El Lago Nakuru.

4 1 0
                                    

Lago Nakuru. Kenia.

La semana próxima iría de visita a casa, buscaría en la buhardilla, que era donde mi madre guardaba prendas y trastos antiguos. Eso me recordó que no había podido contactar con mi padre antes de marchar a Kenia.
Por fin realizaba la mayor ilusión de mi vida. Siempre había querido conocer África.
Cuando el avión aterrizó, solo podía pensar en el calor y los mosquitos.
Lo primero que hice, fue darme una agradable ducha y embadurnarme de loción para los mosquitos. No tardé ni dos horas en darme cuenta de que allí no servía para nada.
El viaje estaba programado, seríamos un pequeño grupo de diez personas. Los guías nos recibieron y nos dieron una serie de concejos que debíamos seguir a rajatabla. Por la mañana visitamos el pueblo Masái. Allí fuimos recibidos y acompañados a la reserva Masai-Mara en plena naturaleza. A pesar del miedo que me producía la vida salvaje encontré en ella una paz interior que llevaba tiempo buscando. Esos atardeceres con un sol incandescente que parecía fundirse con aquella tierra roja llena de misterios ancestrales.
La sencillez del pueblo Masái que nos acogió a pesar de sus humildes condiciones me sirvió para reconectar con mi yo interior y las preguntas surgieron. ¿Era mi madre tan pobre como estás personas? Ellas cuidan de sus hijos y no los abandonan. ¿ Por qué a mí sí? En cuanto volviera tenía dos tareas en mente: Hablar con mi padre y acudir a una cita con el Sr. Cifuentes.
Pero antes de llegar a nuestro destino, a mitad del camino Mondia, nuestro guía paró para tomar café y enseñarnos que estábamos a mitad del ecuador. Literalmente teníamos un pie en el hemisferio norte y el otro en el hemisferio sur.
En el lago Turkana una multitud de cocodrilos tomaban el sol en las orillas. No pude evitar que me recordaran a Mateo con todos esos dientes.
-Este lago es un santuario de aves donde habitan sobre todo flamencos.Continuaba explicando Mondia.
Llegamos a la ciudad de Niahuhuru donde pudimos contemplar las cataratas Thompson. Toda esa magnitud de la naturaleza me estaba sentando muy bien.
Me tomé un momento para para contemplar el paisaje y respirar su aire salvaje y caliente y absorber toda la energía que emanaba de lo que me rodeaba.
A primera hora de la tarde entramos al recinto amurallado del lago. Este es una reserva natural de rinocerontes.
Y empezó el desfile; cebras, búfalos, impalas, facoceros, babuinos, Hienas, rinocerontes, leones,tortugas terrestres enormes.

Mondia nos llevó a lo alto de un escarpado, al "Acantilado de los Babuinos", desde donde hay unas vistas fantásticas de este precioso lago sulfuroso.

Nos dijeron que por los bosques del Lago Nakuru habitan muchos leopardos y que era relativamente fácil avistarlos, pero nosotros no los vimos.
Cae la noche y nos alojamos en el Sarova Lion Hill Lodge
Hace una buena y fresquisima noche.Nos agasajan con unas actuaciones de música y danza africana muy amenas.
-A estas horas el viento acaricia la piel,te envuelve como un cálido abrazo, suave, como la caricia que te devuelve la tierra. No la rechaces, sal y disfrútala. -Me dice Mondia con esa sonrisa de niño que ilumina su rostro.
Y yo me dejó llevar por el ritmo. Me levanto y bailo con una bella joven que sigue el ritmo de una danza ancestral, que nos teconecta con la tierra. No quiero que esto acabe. A mí lado una joven pareja compite con sus vecinos de mesa en avistamientos. Leopardos, búfalos, rinocerontes, hienas... tantos que resultaría imposible de recordar si no fuera por la cantidad de fotos que me llevo de recuerdo.

 tantos que resultaría imposible  de recordar si no fuera por la cantidad de fotos que me llevo de recuerdo

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

****
Vuelvo a la lluvia de octubre, con la piel tostada por el sol de Kenia. Aún recuerdo el último día de visita al kilimanjaro. La rutina me vence y después de mi última reunión me evado de la oficina para visitar a un cliente ficticio. Vuelvo a casa a descansar.
Un golpeteo en la ventana, llama mi atención. Era la primera granizada del otoño, un poco pronto teniendo en cuenta que era finales de octubre. Abrió la ventana y tal y como cuando era pequeña, saqué mi mano por ella intentando atrapar con los dedos los resbaladizos hielos.
Mi mente voló tiempo atrás en el internado, aquellas tardes donde nunca paraba de llover. Gimena mi mejor amiga, jugaba a princesas; Maruxa, la limpiadora, tan cariñosa, robando pastelillos de la cocina para ella; el olor de las sábanas de tela recién planchada; los arriates de hortensias en verano, el tacto de la hierba en el jardín trasero, en las tardes de primavera, las risas de las chicas.¿Dónde estarían ahora Felisa, Manuela y Charo? A Gimena hace dos años que no la veo.
No sé que me habrá activado mi viaje a Kenia, tanta sencillez y pobreza me ha impactado. Ka generosidad de sus gentes, la inocencia y falta de maldad en sus ojos. Ellos si son seres humanos auténticos, nosotros somos una distorcion, una anomalía. Estoy profundamente conmovida. Ahora siento que necesito saber más de mi, de donde provengo. Tal vez esas notas lo iniciarán todo y Kenia ha sido el catalizador. Tengo que saber.
Miré el reloj y me hice un último té, entonces saqué mi canasta de hilo y retomé una labor ya comenzada.
A veces pienso que debería haber tenido un hijo, así estaría más acompañada, claro, que si me pongo a pensar, sólo podría dedicar los viernes por la tarde y eso sería demasiado doloroso.
No, me digo estás comenzando el querer tener un hijo por que tú no tuviste padres. Tampoco es eso cierto Emilio y Susana fueron unos buenos padres para mí.
Tal vez mañana podría ir a alguna tienda de mascotas.
Los gatos tienen fama de ser muy independientes.

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Oct 06 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

Vidas SeparadasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora