Capítulo XIII. Fin de Curso

2 1 0
                                    

Arthur sentía como si se hubiese quitado un gran peso de encima. Ya tenía claro que iba a elegir a Sara. Sara era la chica perfecta para él. Era amable, simpática, guapa e inteligente. Y se preocupaba por él. Pero quería elegir el momento adecuado para ello. Y la verbena de fin de curso era el lugar indicado. El primer día de junio, cuando bajó a desayunar, vio que Sara ya estaba en el Gran Comedor. Se sentó en la mesa de Gryffindor, pero cerca de dónde estaba sentada ella en la mesa de Hufflepuff, aunque no mucho para que no sospechara. La chica española le sonrió, amablemente.

Mientras que Arthur sentía que ya había solucionado todos sus problemas, Lucius se había encontrado con otro. Ese mismo día de principio de junio, cuando él y Narcissa bajaron a desayunar, en vez de irse a la mesa de Slytherin como de costumbre, se acercaron a la de Hufflepuff para hablar con Sara.

—¿Podemos hablar un momento? —le preguntó Lucius, algo nervioso, mirando a la mesa de Gryffindor y dándose cuenta de que Arthur ya había llegado. Por primera vez en todos sus años en Avalon, se le había adelantado.

—Claro, ¿qué sucede? —respondió Sara, levantándose de la mesa.

Narcissa miró a la mesa de Gryffindor, inquieta.

—Aquí mejor no —murmuró.

Lucius, Sara y Narcissa abandonaron un momento el Gran Comedor, y se dirigieron a la entrada del pequeño balneario para los prefectos del tercer piso, que en ese momento estaba cerrado, ya que era demasiado temprano. Tampoco iban a entrar.

—Sara, las indirectas no han servido —le contó Lucius, en voz baja, vigilando que nadie se acercara a ellos.— Arthur está decidido a pedirte que seas su pareja.

Aquello hizo que a Sara se le borrara la sonrisa de golpe. Se agarró las manos, inquieta, pensando en todos los planes que ella había hecho para cuando volviera a España. En concreto, un plan muy importante: el de conocer a la familia de Antonio Ballesteros, el que era su novio desde su cuarto curso en la Escuela Adaegina. Además, le había prometido a sus padres que ellos también le conocerían, y que ella regresaría a España para ayudarles en lo que hiciera falta. Y, por otro lado, también estaban sus amigos de Adaegina, con los cuales tenía montado un club antifranquista mediante el cual pensaban ayudar a reorganizar el partido comunista español (en la Escuela Adaegina podían discutir de esas cosas con seguridad, ya que la Isla de Erytheia, al sur de Cádiz, donde se encontraba, no estaba dominada por el nacionalcatolicismo).

—Creía que entendería que lo nuestro sólo era amistad ... —dijo Sara, preocupada.— ¿Vosotros le habéis dicho algo?

—No queríamos dar ningún paso sin consultártelo a ti primero —le explicó Narcissa, poniéndole una mano sobre el hombro.— A fin de cuentas, esto te afecta más a ti que a nosotros.

—Muchas gracias, de verdad —respondió la española, limpiándose las mejillas y volviendo a sonreír.— Pero si se lo vamos a decir directamente, es mejor que lo hagamos con un poco de tacto...

—Sí, sí, pero tiene que ser antes de que nos vayamos de Avalon —dijo Lucius, recolocándose el cuello de la camisa.

Los tres regresaron al Gran Comedor y se sentaron con Arthur en la mesa de Gryffindor. Arthur se sorprendió, porque normalmente era él el que tenía que acercarse a ellos, pero no le dio importancia. El curso se estaba terminando y quizá era bueno que ahora fueran ellos los que tomaran la iniciativa. Lucius, Narcissa y Sara simplemente se incorporaron a la conversación que Arthur mantenía con los otros estudiantes de Gryffindor y Hufflepuff, ya que ese no era el momento apropiado para decirle nada.

***

El 10 de junio, los anuncios de la verbena de fin de curso empezaron a adornar las paredes de los pasillos, reclamando voluntarios para la preparación. Narcissa se volvió a presentar, como todos los años hacía, así que Sara, Arthur y Lucius también se presentaron, para la preparación de las atracciones. Planearon poner montañas rusas, pero éstas se salían demasiado del presupuesto del colegio, por lo que decidieron que simplemente un tiovivo y castillos hinchables para los estudiantes más pequeños, y casetas de feria con juegos para ganar premios y una pista de coches de choque.

—Todo terminó ... ¡Oh, no! ¿Qué haremos cuando nos vayamos de Avalon? —preguntó Narcissa, preocupada.

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Aug 28 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

La Tribu de AvalonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora