Gracias por... (Tainui)

Capítulo 6

Taiju no se equivocaba, Seishu se había tomado bastante bien la noticia de su partida a Estados Unidos, había entendido el motivo y estaba de acuerdo, aún así se notaba que le había afectado, estaba triste y muy enojado, pero lo aceptó... Ya habían pasado cuatro años desde ese entonces, el ahora peliazul bajó del avión y fue por su maleta para luego dirigirse a la puerta de salida, encontrándose a su familia allí esperándolo

- TAIJU!! – gritaron Hakkai y Yuzuha corriendo hacía él, saltando a sus brazos con lágrimas en los ojos; viviendo en Las Vegas con su padre se dedicó a hacer ejercicio, por lo que pudo sostener a ambos sin dificultad, abrazándolos cariñosamente

- Yo también los extrañé – rió un poco dejándolos de pie en el suelo, yendo a saludar a su madre – Ya estoy en casa – dijo sonriendo con dulzura, siendo rodeado por los cálidos brazos de su progenitora

- Bienvenido de vuelta, mi bebé – estuvieron así un buen rato, pero al darse cuenta de que entorpecían la salida de los demás pasajeros, prefirieron hacerse a un lado para charlar con más calma

- Supongo que no se les fue la lengua, o sí?

- Para nada – dijo con orgullo el de cabello corto – Seishu no tiene idea de que volviste

- Sigo creyendo que debiste decirle – suspiró la de cabellera castaña

- Puede ser, pero... realmente quería darle una sorpresa – quería verlo, pero ya lo haría, primero necesitaba ir a casa, darse un baño y dormir un rato para acostumbrarse al jet lag...

- Y... ya está – suspiró el rubio terminando de unir las piezas del armazón de una Kawasaki Zephyr 400

- Muchísimas gracias, Inui. Me salvaste – sonrió Draken, uno de los clientes habituales del taller de Shinichiro

- No fue nada – respondió poniéndose de pie, estirándose, haciendo crujir su espalda

- No deberías hacer eso, no es bueno para ti – lo regañó Izana dándole un pequeño golpe en la frente con su dedo índice

- Auch! No hagas eso – refunfuñó haciendo puchero, a lo que su amigo se rió

- Que llorón eres, "Inupi~"

- Oye, sólo yo tengo derecho a decirle así! – gritó Koko, quien acaba de ingresar al taller

- No seas celoso, ojos de lagartija! Él también es mi amigo – el moreno se colgó del brazo del aprendiz de mecánico, jalándolo con fuerza hacía abajo

- A ver, qué está pasando aquí?! Desde cuándo mi tienda se convirtió en guardería? – preguntó Shinichiro saliendo del baño – Cuando me fui sólo había dos personas y ahora hay seis! Qué pasa? Se reproducen por mitosis o cómo?

- No nos metas en el mismo saco, Shin-nii – frunció el ceño Emma, quien estaba sentada en un rincón junto a Mikey comiendo dorayakis en silencio

- Oigan, es cierto que ustedes – los señaló a ellos y a Izana – son mis hermanos, pero eso no es excusa para que se la pasen aquí metidos

- Y por qué no te enojas con Kenchin? Él también viene para acá todos los días – preguntó el líder de Toman con la boca llena

- Por que mi lindo cuñadito viene buscando mis servicios y siempre paga, no como ustedes, sanguijuelas

- Touché – rió por lo bajo el de ojos violeta

- Y a qué viniste tú, Koko rallado? – preguntó el mecánico al de ojos rasgados