—Creo que no era necesario hacerme faltar a mi trabajo por esa consulta— reprocho Ray, entrando al departamento de Norman, mirando cada rincón del mismo como siempre acostumbraba.
El joven albino suspiro, pues desde que fue presentado ante sus padres su humor no ha sido bastante bueno, y este solo mejoraba cuando le obsequiaba comida de su agrado.
—Mi madre solo quería ver qué todo estuviera bien.
—Tengo un control, tengo a mi propio médico y tengo mis consultas programadas. ¿Por qué llevarme con otra persona?
—Ray…
—Olvídalo…— murmuró, totalmente fastidiado. Suspirando al mismo tiempo que se sentaba sobre el sofá.
—Entonces, ¿estás de acuerdo con la fiesta que quiere hacer?
—¿Tengo opciones?
Norman suspiro, pues realmente no sabía qué hacer para que todos se llevarán bien, pues la consulta que había agendado su madre sin preguntarle no fue lo único que lo hizo molestar, no, pues Peter, su tío, no desaprovechaba ni un solo momento para recordar el terrible error que cometieron al cancelar el compromiso con Anna para darle su lugar a alguien como Ray.
Sí, aquel tipo era bastante cruel, y basto ver llorar a Ray para que su padre al fin le prohibiera la entrada a su casa por un largo tiempo.—Todo será lindo, de verdad, y así, todos sabrán que será este pequeño— acarició el vientre del pelinegro.
—Ese es el problema, ¿sabes? Qué intuyan que yo seré feliz con las decisiones que tomen por encima de mis propios deseos. Yo no quiero saber su sexo hasta que nasca.
—¿Entonces lo cancelamos?
Ray, frunció sus labios y cruzó sus brazos, mirando como esos hermosos ojos azules le miraban ansiosos a una respuesta, pues aunque Norman no lo decía abiertamente, podía ver el anhelo en sus ojos de que todo entre él y su familia funcione bien.
—Dile a tu madre que seguiré con mi médico, no quiero que nadie más me revise, Zack es muy bueno en su trabajo y ya me acostumbré a él.
—Se lo diré.
—Y dile que espero ver un enorme pastel de chocolate solo para mí.
El albino comenzó a reír, inclinando su cuerpo para besar la frente del pelinegro, acariciando su mejilla y levantando solo un poco su mentón para poder besar sus labios: —Yo se lo diré, descuida—. Respondió, volviendo a besar sus labios con bastante sutileza.
Suspirando entre sus labios, Ray no tardó en envolver sus brazos alrededor de su cuello, profundizando más el beso, sintiendo como Norman colocaba su mano sobre su cintura para levantarlo del sofá, tomando su lugar y sentándolo a él ahora sobre su regazo, sintiendo como sus caderas comenzaron a menearse de atrás hacia adelante.
—R-ray… — titubeó entre sus labios.
—¿Qué sucede?
—Entiendo que las hormonas te pongan en este estado, pero la doctora dijo…
—Al diablo con esa doctora, yo solo seguiré las órdenes de Zack— dijo, demandando más atención al continuar con el acto.
Norman, introdujo su mano dentro de sus pantalones, acariciando su últimamente regordete trasero. En el momento en que sintió como uno de sus dígitos se dirigía a su agujero, Ray gimió, acercándose al oído de su ahora pareja que comenzaba a estimularlo.
Se había humedecido tan rápido, sus dedos resbalaban más y su propia erección comenzaba a exigir su liberación.Ayudándolo a bajar los pantalones del doncel, Norman terminó desabrochando sus pantalones, alineando la cabeza de su falo en su suave y húmeda entrada, viendo como Ray bajaba sus caderas poco a poco hasta estar por completo en su interior, cerrando sus ojos y soltando un gemido llenó de gozo.
Con pequeños movimientos, Norman comenzó a entrar y salir, procurando no presionar tanto esa pequeña barriga, pero Ray, se había vuelto ansioso, razón por la cual comenzó a dar sentones sobre su pene, gimiendo con más fuerza cada vez que era llenado con ese trozo de carne.
Quizá sea por las hormonas como Norman había dicho, pero nunca había disfrutado tanto del sexo como en ese momento; su cuerpo se volvía loco con solo ser acariciado, su temperatura aumentaba y todo dentro de él se encontraba mucho más sensible, razón por la cual su boca no dejaba de hacer ruido.—M-más~— canturreo, enterrando sus uñas en los hombros y sobre la camisa de Norman—. Ni… ni se te ocurra venirte fuera… como la última vez…
Norman soltó una pequeña risa, terminando por gruñir al sentir como el interior de Ray lo apretaba cada vez con más fuerza.
La segunda vez que estuvieron juntos, Ray lo regaño por querer usar un condón, alegando que estaba más que embarazado y eso ahora ya no importaba, pero cuando estuvo por correrse, su cuerpo por inercia reaccionó, terminando por correrse sobre ese pequeño vientre abultado, y nuevamente había sido regañado, pues según él pelinegro, había ensuciado a su pequeño bebé.Ray, dejó caer su cuerpo sobre el pecho de Norman, gimiendo con más fuerza y suplicando que no se detuviera, pues estaba cada vez más cerca de su propio orgasmo; Norman, enterró sus dedos en sus pálidas piernas, gruñendo al sentir como se desbordaba en el interior de su ahora pareja. Terminando por reír cuando comenzó a sentir las patadas molestas de su bebé.
—Ya ya, tranquilo, no te molestaremos más— dijo Norman, acariciando la barriga.
—¿De qué hablas? Yo aún quiero más.
—¿Qué?
—Dije que quiero más, vayamos a la habitación, si sigo así se me terminará acalambrando una pierna…
—Pero… ¿No tienes hambre?
—Un poco, sí, pero quiero seguir…
Riendo, Norman beso su mejilla, acomodandolo entre sus brazos para llevarlo así a la habitación.
—Solo una vez más y ya, no queremos que ese pequeño se moleste por no ser alimentado.
—Minimi…
—¿Qué?
—Así es como lo llama Emma— respondió, escondiendo su rostro avergonzado en la curvatura de su cuello.
—Bien, no hagamos esperar a Minimi entonces.
Y con eso dicho, Norman lo llevó hasta la habitación, dónde nuevamente el ruido de su placer se volvió el eco de aquel departamento.
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Lifeline [NorRay]
Teen FictionSu vida no era lo que imaginaba, todos sus sueños y metas se complicaban con el pasar del tiempo, y lo poco que conseguía no parecía la gran cosa, pero no imaginó que un embarazo sería la cereza del pastel. Y lo peor de todo, el padre era alguien im...