Capítulo 11

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—Buenos días, bebé—, dice Harry mientras besa a Louis con suavidad. Tiene una taza de café en una mano y la otra la deja en la mesita de noche para Louis. Huele divino.

Louis se estira desde donde está medio enterrado bajo las mantas, con una de las sudaderas de Harry metida debajo de su cabeza. Se sienta contra la cabecera y le da a Harry una sonrisa soñolienta antes de tomar su café y darle un sorbo.

—Buenos días, alfa—, dice, y Harry se inclina para besarlo. Un beso se convierte en otro, y luego en otro, hasta que ambos tienen que dejar sus cafés y Harry está acostado sobre Louis, apoyándose en sus codos y besando su cuello. Lame el punto de unión del omega solo para hacerlo temblar.

Después de unos minutos de besarse como adolescentes, mira el reloj en la mesita de noche.

—Tienes que ir a ducharte, Harry—, dice, empujando juguetonamente al alfa para que se vaya.

Harry gime.

—Está bien, está bien—, dice, saliendo de la cama con toda la gracia del abominable hombre de las nieves, es decir, sin ninguna. Parece despeinado por el sueño, pero le da una sonrisa con hoyuelos antes de darse vuelta y caminar hacia el armario.

Louis bebe un poco más de su café y revisa su iPhone, respondiendo mensajes a dos de sus hermanas, mientras Harry junta suficientes prendas para formar su atuendo para el día y recupera una toalla limpia antes de retirarse al baño para ducharse.

Tan pronto como está fuera de la vista, Louis vuelve a dejar su café y se acurruca en la cama nuevamente, incapaz de resistirse. Hay una comodidad en estar en la cama de Harry y el nido que construyeron juntos que Louis nunca sintió en el suyo, a pesar de cuánto tiempo pasó en él a lo largo de los años. Louis se siente tan seguro y feliz.

Se queda allí unos minutos, con el sonido distante de la ducha corriendo en la otra habitación.

Cuando escucha un zumbido, se anima, esperando que sea su teléfono. En cambio, ve el teléfono de Harry en su tocador y vuelve a apoyar la cabeza. Luego suena otra vez, y luego otra vez, y Louis decide que probablemente debería levantarse y asegurarse de que no sea una emergencia. Apenas ha estado en su teléfono durante todo el tiempo que han estado juntos hasta ahora, por lo que es un poco extraño para él recibir tres mensajes en tan rápida sucesión.

Se envuelve la manta a su alrededor como si fuera un rollito y camina como un pato por la habitación. Cuando llega al tocador, mira el teléfono de Harry y lee los mensajes que iluminan la pantalla.

J: ¿Está hecho?
J: Nos preocupa que no estés preparado para el trabajo.
J: Hazlo en las próximas 24 horas o Corden se pondrá en contacto.

Louis siente que la sangre abandona su rostro y agarra el tocador mientras su cuerpo se balancea.

No hay forma de que sea real.

Esto no puede ser lo que Louis piensa. No tiene ningún sentido después de las últimas dos semanas, después de todo el tiempo que Louis y Harry han pasado juntos, después de todas las cosas que Harry dijo e hizo.

No suele hurgar en el teléfono de alguien, pero esta vez hace una excepción. Harry tiene una contraseña, pero Louis solo necesita dos intentos para averiguarla; aparentemente, se perdió el consejo básico de seguridad cibernética de no usar su año de nacimiento como contraseña para nada.

Revisa los mensajes más recientes de Harry, pero todos están borrados, excepto un breve intercambio con su hermana sobre sus hijos y los tres mensajes que acaba de recibir. Lo mismo ocurre con su registro de llamadas, que está vacío. Sin embargo, cuando revisa su lista de contactos, encuentra el número de teléfono de J. Se arrastra hasta la cama para buscar su propio teléfono desechable y cuando abre su lista de contactos, coloca su teléfono al lado del de Harry y compara los dos.

No Easy Choice, But You're Mine • [ls ; traducción]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora