Harto

165 8 0
                                    

Severus volvió a la sala común de Slytherin, cargando con una varita que había robado de un niño de primer año y un libro de Artes Oscuras lleno de información sobre maleficios y maldiciones y cómo realizarlos. Ese tipo de libros fueron estrictamente prohibidos dentro de Hogwarts así que Severus solía leerlos en el bosque.

Temprano en la mañana, después de que Barty se fuera, agarró todas sus cosas y se dirigió al bosque. Él había sido extremadamente cuidadoso de no ser visto por nadie. Sus calificaciones eran perfectas, saltarse algunas clases no le haría daño, además, Severus no quería hablar o interactuar de cualquier manera, sólo quería escuchar sus propios pensamientos.

La profesora McGonagall lo vio y tiró de su brazo. "¡Severus Snape! Hemos estado buscándolo todo el día, ¿dónde ha estado?" Ella dijo, los ojos de Severus se abrieron como platos, pero antes de que pudiera decir algo ella continuó hablando. "No importa. ¡Venga conmigo, señor Snape!"

Arrastró a Severus por las grandes escaleras móviles y a través de los grandes pasillos hasta que llegaron a la enfermería. McGonagall le empujó adentro y cerró la puerta detrás de ellos. No había nadie en el interior a excepción de un niño recostado sobre una camilla que miraba al otro lado y una niña sentada en una silla al lado del chico. Severus la miró y la reconoció, "¿Lily?" Él preguntó confundido. Ella se puso de pie y rápidamente corrió a abrazar a Severus. "¡Sev! ¿Dónde has estado?" Ella pregunto. Bajó la mirada hacia ella y la abrazó de nuevo, "Fuera, ¿qué pasó?" Preguntó Severus.

Lily miró al chico en la camilla y volvio su atención a Severus. "Yo estaba de paso y escuché a alguien gritar. Le dije a la profesora McGonagall y luego los vi salir corriendo." Ella respondió demasiado rápido. Severus frunció el ceño ligeramente y ladeó la cabeza, "¿Escuchaste a alguien gritar?" Preguntó, sin entender por completo.

Se movió un poco hacia atrás y miró a Severus. "Sí." Señaló al chico. La mente de Severus comenzó a correr más rápido preguntándose quién era el muchacho. A pesar de que tenía una vaga idea, esperaba estar equivocado. Lily le agarró la mano y tiró de él hacia la camilla, caminó lentamente y se sorprendió cuando pudo ver la cara del niño. Se veía tan pequeño, frágil e inocente allí, su nariz parecía torcida, sus labios tenían sangre, uno de sus ojos estaba morado, su mano derecha tenía un yeso y su respiración era irregular. "B-Barty" Él tartamudeó. Lily se acercó y le acarició el pelo con cariño antes de mirar a Severus. "Fueron ellos, Sev. Ellos hicieron esto." Ella dijo. En ese momento McGonagall se acercó a ellos. "¡Mire lo que sus estupidas riñas han causado!" Ella dijo. Severus frunció el ceño y miró a la mujer.

"¿De qué está hablando?" Preguntó. Lily negó con la cabeza, "¿Los nombres Cornamenta y Canuto le dicen algo?" McGonagall le pregunto, todo el cuerpo de Severus se puso rígido, parecía como si supiera a quien pertenecían esos nombres. Severus apretó los puños y los dientes, Barty había sido como un hermano para él desde que había llegado, eran tan parecidos, sus padres los odiaban, les encantaban las Artes Oscuras y compartían una secreta admiración por usted-sabe-quién. Habían ido demasiado lejos esta vez e iban a pagar por esto.

Severus miró a sus pies y luego hacia la ventana. Lily se sentó de nuevo y tomó la mano inerte de Barty, aunque ella no lo conocía bien. Ella era amable y sólo lo hizo por Severus, su mejor amigo desde que eran mucho más jóvenes. "Por favor, prométeme que no vas a tratar de luchar contra ellos." Ella dijo rompiendo el silencio que había caído en la sala hace unos minutos. Severus la miró, pero consiguió decir nada. No podía prometer eso, porque no sería capaz de mantener su promesa. Él sólo la miró y suspiró.

El camino de un mortífagoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora