11.

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Su mirada era obscura, podía ver toda la excitación en su mirada. La forma de la que tomaba mi cabello con algo de fuerza hacía notar cuánto le gustaba el oral que le estaba haciendo.

Y no era para menos, me estaba encargando de hacerla gozar, quería que no me comparara con cualquier otra chica, yo iba a ser la chica que mejor se la iba a chupar.

Pasaba mi lengua con movimientos circulares por el glande de su miembro, sacándole suspiros y pequeños gemidos que se limitaba a pronunciar.

— Nena... Que bien lo haces... — mordió su labio inferior mientras dirigía sus palabras a mi y yo solo me limité a darle una pequeña sonrisa mientras continuaba con mi trabajo.

— ¿No te piensas correr... Red? — pronuncié luego de sacar la extensión de mi boca y pasar mi lengua por mis labios. — quiero probarte... — susurré y con una de mis manos comencé a mansturbarla lentamente.

— Joder... Chloe. — dijo con desespero y apretó su mandíbula mientras que su cabeza tiraba hacia atrás. — ¿En serio quieres que me venga en tu boca y no dentro de ti?...

Sus palabras retumbaron en mi cabeza dejándome en un estado alocado, quería ser tomada ya, pero también quería hacerla sentir bien, quería que le gustara tanto como a mi lo que estábamos haciendo.

— Realmente... Quiero ambas opciones, ¿Puedes dármelas o es mucho pedir acaso?... — juguetée con mis palabras mientras el ritmo de mi mano se movía un poco más rápido haciendo a Red soltar pequeños gruñidos ocasionados por el placer.

— Oh pequeña... Estoy apunto... — respiró hondo mientras tomaba mi mandíbula y acercaba mi rostro hacia su erección.

Abrí mi boca mientras sacaba mi lengua, a la vez que Red se tocaba a sí misma con un ritmo un poco acelerado.

Vaya que estaba desesperada por tener su merecido orgasmo.

Y en cuestión de unos segundos pude sentir como su esperma caía sobre mi lengua y labios, a la vez que se perdía un poco por los costados de la comisura de mi boca.

— Eres una sucia Chloe... Te haces ver como una chica inocente pero eres una maldita erótica en la cama... — dijo Red mientras recuperaba el aliento. — anda... levántate del suelo.

Su voz había sonado tan ronca y autoritaria que mis piernas temblaron levemente con tan solo oír sus palabras.

No estaba tan preparada para lo que se avecinaba, y eso lo pude determinar en cuanto volví a ver que Red tenía una nueva erección, en tan solo unos minutos.

¿Cuán caliente y excitada debe estar como para que "eso" esté despierto tan pronto?

Era una locura.

Mi cuerpo fue estrellado nuevamente contra los azulejos de la pared de la ducha que estaban fríos, mientras una de mis piernas fue levantada a la altura de las caderas de Red.

— ¿Dijiste que querías probar cosas nuevas no?... Pues hoy te follaré aquí en la ducha, justo ahora princesa... — su mirada delataba todo el deseo que tenía por tomar mi cuerpo, y en mi estómago pude sentir una rara sensación, acompañada de emoción.

— Hazlo... Tómame Red... — susurré sobre sus labios y llevé mis brazos hacia su cuello para tener un mejor agarre.

Y en cuestión de segundos pude sentir la primera estocada. Haciéndome gemir con sorpresa debido a la rapidez con la que embistió.

Nuestras miradas seguían unidas, la una a la otra, mientras comenzaba a moverse dentro mío y yo me limitaba a gemir sobre sus labios mientras mis mejillas se encontraban rosadas.

— Red... — susurré mientras ocultaba mi rostro en su pecho y llevaba mis manos a su espalda para rasguñarla un poco.

— ¿Qué pasa princesa?... ¿Te vas a venir ya? — habló juguetona y las penetraciones aumentaron de velocidad y fuerza, haciendo mis piernas temblar con fuerza.

— No mierda... — susurré comenzando a desesperarme y dar gemidos mucho más altos que los anteriores que me encontraba soltando.

Una de las manos de Red se dirigió a mi cuello, y lo comenzó a apretar levemente sin dejar de embestir, mientras acercaba su rostro al mío y juntaba nuestros labios en un beso bastante húmedo.

Ambas éramos conscientes del sucio sonido de nuestras pieles al chocar mezclado con los gemidos de ambas, y el sonido de la regadera de la ducha cuando caía agua sobre nuestros cuerpos.

— Dios... Siento que podría venirme en cualquier momento... — gruñó Red y dirigió su rostro a mi cuello para besarlo y dejar marcas en el.

Mordí mi labio inferior al sentir mi orgasmo cada vez más cerca, mis piernas temblaban, y mi intimidad se contrajo, haciendo apretar el miembro de Red dentro mío.

— Red... — susurré su nombre y pude sentir como mi estómago se contrajo al ver sus ojos con... ¿Un brillo?

¿Qué significaba esa mirada en su rostro... Y justo en estos momentos?

Y en cuestión de segundos me corrí, justo al mismo tiempo que Red y mis piernas temblaron con fuerza obligándome aferrarme al cuerpo contrario de la pelirroja.

Mi respiración era errática, al igual que la de Red. Pero estaba confundida, ¿Qué fueron todas esas sensaciones que sentí al verla a los ojos? ¿De dónde había salido este comportamiento tan... Atrevido?

No me reconocía.

Luego de unos minutos Red sacó su miembro de mi intimidad y solté un jadeo cuando lo hizo.

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— Es hora de bañarnos Chloe. — dijo sin verme y se dió la vuelta comenzando a bañar su cuerpo mientras me daba la espalda.

Fruncí mi ceño sin comprender el por qué de sus acciones y le di la vuelta queriendo encararla.

— ¿Por qué me hablas así? ¿Dije algo malo?... — la miré a los ojos queriendo una respuesta por parte de la contraria.

— ¿Así como? Solo te dije que te bañaras. — respondió mientras pasaba su lengua por sus labios y gruñí por lo bajo al no gustarme la forma en la que me comenzaba a hablar.

Con mis brazos acorralé su cuerpo contra la pared mientras la miraba fijamente a los ojos.

— ¿Por qué me viste de esa forma? Y quiero que me respondas... — me acerqué a ella y sus mejillas comenzaban a enrojecer.

— ¿De qué forma? Siempre te he visto de la misma manera Chloe... — tomó una de mis mejillas y luego bajó su vista a mis labios.

— Sabes que a eso no me refiero Red... — insistí y la sensación que tuve hace unos minutos estaba devuelta en mi estómago, justo cuando nuestras miradas fueron nuevamente conectadas. — por favor dime... — susurré.

Vi cómo Red suspiró hondo y por un segundo tuve miedo de lo que pudiera soltar de sus labios.

— ¿En serio quieres saber la respuesta y no huirás?... — me miró con intensidad y una oleada de nervios invadieron mi cuerpo.

— Si, si quiero saber... — respondí con seguridad, esperando por fin la contestación que quería oír.

— Bien... — La pelirroja suspiró y luego me vió atentamente a los ojos. — yo... Tal vez te vea como algo más que una amistad... — soltó por fin.

Al escuchar sus palabras mis ojos se abrieron con sorpresa, y mis mejillas se tornaron de rosa mientras mi cuerpo se sintió débil ante tal confesión tan inesperada.

No podía creerlo, y por alguna razón extraña, me emocionaba el escuchar sus palabras.






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Enemies to Lovers | GlassheartDonde viven las historias. Descúbrelo ahora