Capítulo 2: A ciegas.

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Salí de casa y caminé hacia la plaza donde solía ir con mi abuela los viernes.

Podía ver el alma de las personas, era lo único que podía mirar.

A través de la venda miraba sus almas y analizaba sus personalidades, encontraba lo que les faltaba en su vida, ¿cuál era esa pieza que faltaba en el rompecabezas de su corazón?

Volé hasta lo más alto del cielo, disparé dos flechas para un chico y una chica que habían en la plaza, dos completos desconocidos que se amarían con locura.

Observé desde la nube donde estaba sentado como interactuaban por primera vez.

- hola, ¿te gustaría ir por un helado conmigo? - preguntó una voz masculina.

- claro, ¿porqué no? - una voz angelical y femenina contestó, me pareció conocida.

- ¿cuál es tu nombre? -

- Mérida - respondió la chica.

Definitivamente era ella.
La persona por la que me convertí en Cupido ahora estaba enamorada de alguien más, y gracias a mí.
Entonces entendí que no era para mí, yo no era esa pieza que faltaba en su corazón.

Me quedé para seguir escuchando y saber que pasaba entre ellos.
No podía verlos pero era como si lo hiciera.
Empezaba a amar esto de ser Cupido.

- yo soy Alejandro, encantado -

- encantada Alejandro -

- no te había visto antes por aquí - le dijo él emocionado.

- ¿sueles venir los viernes? -

- sí, todos los viernes vengo a la plaza y no te había visto nunca - contestó Alejandro extrañado.

La magia de Cupido.
Mi magia.

- yo también, es costumbre para mí, que raro no recordar haberte visto antes - mencionó ella sorprendida.

- bueno... ya nos conocimos, que es lo importante - dijo él muy encantador.

- concuerdo contigo -

- y dime ¿qué sabor de helado te gusta? -

- fresa, es mi favorito, ¿y tú? -

- chocolate - dijo él.

- conozco un lugar donde venden los mejores helados de la ciudad, te encantará -

- ¿dondé es? ¿lejos de aquí? -

- justo ahí, ¿vamos? -

- vamos - contestó ella y escuché sus pasos caminar.

Se escuchaban felices, sonreí, estaba haciendo bien mi trabajo, no estaba nada mal ser Cupido, era realmente hermoso unir a las personas.

Me fui de la plaza y llegué a casa con mi abuela para contarle todo.

- ¿cómo te fue Valentín?, ¿flechaste a alguien? -

- sí abuela, fleché a Mérida y un chico llamado Alejandro en la plaza -

- ¿Mérida? - preguntó mi abuela sin poder creerlo.

- sí abuela, ya entendí que ella no era para mí, realmente no estábamos enamorados -

- así es pero... ¿comó supiste que era ella? -

- escuché su voz, y además ella le dijo que se llamaba Mérida al chico -

- ahora lo entiendo, ¿estás feliz por ella? - preguntó mi abuela.

- sí abuela, lo estoy - sonreí satisfecho.

*Nota: Les dejó una imagen de Alejandro, (a Mérida ya la conocen)*

*Nota: Les dejó una imagen de Alejandro, (a Mérida ya la conocen)*

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EL DÍA QUE CUPIDO SE ENAMORÓ.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora