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Michelle Martínez:

– Bien, no te olvides que tu celular tiene localizador, así que cuidado con lo que hagas amor.

– Si Patric. - Había llegado el día, ¡Era hoy!

Por fin iba a poder ver a mis hermanos de vuelta, a mis amigas, cuánto las había extrañado. Aún así, sabía que tenia un tiempo corto para disfrutarlos.... Pero no importa, estoy muy emocionada igual.

– Recuerda que me tienes que llamar todos los días, y decirme lo que estás haciendo. - Se acerca a mí oído. - Si no llegas a contestas, vas a ver lo que te va a pasar. Bueno, tienes aproximadamente dos meses para venir, y si no vienes.... Ya veremos lo que le pasa a tu carrera.

– Lo entiendo Patric. - Agachó un poco la cabeza.

Susurra en todo momento ya que estamos en el aeropuerto, y supongo que no quiere que lo escuchen hablarme de esta manera. Se que está mal, ¿Pero que hago para salir de aquí?

– Perfecto, ya tienes que irte, te quiero cariño, diviértete pero no tanto.

– ¡Oh, que hermosa pareja! - Comenta un señora.

Solo si supiera señora...

– Gracias, está bien Patric, también te, te quiero, adiós. - Me agarra la cara y me obliga a darle un beso.

– Adiós hermosa.

Me doy la vuelta y camino hacia el avión. No sé que haré cuando llegue, pero les voy a avisar a mis hermanos que ya estoy yendo. Agarró el móvil y les mando un audio, indicando les que ya voy a tomar el avión.

Subo, me acomodo, y observo la ventana. Me hace recordar a la vez que había vuelto a Nueva York, cuando era aún una niña, feliz y con inocencia, hoy en día creo que no tengo nada de eso, no soy una niña, la vida me hizo fuerte para mí corta edad, y menos soy feliz. Es una vida de mierda, si tan solo me hubiera quedado haya, pero mí destino ya estaba escrito, ya se sabía lo que iba a pasar, y supongo que ya tienen mí final.

Sea en bastante tiempo, o en corto tiempo, ya lo tienen. Aveces siento que voy a morir dormida, con los gritos de Patric, o con sus constantes amenazas.

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Narrador omnisciente:

Charlotte, hermana, ya te dije, acaba de subir al avión.

– ¿Por qué va a venir?

– No lo sé, ya ni me acuerdo por qué me había dicho, solo la mandé por qué ya no la aguanto más. ¿Cuando me vas a pagar? Estoy harto de esto.

– Mañana, mañana te paso lo que te comenté, pero necesito que la mantengas ahí, tengo que salir de este lugar, y vengarme de William.

– ¿Tanto para una venganza?

– ¿Quieres la plata o no?

– No dije nada, pero apúrate, ya me harta esa niña y sus preguntas tontas.

– Ya, cuando sea el momento te diré que le des el veneno, así ya acabamos con todo esto.

– Perfecto, espero ese momento con ansias.

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William Davis:

Un Encuentro en Nueva York ( LIBRO ORIGINAL )Donde viven las historias. Descúbrelo ahora