Un Forastero VII

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El Ursa Alpha, con su imponente tamaño y la furia contenida en sus ojos rojos, se movía como una fuerza imparable entre los árboles. Cada paso que daba hacía crujir el suelo, y el sonido de sus garras rasgando la tierra reverberaba en mis oídos. El sudor me perlaba la frente, pero trataba de mantener la calma. Mi rifle estaba en mis manos, y retrocedía lentamente, sin quitarle la vista de encima. Si este monstruo me alcanzaba, no sería una pelea, sería una ejecución.

Apunté hacia su cabeza y disparé una ráfaga, las balas rebotaban en las placas de hueso que cubrían su torso, pero algunas lograban abrir heridas en su carne. El Grimm rugió, un sonido gutural y ensordecedor que vibró en mi pecho. Seguí disparando, retrocediendo lentamente, pero el Ursa no daba signos de detenerse.

"Vamos, Jason, concéntrate... concéntrate..." murmuraba para mí mismo, mientras mi respiración se aceleraba y mis pasos me llevaban hacia el denso bosque.

De repente, el Ursa Alpha rugió con más fuerza, como si hubiera decidido que ya había tenido suficiente. Su cuerpo masivo se lanzó hacia adelante en una embestida devastadora, rompiendo árboles y arrancando raíces mientras se dirigía directo hacia mí.

"¡Mierda!" exclamé, tratando de esquivarlo. Mi cuerpo reaccionó por puro instinto, girando para intentar lanzarme a un lado, pero la bestia era demasiado rápida. No logré esquivar completamente el impacto, y su hombro me golpeó con la fuerza de una avalancha, lanzándome por los aires como si fuera un muñeco de trapo.

Salí volando, perdiendo el control de mi rifle en el proceso, y me estrellé violentamente contra el tronco de un árbol. El impacto me sacó todo el aire de los pulmones, y un dolor agudo recorrió mi espalda y costado. Caí al suelo, el cuerpo entumecido por el golpe, pero sabía que no podía quedarme allí.

El sonido de los pasos del Ursa acercándose me hizo reaccionar. Me levanté lo más rápido que pude, aunque mis piernas temblaban y el dolor en mi espalda dificultaba el movimiento. Al alzar la vista, el Ursa ya estaba frente a mí, su mandíbula abierta y lista para arrancarme la cabeza de un solo mordisco.

"¡No, no, no!" grité, agachándome en el último segundo justo cuando su mandíbula se cerraba sobre el tronco del árbol detrás de mí. Las mandíbulas de la bestia hicieron astillas el tronco, rompiendo madera y destrozando lo que debería haber sido mi cráneo.

Con un movimiento rápido, saqué la escopeta que llevaba colgada en la espalda y la apunté hacia arriba. "¡Vamos!" grité mientras apretaba el gatillo. Las balas impactaron en las placas de hueso de la cabeza del Ursa, destrozando parte de su armadura natural y haciéndolo rugir de dolor.

Me levanté con esfuerzo, jadeando, pero antes de que pudiera dar otro disparo, el Ursa lanzó un zarpazo con su enorme garra. No tuve tiempo de reaccionar. Su garra me golpeó en el brazo con fuerza, lanzando la escopeta de mis manos y haciéndome gritar de dolor al sentir cómo las garras rasgaban mi piel.

Mi brazo sangraba profusamente, y por un segundo, pensé que me lo había roto. Retrocedí unos pasos, sin saber qué hacer. El Ursa se preparaba para cargar de nuevo, y no tenía tiempo para recuperar mis armas. Sin pensarlo dos veces, saqué una granada aturdidora de mi cinturón.

"¡Te tengo algo!" solté entre dientes, lanzando la granada hacia el suelo entre el Ursa y yo.

La explosión resonó en el bosque, y una luz cegadora envolvió a la criatura. El Ursa soltó un rugido ensordecedor al perder momentáneamente la vista, tambaleándose hacia atrás mientras intentaba recuperar el control.

Aproveché la oportunidad para rodar detrás de un tronco caído, donde me tomé un segundo para sacar una venda de emergencia de mi equipo y envolver mi brazo lo mejor que pude. El dolor era intenso, pero tenía que seguir. "Vamos, Jason, no te detengas ahora," me dije mientras apretaba los dientes y apretaba el vendaje.

Un forastero en remanenteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora