sala, el estudio, al fondo hay un gimnasio y un baño, ahí está la cocina y el comedor. En el segundo piso solo hay habitaciones y baños. Puedes tomar cualquiera del lado derecho, mis habitaciones están a la izquierda y no aceptaré que te inmiscuyas en ellas. Así que no pongas ni un pie de ese lado. -volteó a verlo con feroces y desconfiados ojos, como si lo conociera de toda la vida y supiera que las advertencias le entrarían por una oreja y saliera por la otra-. La basura reciclable pasa los martes y la incinerable los viernes. Por el momento solo seremos nosotros dos así que nos turnaremos los quehaceres de la casa, excepto cocinar. No como nada preparado por otros, así que en cambió de mis platillos tú te encargas de comprar la despensa o lavar los platos. Tengo una agenda estricta desde las 5 de la mañana a 8 de la noche así que espero tu colaboración al no interferir con mi horario y joderme, las habitaciones son insonorizadas pero aún así preferiría que evitarás traer gente extraña a casa por respeto a mi privacidad… ¿Algo que desees decir?

-Si…

-¿Qué? -volteó el dios a verlo con desgano. 

En realidad había muchas cosas que Dokja quería decir, pero las únicas que pudo armar fueron dichas en un susurró con gran timidez.

-... ¿Podrías ponerte ropa?

Los ojos impasibles del atractivo dios griego se abrieron en genuina sorpresa y su cara se tiñó de rojo e intenciones asesinas. Había una toalla descansando en sus hombros lo suficientemente larga para cubrir sus pectorales pero al ver que un mucho más rojo Kim Dokja miraba su pecho de reojo no pudo evitar cubrirse con sus manos mientras se dirigía a su cuarto a cambiarse. Ya lo había encaminado a las habitaciones vacías por lo que hasta una persona con medio cerebro podría dar con ellas.

Kim Dokja hipnotizado no pudo apartar la mirada de su nuevo roomie/dios griego hasta que la puerta del cuarto del dios/roomie obstruyó su vista sacándolo del trance. Por lo dicho por su nuevo compañero podía escoger entre cualquiera de las habitaciones vacías pero escogió la que estaba justo frente a la del dios griego y mientras cerraba su propia puerta observaba de soslayo la que estaba frente a él antes de cerrarla por completo quedándose solo en esa fría habitación, rezando por que la temperatura baja del cuarto lo ayudará a enfriar la cabeza.. 

-Al menos me hubieras dicho tu nombre. -suspiró acostándose en su nueva cama, sintiendo las mejillas todavía calientes.

Bueno, tendría un par de semanas para averiguarlo o eso quería creer pero si era una persona ocupada y muy reservada como había dicho, las probabilidades de volverlo a ver aún estando en la misma casa, eran mínimas para ser realista.

De repente, como si el mundo le dijera que dejara de creer cosas erróneas y sobrepensar, un dios griego con ropa de dormir puesta y enojado entró en la habitación sin preocuparse por la intimidad de su nuevo dueño, bufo al encontrarlo acostado sobre la cama polvorienta y le lanzó un juego de sábanas nuevas en la cara. -No parecía que tuvieras con que pasar esta noche, ¿Acaso eres tonto?

-Nope, sabía que el departamento estaba completamente equipado a excepción de la comida.

-¿Entonces sólo pensabas dormir en una cama polvorienta? -preguntó con asco y enojó. Su bello rostro siempre tenía un rastro de enojó.

-¡Claro que no! -chilló avergonzado, realmente lo había pensado y aceptado. 

Así que para disipar la vergüenza se levantó y comenzó a acomodar las sábanas bajo la feroz mirada del atractivo e intimidante dios pero parecía qué no era del agrado de dios ya que rápidamente tomó el otro extremo de la sabana y la colocó con mayor habilidad que él. Mientras alisaba la superficie de la cama y colocaban las almohadas sus manos se rozaron momentáneamente a lo que Dokja retiró su mano como si un simple roce de piel quemara pero al dios no pareció importarle, solo el simple mortal que estaba convulsionando por su belleza y cercanía. 

Cansado de todo, el dios se volteó para salir de la habitación pero dudo un momento al tomar el picaporte antes de salir.

-Hay sopa de bollos de carne en la estufa, baja a cenar.

Dokja se quedó unos minutos sopesando sus palabras antes de correr detrás de él. 

Se sentía como una polilla corriendo ciegamente hacía la luz, aún si ese fugaz momento le costará la vida valdría cada segundo.

O eso pensó pero cuando bajó a la cocina solo había una nota del guapo dios recordandole lavar los platos que ensucie.

Algo se sintió vacío en su pecho  pero al dar el primer bocado el malestar comenzó a disiparse por lo que lo atribuyó al hambre.

Los 30 están respirando en mi nuca,  Heewon. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora