A quienes hemos sentido la esencia del alma, esperanzados de no convertirnos en recuerdos. A todos los que han podido ser y amado con cada gota de sangre.
Cartas, poemas y fragmentos a Isabell, con quién pude ser.
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La ironía del tiempo Es una ironía de parte mía confiar en que el tiempo hará su trabajo al borrarte de mi memoria aún cuando éste nunca ha sido mi aliado. Ayer, cuando estabas aquí, yo te contemplaba en cuerpo y alma; y los malditos segundos pasaban con tanta prisa y llegada la hora tenías que irte. Te marchabas a un mundo desconocido para mí, en el cuál yo no podía habitar. Hoy, que tú no vienes a mí, que lo único que contemplo son tus recuerdos, y a éstos me aferro en cuerpo y alma, los malditos segundos no llevan prisa. Y llegada la hora séptima, me tortura mi deseo. Deseo de volver a verte, y el deseo de que me quieras. No creo que exista un deseo más feroz y vanidoso que ese. ¿Debería seguir confiando en el tiempo? Pues, que ironía la del tiempo al ir rápido cuando estamos felices e ir lento al sentirnos tristes. Que ironía la mía, al creér que el tiempo te borrará de mí, cuando la lentitud de los segundos sintiendo tu ausencia lo que hacen es torturarme.
