1

35 0 0
                                    


Regulus continuó respirando superficialmente arrastrándose por la arena mojada con una sola de sus manos cargando todo su cuerpo, un objeto punzante arrastrandose por su pierna mientras más arrastre forzaba.

Miro el sol de la mañana e intento regular su respiración antes de voltearse entre quejidos y murmullos de dolor, respiró profundo con la mirada perdida, ojos desenfocados en la luz del sol, sintió su pecho subir y bajar mientras más caía en el sueño.

Pero no lograba dormirse, no lograba soltar finalmente el frágil agarre de la vida, incluso con las heridas que tenía no habían sido parecidas a las que sus propios padres le habían dado alguna vez pero podía sentir esta vez, como el mismo se estaba rindiendo, porque estaba hecho... su misión estaba hecha y la mañana después de la guerra le sabia lo suficientemente pacífica para dejarse ir.

Pero él solamente pudo reírse, sus costillas doliendo y sangre tiñendo sus dientes, su muñeca sangró todavía más y recordó la falta de su mano izquierda al voltear la cabeza para ver el rastro que había dejado hasta acostarse en una pequeña duna de arena.

Vio la cabeza de Riddle no muy lejos, había rodado lo suficientemente lejos de su cuerpo y sorbio su nariz todavía sonriendo - Cuando finalmente me muera, te voy a encontrar del otro lado - tosió y ladeo la cabeza intentando correr el fleco de su rostro pero el mismo estaba adherido a su frente -... y me voy a asegurar de eliminar hasta la última presencia tuyo, maldita sabandija -

Pateo arena como un infante hacia la cabeza asquerosa del mago - mi vida entera se redujo a tu maldita existencia, no voy a ir al infierno por lo que me hiciste hacer, voy a ir por el odio que te tengo, te odio tanto, estás arraigado en mis entrañas como un parásito - escupió, sangre cayendo de su boca, espesa por su mejilla y goteando en la arena.

- Perdí a toda mi familia por tu culpa, a mis amigos, perdí mi vida y mi juventud bajo tu maldito mando - respiró profundo y miró al cielo cada vez más y más caliente, sus ojos se empañaron y por primera vez en años se permitió pestañear y dejar que sus lágrimas sean libres -... cuando mierda me voy a morir? - sollozo y el hecho de que sin importar que tanto haya sangrado ya no parecía estar cerca de terminar y volvió a reírse.

Porque era irónico que cuando finalmente estuvo listo para morirse no lograba hacerlo, incluso cuando vivió toda su vida temiendo que pasara ahora no estaba pasando.

Esos malditos dioses deben estar riéndose de él justo ahora - Al carajo - gruñó y buscó su varita entre la arena -... cuando peleé por vivir voy a acabar muriendome? es eso!? Necesitan que alguien me vea morir? humillarme más? Bien! - sorbio su nariz - accio! - lloró y la varita golpeó su palma - Veamos... un recuerdo feliz.. - Suspiró y se rio otra vez de si mismo cerrando los ojos - Oh es divertido huh? que no puedo tener una muerte dramática porque no me dejaron ser plenamente feliz? perfecto - sorbio su nariz otra vez.

Cerró sus ojos y buscó un recuerdo, al menos uno que no estuviera quemado en las orillas o salpicado de sangre, despintado por lágrimas.

Encontró la risa de Barty y sintió sus labios estirarse recordándolo, las manos agiles de Dorcas sosteniendo las suyas, los abrazos fraternales de Evan, la mirada risueña de Pandora - Expecto patronum - susurró con voz más seria.

Dejo que Evan se entere de su ubicación y pronto notificó a Fleamont Potter también, un auror retirado en el que confiaba, que cuidó a su hermano, que encontró alguna vez en su camino y le ofreció un hogar.

Regulus dejó caer su varita y volvió a parpadear hacia el sol, no pasó mucho más hasta que el crack de las apariciones comenzó, jadeos y gritos por la escena frente a ellos sólo le hizo alzar la cabeza.

My lord's defects Donde viven las historias. Descúbrelo ahora