-Capitulo 2:¿La Pasión o La Razón?-

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Mientras N regresaba a su hogar, una sensación punzante lo hizo caer de rodillas de repente. Recordando los disparos que recibió en la pierna y en el hombro, se arrastró hasta una pared en el callejón. Con mano temblorosa, sacó su teléfono y marcó un número urgente.

-¿V, J, podrían venir por mí?-susurró N con voz debilitada. El dolor que lo había evadido regresó de golpe, haciendo eco a la teoría de que el dolor es en gran parte mental.

-"¿Dejame adivinar, te hirieron, ¿verdad?"- preguntó J con irritación desde el otro lado de la línea.

-Sí, en la pierna y en el hombro-admitió N, recostándose en la pared.

-"Está bien, espera aquí hasta que V llegue"- colgó bruscamente J.

Mientras N esperaba, un auto rojo se detuvo frente a él. Se acomodó en el asiento del copiloto y saludó a V, quien al darle un codazo en el hombro herido le hizo retorcerse de dolor.

-¡Idiota! ¿Por qué eres tan patético? ¡Casi te descubren!- regañó V mientras conducía hacia una enfermería oculta.

-Necesitaba esperar a que se dispersaran... eran cinco contra uno-se quejó N, sosteniendo su brazo con mano firme.

-Por favor, J y yo nos hemos enfrentado a más de diez-se jactó V.-¿Ya terminaste con Uzi?-preguntó con seriedad.

N guardó silencio. Sabía que cualquier relación le traería problemas.-Pues...- titubeó.

-¿Entiendes las consecuencias si la jefa se entera de que no cortaste con Uzi? No es que me importe, pero es lo mejor para ambos-advirtió V.

-Lo sé, pero amo a Uzi. No puedo cambiar eso-afirmó N con determinación.

-Espero que sepas lo que estás haciendo...- concluyó V, dejando a N inquieto en su asiento.

N, con la mirada perdida en la oscuridad de la noche, se debatía entre su lealtad hacia Uzi y su deber con la organización para la que trabajaba. Sabía que mantener un lazo con Uzi era un riesgo, pero su corazón se aferraba a ella con fuerza.

Mientras el auto rojo avanzaba por las calles desiertas, N se sumió en sus pensamientos. Recordó cada momento compartido con Uzi, cada sonrisa, cada abrazo,eso bastaba para que se dibujara una sonrisa en su rostro,sintió la angustia de saber que todo eso podía desvanecerse en un instante si la verdad salía a la luz.

V, notando la tormenta emocional que invadía a N, decidió romper el silencio tenso en el auto.-N, debes comprender que tus sentimientos pueden poner en peligro a todos nosotros. La jefa no tolerará ningún fallo, y Uzi es un eslabón débil en nuestra cadena-

N asintió en silencio, sintiendo el peso de sus decisiones sobre sus hombros heridos. Sabía que debía tomar una determinación, un camino a seguir que definiría su destino y el de aquellos que le rodeaban.

Al llegar a la clínica, V esperó pacientemente afuera mientras N recibía atención médica por sus heridas. Tras una media hora, N salió con vendajes en el hombro y la pierna, visiblemente aliviado.

-Tendré que pedirle a la jefa que te dé la semana libre-informó V, tomando el brazo sano de N y conduciéndolo de vuelta a su casa, situada en las afueras de la ciudad.

-Muchas gracias, V-expresó N al bajarse del auto.

-Sí, sí, me debes un refresco. Es lo mínimo- respondió V con desinterés.

-Entonces... ¿Hasta la próxima semana?- preguntó N mientras V se alejaba en el auto.

Tras la partida de V, N ingresó a su casa, la cual estaba sumida en penumbras y una atmósfera algo inquietante. Los sonidos provenientes de la cocina lo alertaron, y al acercarse con cautela, se sorprendió al descubrir que la figura en la penumbra era su hermana, Cyn.

-Hola Nathaniel-saludó emocionada Cyn al ver a N.

N sonrió y se aproximó a su hermana, pero la preocupación se dibujó en su rostro al ver a Cyn intentando levantarse de la silla.

Cyn,apenas dando el primer paso,sus piernas empezaron a temblar,apunto de caer.

N logró atraparla a tiempo,levantándola y volviendo a ponerla en la silla.

-Cyn, no hagas eso-murmuró N con aprensión.-Sabes que no debes esforzarte tanto al caminar-le recordó N con voz suave pero firme.

-Lo sé, pero no me gusta estar sola durante la noche-respondió Cyn, con la cabeza ligeramente inclinada.

-Bueno, ¿adivina qué? ¡Me dieron la semana libre!- anunció N entusiasmado.

-¿En serio?-exclamó Cyn emocionada.

-Sí, así que, como todavía no es media noche... ¿qué te parece si...?-N dejó la pregunta en el aire, esperando la respuesta de su hermana.

-¡Noche de películas!-respondió Cyn con un brillo de alegría en sus ojos.

Y así, en la tranquilidad de su hogar, N y Cyn se sumergieron en una noche de películas y risas, compartiendo un precioso momento de complicidad y conexión fraternal.

La Obrera Y El AsesinoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora