Un Forastero V

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El eco del disparo resonó a través del bosque, rompiendo la quietud del atardecer. Me quedé inmóvil al borde del acantilado, con el rifle aún en mis manos, esperando alguna señal de que los Grimm habían oído la provocación. El aire, cargado de tensión, parecía congelado en el tiempo. Cada segundo se estiraba interminablemente, mientras mis ojos recorrían el denso follaje frente a mí, buscando cualquier movimiento entre las sombras.

Entonces, de repente, un aullido solitario rasgó el silencio. Provenía de algún lugar profundo en el bosque, un sonido gutural y ominoso que hizo que los vellos de mi nuca se erizaran. Mi cuerpo se tensó al reconocer el llamado; no era la voz de una criatura solitaria, sino una invitación para otros de su especie.

El primer aullido fue seguido rápidamente por otro, y luego otro más. Pronto, un coro de aullidos llenó el aire, reverberando entre los árboles y descendiendo hacia el valle. La oscuridad que se extendía con el atardecer ahora parecía más densa, como si los propios árboles estuvieran conspirando para encerrarme en una trampa. Podía sentir el peligro inminente, pero aún no había un solo Grimm a la vista. Solo esos aullidos, creciendo en número y volumen, llenaban el ambiente con una promesa de violencia.

Mi respiración se aceleró a medida que la realidad se asentaba: los Grimm sabían que estaba aquí. Y aunque no podía verlos, sabía que se estaban acercando. No sería solo uno, sino muchos. Los Beowolves cazaban en manada, y estos aullidos eran la señal de que estaban preparándose para atacar juntos.

Apreté el rifle con más fuerza, mi mente corriendo con pensamientos de lo que venía. Había esperado un encuentro, pero ahora me enfrentaba a la posibilidad de ser superado en número antes siquiera de que pudiera hacer algo. Este no era el enfrentamiento que había planeado, sino algo mucho más caótico e impredecible.

Intenté mantener la calma, recordándome por qué estaba aquí. Necesitaba mi Aura, y para eso, necesitaba estar en peligro. Bueno, estaba a punto de estarlo, más de lo que jamás había imaginado.

"Perfecto," murmuré con ironía, "¿por qué no pueden enviarme solo uno, en lugar de todo el maldito bosque?"

Los aullidos continuaban, cada vez más cerca. Sabía que pronto estarían sobre mí. Miré rápidamente a mi alrededor, evaluando mis opciones. Podía intentar huir, pero sabía que no sería lo suficientemente rápido. Podía quedarme y enfrentar lo que venía, aunque la posibilidad de supervivencia era mínima sin mi Aura.

El dilema ahora era cómo asegurar mi supervivencia lo suficiente para que mi Aura despertara. Con cada aullido que se unía al coro, el tiempo parecía acortarse, y la sombra de la incertidumbre se cernía más pesada sobre mí.

Si iba a sobrevivir, tendría que calmarme

Di un largo suspiro, dejando que el aire se escapara lentamente de mis pulmones, intentando liberar un poco de la tensión que se había acumulado en mi pecho. Mis nervios estaban al límite, pero sabía que no podía permitirme el lujo de titubear. Este era el camino que había elegido, y no había vuelta atrás. Tragué mis temores, sintiendo el nudo de ansiedad en mi garganta, y apreté ligeramente el rifle en mis manos. Su peso me recordó que aún tenía una oportunidad, por pequeña que fuera, de salir de esta situación con vida.

Con un último vistazo al acantilado a mis espaldas, di un paso hacia adelante, adentrándome en el bosque. Las sombras se cerraban a mi alrededor mientras me alejaba del borde, los aullidos aún resonaban en la distancia, como un eco macabro que me incitaba a seguir adelante. Cada crujido bajo mis pies, cada hoja que se movía con el viento, me ponía en alerta máxima, pero no me detuve. No podía detenerme. La caza había comenzado.

"Así que aquí estamos," pensé mientras caminaba, mis sentidos agudizados y alerta. "Metiéndome de cabeza en un nido de lobos... o peor."

Las ramas y hojas rozaban mi piel y mis ropas mientras avanzaba con cautela, cada paso calculado para no hacer más ruido del necesario. El rifle en mis manos se sentía como una extensión de mi cuerpo, listo para ser disparado en cualquier momento. Mi respiración era lenta y controlada, un intento consciente de mantener mi corazón a un ritmo manejable.

Un forastero en remanenteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora