Solía pensar que yo solo pertenecía a las palabras que te escribía.
Solía creer que eras mía para amar, para guardar, para besar ... para estar.
Solía sentir que tu eras las canciones que cantaba, los libros que leía, el aire que respiraba.
Solía encontrar formas de que el mundo no fuera un lugar real para nuestro amor.
Solía saber que íbamos directo a un abismo y no hice nada por detenernos.