Cap. 3:

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Haruka quedó petrificado por aquellas palabras, entonces se suponía que el sentía algo por el Capitán Beilschmidt? Como debía actuar? Sentía que estaba olvidando algo muy importante, debería llamarlo y contarle lo que había leído? Pero... El Capitán Beilschmidt había dicho que iría a atender asuntos personales, tal vez tuviera una novia, y había ido a verla, ahora que él estaba a salvo en casa, la idea le repugnó, lo mejor era no darle demasiadas vueltas, se puso pijama, acostándose a dormir, pero no podía conciliar el sueño, quienes serían esas personas de las que hablaba? Dante y Vergil... No había profundizado en ello aún, dedujo que la mejor idea, era seguir escribiendo aquella bitácora, fue a la cocina a buscar algo de beber, se llevó un vaso con jugo de naranja, lo dejó en la mesita de noche, para luego, intentar dormirse, le resultó casi imposible, se despertó a media noche, por lo que decidió seguir dándole vueltas a lo que había leído en aquellos diarios, los días en el hospital habían sido demasiado breves, con mucha suerte 2 líneas a lo sumo, por qué los días posteriores se extendía de esa manera? Se fue quedando dormido con el diario entre los brazos, con un gesto de preocupación.

- Haruka... Haruka, despierta

Se movió un poco desorientado, la luz se filtraba por la ventana, se cubrió el rostro, ignorando al intruso en su cuarto.

- Haruka, el desayuno está servido, levántate, voy saliendo, tengo turno que cubrir –Dijo saliendo

Haruka se incorporó, era el Capitán Beilschmidt!? Salió corriendo de su cuarto, para alcanzar a despedirse de él, pero no pudo, ya que se acababa de marchar, observó resignado hacia la puerta, se dirigió a su cuarto, se cambió de ropa, tomando el violín, fue a la sala, comenzando a tocar, dejando que sus manos dictaran el ritmo, perdiéndose en las melodías que brotaban de aquél instrumento, de pronto, una nota demasiado aguda lo hizo volver a la realidad, con un punzante dolor en su mejilla y algo cálido bajando por ella, comenzó a inspeccionar el instrumento, en efecto, una cuerda se había roto, intentó ver alguna posible solución, pero al no encontrarla, decidió guardar el violín en su estuche, sacó algunas cosas para curarse la mejilla, tomó el estuche con el instrumento, y salió a comprar un nuevo set de cuerdas, recorrió el centro comercial, buscando algo en que distraerse, cuando lo divisó a lo lejos al amigo de Ludwig, el médico que lo había ayudado, se quedó paralizado, no recordaba haberlo conocido, entonces, como podía saber quién era? Dudó un momento, debería acercarse a saludar? No, no lo haría, si bien, lo había ayudado hacía poco tiempo, según había leído, no se le había ordenado saludarlo, mucho menos, entablar una conversación con él, justo cuando iba a voltear, chocó de frente con una persona, cayendo al frío suelo, aquella persona le ayudó a levantarse.

- Hey niño, te encuentras bien? –Dijo tendiéndole la mano

- Disculpe, se encuentra bien? –Preguntó educadamente

- Vaya, te has olvidado de mí? –Bromeó

- Olvidarme? -Preguntó confundido

- Sparda... Dante... -Lo miró preocupado

- Oh, Sparda-San... No, solo... Tengo demasiados recuerdos confusos –Se disculpó

- Vale, como has estado? –Lo invitó a pasear con él

Haruka asintió, caminando junto al mayor, sentía que podía hablar de lo que fuera con él, que clase de cosas le habría contado? Supuso que lo mismo que había escrito en su diario, así que preguntó sin rodeos.

- Qué relación hay entre ustedes con el otro piloto? Sparda-Kun?

- Hey! Para el carro! No vas demasiado rápido como para preguntar algo así? –Bromeó

Haruka se sonrojó, disculpándose torpemente, relajándose cuando Dante lo despeinó.

- Tranquilo, estaba bromeando –Le sonrió cómplice- Somos hermanos gemelos

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