Abre mis ojos

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Barty abrió los ojos lentamente y trató de frotarse los ojos, sólo para descubrir que tenía un yeso en su mano derecha y un moretón gigante en uno de sus ojos. Hizo una mueca cuando trató de moverse, le dolía todo el cuerpo, comenzó a recordar lo que había sucedido. "Por fin, estás despierto." Un niño dijo a su lado. Barty volvió la cara y vio a Severus sentado en una pequeña silla al lado de su cama.

Barty asintió, pero incluso ese simple movimiento le hizo sentir dolor. Severus podía verlo en sus ojos, "Descansa, volveré más tarde con algo de comer. ¿Cómo suena eso, eh?" Dijo y le sonrió débilmente a Barty. El niño más pequeño sonrió suavemente, "Grandioso" Él respondió en voz baja.

Severus se inclinó, "Y tal vez cuando salgas de aquí, te puedo enseñar una maldición." Le susurró al oído. Los ojos del muchacho se abrieron con asombro y miró a Severus, "¿Cuál? ¿Una imperdonable?" Preguntó Barty, más fuerte de lo que habría esperado Severus. "¡Cállate!" Severus lo regañó y miró a su alrededor como para ver si alguien los había escuchado, para su alivio nadie los había escuchado. Barty cerró la boca y miró a Severus quien suspiró y puso los ojos en blanco. "Sí, una imperdonable." Él murmuró en voz baja para que nadie pudiera oírle.

Barty sonrió ampliamente, "¡Fantástico!" Exclamó, no pudo contener su emoción. Severus puso los ojos en blanco de nuevo y miró por la ventana. Lily lo había convencido de no intentar nada contra Potter ni Black en ese momento. Pensaba esperar y ver cómo resultaba todo con Barty, quien sabe, tal vez el niño sería el que actuaría, si es que demostraba tener agallas.

El camino de un mortífagoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora