Capítulo 4

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Nota: Estaba inspirada!! Así que aproveché el bug 😎 por cierto, cierta parte de esta narración está basada en una de mis experiencias personales, así que digamos que sufrí un poquito escribiendo 😅 Espero que les guste el capítulo, aunque es algo corto 💕

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- Taiju, sucede algo? No has probado tu cena – preguntó la señora Shiba a su hijo mayor, quien picoteaba la comida con un tenedor

- No es nada – respondió apartando la mirada

- Es que Seishu está en el hospital y le molesta no saber cómo ayudarlo – dijo Hakkai sin filtro, haciendo enojar a su hermano

- OYE!!

- Ay, con lo buen chico que es... Qué le pasó? – ella tenía en mucha estima al pequeño rubio, por lo que su preocupación era genuina

- ...su casa se incendió – apenas dijo eso, su madre se levantó apoyando las manos sobre la mesa

- Qué?! Pero cómo?! Está bien?!

- Él dice que sí, pero sé que miente – dijo con tristeza – Tiene muchas quemaduras y se nota que le duelen

- Y su familia?

- Sus papás no estaban cuando ocurrió, pero su hermana está grave. Seishu está muy preocupado por ella porque sabe que su familia no puede costear las cirugías ni el tratamiento

- Entiendo... – y dejando su plato sobre la mesa, la esbelta mujer caminó hasta la sala

- Mamá, qué vas a hacer? – preguntó Yuzuha observando a su madre

- No sé que haré, pero no puedo quedarme de brazos cruzados sabiendo esto – afirmó tomando el teléfono, marcando el número de su esposo...


Como todas las mañanas, una enfermera lo despertó para ayudarlo a asearse y darle su desayuno; oía a muchos quejarse de que la comida del hospital era asquerosa, pero a él no le desagradaba, aunque eso quizás era porque se conformaba con que tuviera buen sabor y estuviera caliente. Una vez terminó su desayuno, la misma enfermera que lo atendió lo subió a una silla de ruedas y lo llevó a pabellón, lugar donde saludó al médico que cada tres días le cambiaba los vendajes... Dolía, dolía muchísimo, quizás humedecían las vendas con suero para que se aflojaran un poco, pero aún así éstas seguían adheridas a su carne y el sentir como las jalaban era insoportable. Lloraba y gritaba, quería a alguien que estuviera ahí para sostener su mano, quien fuera, pero nadie le acompañaba, se tenía que conformar con la lástima del personal médico, los mismos que varias veces le insistieron a su madre que lo acompañara durante el procedimiento, pero que se negaba porque le importaba más el estado de su hija...

- Y... ya está – dijo el médico terminando de envolver su rostro

- Gracias, doctor – su cuerpo temblaba del dolor, pero ya estaba acostumbrado

- Sabes? Tuviste suerte de que tu ojo no saliera afectado en el incendio – Seishu sonrió

- Me alegra oírlo – dijo intentando levantarse de la camilla, pero las piernas le flaquearon, por suerte una de las enfermeras lo sostuvo sin problema – P-perdón...

- No pasa nada, jovencito. Eres un chico muy valiente – quiso dar las gracias nuevamente, pero estaba agotado, lo único que quería era descansar. Con cuidado, volvió a subirse a la silla de ruedas y dejó que la enfermera lo llevara de vuelta a su habitación, pero para su sorpresa, su amigo ya estaba allí

- Taiju – sonrió ampliamente y el de ojos amarillos se acercó para abrazarlo, pero fue detenido con la mujer de blanco

- No tan efusivo, que acaban de hacerle curaciones – dijo riendo un poquito

Gracias por... (Tainui)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora