Los días pasaron con la misma monotonía gris que envolvía la ciudad. Sparta trató de distraerse con actividades cotidianas, pero la cercanía de la fecha del procedimiento lo mantenía inquieto. La caja con los recuerdos de Raptor ocupaba un rincón en su apartamento, y cada vez que pasaba cerca, sentía un golpe de nostalgia y tristeza.
Era el día antes de la cita, y Sparta decidió revisar el contenido de la caja una vez más. Se sentó en el suelo y abrió la caja lentamente. Dentro había fotos, cartas y pequeños objetos que representaban momentos felices compartidos con Raptor: una entrada de cine, un colgante con una inscripción especial, y muchas fotos de su tiempo juntos. Cada objeto le contaba una historia, y cada recuerdo era una mezcla de alegría y dolor.
Sparta tomó una foto de ellos en una tarde soleada, abrazados y sonriendo. La imagen le trajo un torrente de recuerdos, y por un momento, se encontró perdido en el pasado. Podía sentir la calidez de esos momentos, la conexión profunda que había compartido con Raptor. Se dio cuenta de lo mucho que esos recuerdos significaban para él, a pesar del dolor que causaban.
Mientras pasaba los objetos por sus manos, recordó los momentos felices y tristes de su relación. La caja contenía el reflejo de una vida compartida que estaba a punto de eliminarse de su memoria. La idea de olvidar esos momentos le resultaba cada vez más dolorosa. Sabía que el procedimiento prometía alivio, pero el costo de perder estos recuerdos comenzaba a sentirse como una pérdida irreparable.
Miró los objetos con una mezcla de tristeza y resignación. Había comenzado a cuestionar si realmente quería proceder con el olvido. Sin embargo, la fecha del procedimiento estaba marcada en el calendario, y el tiempo no se detenía.
La noche se acercaba, y Sparta empezó a prepararse para el día siguiente. Recogió los objetos de la caja y los metió en una bolsa. Se sentía como si estuviera empaquetando no solo recuerdos, sino también una parte importante de sí mismo. La decisión de olvidar a Raptor estaba a punto de materializarse, y el peso emocional de ese acto le resultaba abrumador.
Mientras se alistaba para irse a dormir, una ola de tristeza lo invadió. Se sentó en la cama, mirando la bolsa llena de recuerdos que había preparado. El dolor del pasado y la incertidumbre del futuro se mezclaban en su mente, creando una sensación de vacío y pérdida.
En ese momento, Sparta se dio cuenta de lo difícil que sería enfrentar la realidad sin esos recuerdos. Había decidido olvidar, pero ahora la idea de borrar todo parecía cada vez más dolorosa. A pesar de su indecisión, sabía que el procedimiento era irreversible, y el tiempo para cambiar de opinión estaba a punto de agotarse.
Finalmente, Sparta apagó las luces y se metió en la cama, tratando de encontrar algo de consuelo en el sueño que le prometía olvidar. La caja con los recuerdos y la bolsa que contenía los objetos que se llevaría al procedimiento estaban listos para el día siguiente. La decisión estaba tomada, y ahora solo quedaba esperar el momento en que su vida cambiaría para siempre.