Capítulo 5

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Reich se levantó y retrocedió, URSS solo se agachó y depositó un libro junto al florero, estaría de más preguntar porqué así que posteriormente se fueron. Para tratar de olvidar la pérdida de su hijo desde ahora evitaría lo más posible el tema.

URSS, ¿qué hora es?

—Ya son las una y media, ¿por?

—No va alcanzar... dijo pensando en voz baja.

—¿De qué hablas?

—Es que no vamos alcanzar hacer el almuerzo, estaríamos comiendo muy tarde.

—Vamos a un restaurante y problema resuelto.

—¿En cuanto más llegaremos al más cercano?

—Como en 10 minutos.

Llegaron en el tiempo estimado, escogieron una mesa en una esquina al fondo para tratar de no llamar la atención, un escándalo era lo que menos querían, los atendió un señor casi de inmediato.

Buenas tardes ¿Qué desean ordenar?

Reich era un tanto indeciso, así que le hizo un ademán con la mano a URSS para que él tomará el pedido de los dos.

Filete en término medio con verduras salteadas, para ambos.

—Oh, casi se me olvida, que ahí un descuento en parejas del 30%.

—Nosotros no... —el soviético no termino la frase por que el germano le había pisado el pie con fuerza, trató de disimular el dolor también.

Me parece bien.

—¿Algo de tomar?

—Un vino, el que ustedes recomienden —se volteó a ver a URSS quien estaba en un especie de trance—, ¿URSS?

—Ah, un jugo de piña...

El mesero solo se retiró, el soviético se le quedó viendo a Reich por un rato, hasta que el alemán no soportó más.

—¡¿Qué?!

—¡¿Por qué le dijiste eso?!

—Un descuento es un descuento, no lo iba a perder, además sabes muy bien que no somos pareja, no hay razón para que te pongas así.

—Con que era eso... de todas formas acabas de perder la poca dignidad que tenías, además, ¿eres tacaño? Nunca me lo esperé de ti.

—Yo solo aprovecho las oportunidades que se me otorgan.

Igual, si quieres yo pago.

—Dividido.

—¿Te molesta que pague?

—No es eso, es una costumbre que tengo, en realidad casi todos los alemanes hacen eso, ¿o acaso nunca te has dado cuenta?

—Sonará estúpido pero tienes razón, pero me agrada eso, menos gasto para mi.

—¿Y me decías a mi tacaño? Jaja, solo mírate.

—Pero lo tuyo fue algo extremo.

—Lo sé, lo sé.

Solo por el echo de estar ahí tuvieron un almuerzo más tranquilo, de no se por eso estarían tirándose de todo, hasta las cucharas, o sea, que estar ahí es como un método antipeleas.

Al final cada uno pagó su parte, era beneficioso para ambos, volvieron a casa. Reich se fue al baño para darse una ducha y URSS se dedicaría a pasarla recostado en la cama o en el sillón comiendo lo poco que quedaba del pastel que comió el alemán el día anterior.

𝓝𝓸 𝓯𝓾𝓮 𝓽𝓾 𝓬𝓾𝓵𝓹𝓪 •ᴜʀss x ʀᴇɪᴄʜ• |ᴄʜ|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora