Capítulo 5

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- Bien, eso es todo por hoy. Ya puedes irte – sonrió el médico terminando de revisar las quemaduras de Seishu – No olvides cambiarte las vendas si se ensucian y procura llevar una gorra con visera siempre que salgas de casa para protegerte del sol

- Eso haré, doctor. Muchísimas gracias y nos vemos la próxima semana – dijo haciendo una leve, pero respetuosa reverencia antes de salir de la consulta, siendo recibido por Taiju

- Cómo te fue? Te dieron el alta?

- No, no me darán el alta todavía. Mis heridas aún no han cicatrizado por completo, pero el doctor dijo que va todo en orden y que si sigo, estaré como nuevo para el invierno

- Me alegra mucho – dijo el de ojos amarillos tomando su mano – Ven, te invito a comer helado al centro. Puedes elegir el que quieras

- Eres demasiado bueno conmigo – dijo un tanto sonrojado, dirigiéndose juntos al exterior del hospital

Habían pasado dos meses desde el incendio. Desde hacía unas semanas, las quemaduras en su mano derecha y su brazo izquierdo ya habían cicatrizado, siendo ahora unas manchas rosáceas un tanto más toscas que el resto de su piel, sin embargo, debido a la gravedad de las de su espalda y rostro, el tratamiento se había extendido más de lo esperado y Seishu tendría que seguir yendo al hospital unos meses más, pero no le molestaba, era agradable tener un rato a solas con el chico que le gustaba... Caminaron hasta el centro de Shibuya y entraron en una heladería bastante famosa de la zona; mientras hacían la fila, el rubio leyó la lista de sabores, ladeando la cabeza ante algo que creyó imposible

- Caramelo y sal de mar? – pensó en voz alta arqueando una ceja

- Está rico – dijo Taiju

- Pero... dulce y salado? No sabe extraño?

- Si quieres me compro ese para que lo pruebes, así si no te gusta, me lo comeré de todos modos – el menor asintió tímidamente mientras sus orejas se ponían rojas. Cuando fue su turno, terminó pidiendo uno de chocolate con nueces, un sabor que a ambos les gustaba, y apenas salieron de la heladería, el de cabello negro azulado le ofreció del suyo, cayendo rendido ante el exótico sabor

- Está exquisito! – exclamó con una gran sonrisa

- Cambiamos entonces? – éste asintió y así lo hicieron

El mayor observó como el más bajo lamía el postre helado, disfrutando cada bocado dando adorables saltitos, muriendo de ternura ante lo increíblemente lindo que podía llegar a ser. Debido a la cantidad de gente a esa hora, prefirieron no tomarse las manos, aún así fueron caminando muy pegaditos el uno al otro mientras comían sus helados y charlaban animadamente, cuando de pronto, el con vendas en su rostro se detuvo frente al aparador de un taller de motocicletas

- Seishu?

- Mira eso, Taiju... Es una CB250T personalizada... Es bellísima – su mirada era intensa, irradiaba una pasión nunca antes vista

- Te gustan las motos?

- Si, bueno, los vehículos en general, pero las motos son tan geniales

- Cómo es que nunca me lo habías dicho?

- No suelo hablar de estas cosas con la gente, menos ahora – sin previo aviso, el más alto tomó su mano y lo arrastró dentro del taller – Hey, espera!

- mmm? – al oír la puerta principal abriéndose, un joven de los veintitantos se apartó un poco del motor en el que estaba trabajando, observando a los dos chiquillos frente a él – Se les ofrece algo?

Gracias por... (Tainui)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora