- ¿Force? ¿Book? -

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Jimmy caminaba con paso firme por las calles de Bangkok, dejando que el bullicio de la ciudad lo envolviera. Aunque trataba de mantener la calma, no podía negar el leve temblor en sus manos ni el ligero nudo que se formaba en su estómago. Desde que envió el mensaje a Sea, había sentido una mezcla de emociones contradictorias. Por un lado, estaba la emoción de ver nuevamente a alguien que había despertado algo en él, y por otro, estaba el temor de que todo pudiera salir mal.

Las calles estaban llenas de vida, con turistas y locales mezclándose en un flujo constante. Las tiendas de comida callejera emanaban aromas tentadores, y Jimmy pudo ver a la gente disfrutando de todo tipo de platillos que le recordaban lo diversa que era Tailandia. Sin embargo, su mente estaba en otro lugar. La cita con Sea lo tenía completamente absorto.

A medida que se acercaba al café que aquel chico le había mencionado, su corazón comenzó a latir con más fuerza. El mercado cercano estaba repleto de puestos coloridos, ofreciendo desde artesanías hasta ropa y joyas. Jimmy se encontró sonriendo a pesar de sus nervios, recordando cuánto había disfrutado explorando lugares nuevos en el pasado. Quizás esta cita no solo fuera una oportunidad para conocer a alguien nuevo, sino también para redescubrir una parte de sí mismo que había estado dormida.

Finalmente, divisó el café. Era un pequeño local, acogedor, con una fachada pintada de colores cálidos y grandes ventanas que dejaban ver el interior. La decoración era sencilla, pero elegante, con plantas colgantes y mesas de madera que invitaban a sentarse y relajarse. Jimmy respiró hondo y se acercó a la puerta, empujándola con cuidado.

El interior del café era aún más encantador de lo que había imaginado. El sonido suave de la música de fondo llenaba el espacio, mientras el aroma a café recién molido lo envolvía. La luz natural entraba por las ventanas, iluminando las mesas donde algunas personas ya estaban disfrutando de sus bebidas. Y allí, en una mesa cerca de la ventana, vio a Sea.

El chico levantó la vista justo en ese momento y sonrió al verlo. Jimmy sintió una oleada de alivio al ver la sonrisa genuina en el rostro de Sea, como si esa simple expresión fuera suficiente para calmar todos sus miedos. Con una nueva sensación de confianza, se acercó a la mesa.

-Hola- dijo Jimmy, intentando que su voz sonara tranquila.

-Hola, Jimmy- respondió Sea, poniéndose de pie para abrazarlo, aunque Jimmy no estaba muy acostumbrado al contacto fisico -Me alegra que hayas podido venir.

-A mí también- contestó Jimmy, sonriendo. -Este lugar es increíble. ¿Vienes aquí a menudo?

Sea asintió, señalando con la cabeza hacia el interior del café.

-Sí, es uno de mis lugares favoritos. Me gusta venir aquí a leer o a trabajar cuando tengo tiempo libre. Tiene un ambiente muy relajante, ¿no crees?

Jimmy asintió, sintiendo que los nervios se iban desvaneciendo poco a poco.

-Definitivamente. Es un lugar agradable- dijo, y luego miró al chico a los ojos. -Gracias por invitarme.

Sea sonrió, sus ojos brillando con calidez.

-Gracias a ti por aceptar la invitación. No estaba seguro de si querrías verme después de lo que pasó anoche... -Sea dejó que la frase se quedara en el aire, como si no supiera cómo continuar.

Jimmy soltó una pequeña risa nerviosa, recordando el incidente con la cerveza.

-Bueno, no puedo decir que haya sido la mejor primera impresión, pero definitivamente fue memorable- respondió, y ambos rieron suavemente, aliviando cualquier tensión que pudiera haber quedado entre ellos.

En ese momento, una camarera se acercó a su mesa con una sonrisa, dejando dos cartas de menú frente a ellos.

-¿Puedo traerles algo de beber para empezar?- preguntó amablemente.

Jimmy y Ses intercambiaron miradas antes de pedir.

-Creo que ambos tomaremos un café. Yo lo quiero negro- dijo, y luego miró a Jimmy.

-Yo lo tomaré con leche, por favor- añadió Jimmy, devolviendo la sonrisa a la camarera.

-Perfecto, se los traigo en un momento- dijo la camarera antes de marcharse.

Jimmy y Sea se quedaron en silencio por un momento, pero no era un silencio incómodo. Ambos estaban tomando un tiempo para acostumbrarse a la presencia del otro. Finalmente, Jimmy decidió romper el silencio.

-Entonces, Sea, cuéntame un poco sobre ti. ¿Cómo terminaste trabajando en ese bar? No parece el tipo de lugar al que irías todos los días.

El chico rió, recostándose en su silla.

-Bueno, no es mi trabajo principal, si es lo que te preocupa. Trabajo allí solo unas cuantas noches a la semana. Es el bar de un amigo llamado Book, y me pidió que lo ayudara durante la temporada alta. Es un buen lugar para conocer gente nueva y, a veces, es un descanso de mi trabajo diario.

-¿Y qué haces durante el día?- preguntó Jimmy, genuinamente interesado.

-Trabajo en una empresa de diseño gráfico. Soy diseñador- explicó Sea. -Me encanta lo que hago, pero a veces estar frente a la computadora todo el día puede ser agotador. Por eso, trabajar en el bar es una buena forma de cambiar de aires.

Jimmy asintió, sorprendido por la diversidad de la vida de Sea

-Eso suena genial. Debe ser interesante trabajar en algo tan creativo- comentó. -Yo siempre he sido terrible para el arte. La única clase en la que no destacaba en la escuela era dibujo.

El chico sonrió de nuevo.

-No todos tienen que ser buenos en todo, Jimmy. Lo importante es encontrar algo que te apasione, ¿no crees?

Jimmy reflexionó sobre esas palabras por un momento. Había pasado tanto tiempo buscando algo que lo apasionara después de su ruptura que, en cierto modo, se había olvidado de lo que realmente le importaba. Ahora, estar sentado aquí, en este café con aquel lindo chico, comenzaba a despertar en él una chispa que había pensado que estaba extinguida.

-Tienes razón- respondió Jimmy, con una nueva comprensión en su voz. -A veces, uno se pierde en los detalles y olvida lo que realmente es importante.

La camarera regresó con sus cafés en ese momento, interrumpiendo la conversación justo cuando comenzaba a profundizarse. Ambos agradecieron mientras ella colocaba las tazas frente a ellos.

-Espero que disfruten- dijo, antes de retirarse para atender a otros clientes.

Jimmy tomó su taza, sintiendo el calor del café entre sus manos. Le dio un pequeño sorbo, disfrutando del sabor y dejando que el momento se alargara.

-Entonces, ¿qué hay de ti?- preguntó Sea, inclinándose un poco hacia adelante. -Me imagino que tienes alguna historia interesante que contar también.

Jimmy sonrió ante la curiosidad del chico.

-No sé si es tan interesante, pero aquí va- comenzó, sintiéndose sorprendentemente cómodo al hablar de sí mismo. -Vivo en Camboya soy CEO de una empresa. Es un trabajo que me gusta, aunque a veces puede ser un poco estresante y cansado. Mi amigo, el del otro día me obligó a venir pero...realmente ahora le agradezco, si no, no estaríamos los 2 aqui-

Un leve rubor en la cara de Sea apareció, los dos se miraron a los ojos hasta que de repente alguien interrumpió.

-¡Sea!- grito con cariño un chico que acababa de entrar por la puerta.

Un chico alto, algo delgado y de pelo marrón oscuro se fue acercando a la mesa.

-Oh..el es Book, el chico que te mencione antes- hablo Sea nervioso.

Jimmy saludo al chico de mala gana por haber interrumpido aquel momento, pero no fue el único

-¡Amigo!- grito otro chico desde la puerta, esa voz solo podía ser de...Force

Force se acercó y se sentó con ellos una cita de dos se había convertido y una salida de amigos.

Force se quedó mirando a aquel chico desconocido...

-¿Quién es el?- pregunto Force coqueto

Sugar Daddy Summer | JimmySea Donde viven las historias. Descúbrelo ahora