Sparta llegó a la clínica, su corazón latía con una mezcla de nervios y determinación. Entró y se dirigió al mostrador de recepción, donde la recepcionista lo saludó con una expresión profesional.
—Hola, vengo para mi cita de olvido —dijo Sparta, tratando de mantener la calma.
La recepcionista asintió y le pidió que dejara la bolsa con los recuerdos en la mesa junto a ella.
—Deje aquí todo lo que le recuerda a la persona que desea olvidar. Los objetos serán recogidos por el personal más tarde. Ahora puede esperar a ser llamado para el procedimiento —dijo la recepcionista.
Sparta dejó la bolsa, sintiendo un nudo en el estómago mientras lo hacía. Se sentó en la sala de espera, observando los muebles de diseño minimalista y la decoración estéril del lugar. Cada minuto parecía una eternidad mientras esperaba su turno.
Cuando finalmente lo llamaron, fue guiado a una sala de procedimiento. El ambiente era clínico y frío, con una máquina futurista en el centro de la habitación. Un técnico lo recibió con una breve explicación sobre el proceso. Sparta se acomodó en la mesa de la máquina y trató de prepararse mentalmente para lo que estaba a punto de suceder.
El técnico activó la máquina, y un suave zumbido comenzó a llenar el aire. Sparta se sumergió en un estado de semiinconsciencia, y de repente, se encontró en un lugar completamente negro. La oscuridad era total y abrumadora, pero pronto comenzaron a aparecer luces a su alrededor.
De la nada, recuerdos de su relación con Raptor empezaron a iluminarse en los bordes del vacío. Cada recuerdo era una imagen vívida: una tarde en el parque, una cena especial, y momentos de risa compartida. Las imágenes parpadeaban y se movían alrededor de él, creando un collage emocional de su vida juntos.
A medida que los recuerdos aparecían, Sparta sintió una ola de desesperación. La realización de lo que estaba perdiendo lo golpeó con fuerza. Se dio cuenta de que no quería olvidar esos momentos, a pesar del dolor que le causaban. Trató de aferrarse a las imágenes, pero la máquina seguía funcionando, y los recuerdos comenzaban a desvanecerse lentamente.
El vacío se hacía más profundo y la desesperación de Sparta aumentaba. Empezó a gritar y a pedir que no se llevaran esos recuerdos, rogando por un último intento para mantener lo que había compartido con Raptor. Su mente estaba en crisis, atrapada entre el deseo de recordar y la inevitabilidad del olvido.
—¡No, por favor! ¡No quiero olvidar! —gritaba, mientras los recuerdos se desvanecían ante sus ojos.
La lucha interna se hacía más intensa, pero a pesar de sus esfuerzos, la máquina seguía su curso.
Finalmente, la máquina se apagó, y Sparta despertó en la sala de procedimiento. La clínica le parecía ahora más luminosa, con colores más vivos. A pesar del vacío, había una sensación de felicidad tranquila. No había recuerdos dolorosos que le atormentaran, y aunque sentía una falta de algo, también experimentaba una extraña paz.
Salió del consultorio y miró el mundo exterior. Los colores parecían más brillantes, y la vida seguía su curso. Sparta caminó por la calle con una sensación de vacío pero también de felicidad, aliviado de que el dolor del pasado ya no estaba presente. Además, tal vez su corazón ya estaba listo para una nueva oportunidad, ya que a lo lejos notó a un chico que le llamó la atención, uno con ojos de colores verde y rojo.