𝖳𝘸𝖾𝘯𝗍𝘺. ★

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"¿Eres el novio de mi hermano? Soy victoria, un gustazo."

Esas palabras sacaron a al pequeño castaño que estaba de rodillas agarrando la mano de su amante. Y el silencio los inundó por un momento en la habitación.

Pero, es que no podían culparlo. ¿Preguntarle eso justamente en ese momento?

Aunque las intenciones de la chica eran buenas, porque Rodrigo estaba llorando a mares y no encontraba una mejor forma de aliviar la tensión y la incomodidad del momento. Bueno, tampoco es que le venía mal a Rodrigo socializar un poco.

El de ojos hazel llevo el dorso de su mano a sus ojos, limpiando las lágrimas saladas y las de sus mejillas. Tenía que aunque sea contestar un poco, porque al fin y al cabo, según él, era el causante del dolor que Iván estaba sintiendo, y más aún, se sentía apenado con su hermana.

—Soy... Soy Rodrigo Carrera... Un gusto.

Susurró, en tratando que su voz no saliera destrozada o temblorosa. Pero no podía pensar solo en él, no debía de ser egoísta. Victoria estaba viendo a su hermano en una camilla, con cables y un vendaje en el abdomen por el cuchillo que le clavaron ahí, ¿Cómo se iba a sentir? Claramente destrozada.

La pecosa sonrió ampliamente. Falsa, y no tenía que conocerla para saber que eran de esas sonrisas falsas que ocultaban dolor.

—Es un gusto... Eres, muy lindo Rodrigo... Yo.. agradezco que seas novio de mi hermano.—Dijo con voz destrozada, queriendo llorar.

Y Rodrigo sintió pena por ella, porque estaba sufriendo por su hermano y él se culpaba tanto. Estaba ten metido en esos pensamientos, que ni siquiera considero que la mujer enfrenta suyo lo trato como chico, finalmente, no le cuestionaron su género.

Pero eso era de menos

Todo ahora era de menos.


—Lo siento.

Musitó con la voz quebrada. Antes que finalmente se volviera a romper en llanto. Sus manos agarraron las sábanas de la camilla de su amado y las apretó, arrugandolas y tratando de contener los sonidos ahogados y de dolor que sentía. Se odiaba, se odiaba tanto que era tan difícil sobrellevar la situación (necesitaba un abrazo de Iván, urgentemente.)

Pero antes que él chico pudiera hablar más, sintió una cálida mano en su espalda, frotándolo amorosamente mientras le regalaba una sonrisa. Una de verdad, de esas que vienen de corazón, acompañada de unas lágrimas en sus cuencas.

—Niño. Sé que puedes pensar que es tu culpa, pero no hay que culparse, aquí no es culpa de nadie. Tu no lo lastimaste, las cosas pasan por una razón, y aunque algunas de esas razones sean dolorosas, es mejor llevar situaciones de este tipo con madurez y sin culparse. Está bien llorar, ¿Bien? Yo también lo estoy haciendo, mírame.

Ah, Victoria se ve a leguas que estudiaba psicología. Pero sus palabras venían de lo más profundo de su corazón, vomitando las palabras con mucha dulzura y compresión, aunque ella también lo necesitará su propia mente le daba terapia y sabía como llevar todo eso.



Y el pequeño, se sintió consolado. La chica ya le había caído bien, y mientras la otra chica le daba caricias suaves en su espalda él lloraba, sacando todo eso y recibiendo palabras de apoyo por su, cuñada

Ah, ¿Acaso todos los Buhajeruk eran tan buenas personas?


El silencio inundó de nuevo la habitación. Paso el tiempo y, Rodrigo finalmente había cesado su llanto, ya no lloraba y simplemente daba caricias a la pálida mano de su lindo novio


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⏰ Última actualización: Oct 05 ⏰

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