7.

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Los latidos de mi corazón comenzaron a alborotarse y mis piernas comenzaron a temblar con algo de fuerza.

Podría jurar que su voz se escuchaba algo tímida. A un lado mío se encontraba Evie, y podía ver como hacía muecas con su rostro intentando descifrar con quién hablaba.

— ¿Red...? — hablé casi con un susurro y al otro lado de la línea pude escuchar como sonreía debido al suspiro que había soltado la contraria.

Mi amiga abrió sus ojos con sorpresa y está vez golpeó sutilmente mi brazo izquierdo, queriendo que le formara conversación a la pelirroja detrás de la otra línea de la llamada.

— Oye... Cuando desperté no te vi en mi casa, y... Me pareció raro no verte, ¿Estás bien?... — respondió mientras rascaba su nuca y yo no pude evitar caer en pánico.

¿Qué se suponía que le dijera?

— Yo... Bueno, mira, lo que sucedió ayer está mal... No debió suceder, ¿Me entiendes? Ayer estaba bajo los efectos del alcohol, y... — me vi interrumpida en medio de mi explicación por la risa burlona de Red.

— Princesa... Fuiste tú quién lo quiso, ¿O no te acuerdas? Tú accediste a tener sexo, y yo sólo obedecí tus órdenes princesa. — dijo con un tono burlón al otro lado de la línea telefónica y sentí como mis mejillas se coloreaban de un rojo carmesí.

— No estaba en mi sano juicio, y lo sabes... — murmuré entre pequeños susurros mientras sentía como mis piernas se debilitan con tan sólo el escuchar su voz.

— Tengo una propuesta para ti... Y creo que te conviene, si lo que quieres es vengarte por lo que te hizo Zellie...

— ¿Qué tipo de propuesta? No aceptaré nada si no me explicas... — dije con algo de duda y pude escuchar un suspiro por parte de la contraria.

— Seamos compañeras de cama... Es decir, quiero que seamos amigas con derecho. — soltó la pelirroja sin ninguna pizca de vergüenza mientras esperaba a por una respuesta de mi parte.

Me quedé en blanco al escuchar sus palabras, sin poder responder ante su propuesta, era arriesgado, y más si se trataba de Red.

— Eres una mujeriega... Y yo no planeo ser otra más de tu lista, por más que quiera ver a Zellie sufrir por lo que me hizo, no podría. — respondí firme y escuché como la contraria chasqueaba sus dientes con su lengua.

— Al menos piénsalo... Aquí las dos podemos ganar... ¿No crees?

— No te prometo nada... — dije y terminé colgando la llamada mientras mi amiga me miraba con un signo de pregunta en su rostro.

Suspiré pesado y me senté en la mesa del comedor dispuesta a comer mi cena.

— ¿No me dirás lo que hablaron? — preguntó Evie atenta a mis acciones y mis mejillas se sonrojaron.

— ¿En serio quieres saber? — obtuve un asentimiento por parte de la contraria y con un suspiro me dispuse a decirle todo. — quiere... Que seamos amigas con derecho... Es decir "Bed friends" — dije haciendo comillas con mis dedos mientras le decía la conversación que tuve con la pelirroja.

— ¡Joder! ¿Que piensas responder? Sería una buena propuesta... Considerando que Zellie siempre tuvo celos por la forma en la que Red solía tratarte algunas veces...

— Lo sé... Realmente lo sé... Pero no puedo caer tan bajo, ¿O si? — la miré buscando alguna respuesta válida.

— Yo... Sinceramente aceptaría... ¿Qué tan malo podría ser? — respondió acariciando suavemente mi cabello con una cálida sonrisa.

— Mmm... Igual lo pensaré... Aún no estoy tan segura de mi respuesta final. — reí suavemente y comencé a comer de la comida que había preparado para esa tarde.

Al cabo de varias horas me encontraba preparándome para dormir, Evie ya se había ido a su hogar y pudimos ponernos al día respecto a todo lo que había ocurrido en la noche anterior. Me ponía mi pijama y en mi cabeza sólo se repetían una y otra vez las palabras de la pelirroja.

¿Aceptaría? No estaba segura aún de hacerlo.

Dejé de darle vueltas al asunto, y me dispuse a dormir. Luego de varios minutos me había quedado profundamente dormida mientras me abrazaba a las sábanas de mi cama.

Y quedé profundamente dormida. Al otro día al llegar a la Universidad podía ver a las personas verme algo raro, lo cual era extraño, no podía entender que sucedía.

Era consciente de las miradas pegadas en mí, como si tuviera algo en la cara. No lo entendía, ¿Por qué todos estaban mirándome de esa forma?

Caminé entre los pasillos de la Universidad, y me adentré a los baños, sentía la necesidad de lavar mis manos.

Y grave error haber entrado allí, Red estaba recostada sobre el lavamanos mientras fumaba un cigarro, al verme expulsó el humo de sus pulmones para dirigirme la palabra.

— ¿Ya lo pensaste, princesa? — se acercó a mi mientras volvía a dirigir el cigarro a sus labios e inhalar el humo de este.

— Te dije que me dieras tiempo para pensarlo... — susurré sobre sus labios debido a la cercanía que la contraria había tomado sobre ambos cuerpos.

— Cariño... No hay mucho para pensar, es si o no... — tomó mi barbilla suavemente y dejó caer el humo sobre nuestros labios a la vez que nuestras miradas se mantenían fijadas la una a la otra.

Mi cuerpo estaba tieso ante su toque, como si ella tuviera control sobre mi cuerpo cuando se encontraba cerca de mi.

— ¿Puede una mujeriega como tú dejar de ser coqueta? — solté mientras la miraba fijamente. Necesitaba una respuesta.

— Cuando salgo con una chica... Puedo llegar a ser la persona más leal del mundo... Aunque no tengo la necesidad de mezclar el sexo con el amor... — respondió soltando mi barbilla y esta vez tomando mi cintura.

— Eso no responde a mi pregunta, Red... — contra ataqué ante sus palabras y pasé mis brazos a su pecho.

— Si realmente quieres saberlo... Primero debes probar Chloe... — lamió sus labios a la vez que sus brazos se dirigían a mi trasero para apretarlo, sacándome un jadeo de por medio.

— Podríamos... Podríamos intentarlo... Pero si no resulta, deberás alejarte de mi... — propuse y mordí suavemente mi labio inferior mientras la miraba a los ojos.

— Bien, estoy dentro... — sonrió orgullosa la pelirroja y se acercó a mis labios para besarlos.

Correspondí el beso inmediatamente, el toque de sus labios chocaron con los míos mientras sus manos recorrían todo mi cuerpo lentamente haciéndome suspirar en medio del beso.

Luego de unos minutos nos separamos en busca de oxígeno, mi respiración era agitada al igual que la de la contraria.

— Que empiece el juego... Princesa. — dijo con un tono burlón mientras acariciaba una de mis mejillas para luego irse de los baños, dejándome con la palabra en la boca.

Sólo esperaba no arrepentirme de esta decisión que había tomado, por lo mientras, disfrutaría todo lo que pudiese.



•••

Y empieza lo bueno! <⁠(⁠ ̄⁠︶⁠ ̄⁠)⁠>

Enemies to Lovers | GlassheartDonde viven las historias. Descúbrelo ahora