Como un canto de sirena

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Amarte se sentía como si las personas fueran lluvía, 

tu eras llovizna,

yo era huracán,

resultamos enamorándonos con la facilidad en que la lluvía cae,

y me convertiste en llovizna de verano.

No había sombrilla que nos permitiera sobrellevar estas lloviznas,

si no me fui antes es porque no sabía a donde ir.





Ausencias habitablesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora