No todo es lo que parece.

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El silencio entre las dos parecía que no iba a romperse. Me había  dejado atontada a pesar de los dos poderosos tés que me había tomado. Rosa me miró esperando algún tipo de relación por mi parte pero yo a toda respuesta me parapeté detrás del croissant que hasta ahora no había tocado y que no pensaba tocar  y le di un enorme mordisco que me costó engullir.
-Mujer di algo ya sé que he metido la pata.
- Dejame  pensar, es que no sé por dónde empezar.
-Podrías decirme que estoy loca, porque me he metido en tu vida, que ahora te persigue un loco paranoico. ¿Sigo?
-Estás loca eso está claro, pero vamos a analizar la situación. Ese hombre qué tipo de preguntas te hizo.
- Pues más o menos me preguntó para confirmar cuál eran tus datos. La edad, tu lugar de nacimiento, el nombre de tus padres, tu profesión. Luego comenzó a preguntar cosas más personales.
- Dime que te preguntó:¿Cuál era mi color favorito, mi comida preferida?
-Más bien quería saber si te gustaba trasnochar,si te gustan las mascotas.
Yo estaba hirviendo por dentro, pero por fuera aparentaba más tranquila de lo que aparentaba.
-Entiendo que necesitas un tiempo para sentirte tú misma, pero me preocupa que buscando tu sitio te pierdas y no sepas volver.
- Tú que estuviste con él, esas preguntas eran más de curiosidad o de tipo siniestro.
- A mi me pareció sincero. Yo tendría una cita con él. Quedas en un sitio  público, y cuando terminé la cita, te excusas y así vas viéndolo venir. ¿Qué puede pasar? Me rondaron varias ideas a la cabeza: Violador, asesino, ladrón de joyas, secuestrador de casi divorciadas… pero no dije nada. Rosa tenía razón, esto no es Nueva York, ni una de esas películas casposas de miedo. Solo pude decir:
-Eres un encanto, no solo eres guapa y una magnífica secretaria sino que tienes corazón y cerebro dije dándole un inesperado abrazo que ella correspondió derramando sin querer parte de su batido salpicando mi bolso y su blusa. Bruno acudió rápido con un paño limpio y un paquete de toallitas infantiles.
-Mi mujer dice que esto lo puede con cualquier mancha a prueba de niñas dijo mientras yo limpiaba mi bolso. Con un guiño en su mirada se ocupó de la camisa de Rosa.
- No sabía que tenías  hijos. Pareces un chaval le dije admirando su figura.
-Eso es  parte de mi sangre italiana.  Fuego en las venas dice mi señora. Rosa lo miró de arriba abajo con ojos golositos.Bruno la miró entre orgulloso y travieso y se colocó se tocó el anillo del dedo lanzando con ello una indirecta a  Rosa.

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