Capítulo 1.

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05 de Diciembre 2022.
Bolognia, Italia.

A lo largo de la historia de la Fórmula 1 han existido cientos de pilotos nacidos en diferentes años, diferentes países, hablando diferentes lenguas, pero a pesar de ello, todos y cada uno soñó siempre con lo mismo, ser campeón mundial.

Charles Leclerc, fue uno de esos pocos merecedores de cargar el trofeo que lo reconocía como campeón.

—Estoy muy orgullosa de ti, hijo —lo felicitó su madre una vez que tuvieron un momento a solas —. Has conseguido alcanzar tu mayor sueño —lo abrazó y él correspondió —. Estoy segura de que tu padre y Jules también habrían estado muy orgullosos.

—Gracias mamá —respondió el con la voz temblorosa —. Sé que tú también pasaste por un gran dolor cuando ellos se fueron, pero estoy seguro que sin ti seguramente jamás me habría recuperado.

—Yo siempre voy a estar para ti, siempre serás mi niño.

Se separaron y se sonrieron.

—¿Puedo confesarte algo?

—¿Qué sucede?

—Me habría gustado que ella estuviera aquí —respondió en un suspiro.
—Deva ahora está con alguien más y por lo visto es feliz…

—Lo sé y me alegro por ella, pero es difícil asimilar que luego de tantos años y de muchas cosas por las que pasamos, al final recibí el trofeo solo, honestamente siempre me visualicé con ella cuando imaginaba este momento.

—A veces no siempre podemos tener todo lo que deseamos, si la vida los separó fue por algo, deberías comenzar a soltarla.

—Desde que la conozco ella siempre ha estado a mí alrededor, en serio siento que me es imposible dejarla, juro que cada noche me reprocho el hecho de haberla traicionado —confesó con lágrimas y su madre lo abrazó nuevamente, dejando que él se desahogara.

Si bien, Charles había estado yendo a terapia y ante el mundo él había dejado el asunto con la pelinegra en paz, lo cierto era que estaba atravesando aquel “luto” que no se había permitido sentir, pero del que fue consiente una vez que cayó en cuenta que ya no la vería más durante un tiempo.

Aun así, sabía que poco a poco tenía que aprender a vivir con su nueva realidad.

15 de Enero 2023.
Sicilia, Italia.

Una muy nerviosa Lucia esperaba impaciente frente a su computadora, su bandeja de correo electrónico se mostraba en la pantalla y actualizaba la página cada dos minutos.

—¿Ya te llegó? —le preguntó su hermana menor Lilian.

—No, aún no.

—¿Ya llegó? —repitió su hermano Josué una vez que entró a la habitación de la castaña.

—No —respondieron las chicas.

—¿Ya por fin apareció algo? —preguntó la madre de todos y ellos negaron.

Se escuchó que alguien más estaba entrando y rápidamente todos dijeron a la vez —No, no ha llegado nada.

—Pero no tenían por qué decirlo así —respondió Gil, padre de Lucia.

La italiana volvió a oprimir el icono para refrescar la página y sus ojos se llenaron de ilusión al ver Scuderia Ferrari en lo más alto de su bandeja de entrada.

—Ay por Dios —susurró alterada —. No puedo hacerlo.

—Entonces lo haré yo —dijo Jos y la quitó —. Estimada Lucia Minardi —comenzó a leer —. Lamentamos informarle…

—¿Qué? —interrumpió la universitaria con pesar.

—Lamentamos informarle que deberá mandar mensajes a su familia de todo lo que haga cuando esté en Maranello —continuó leyendo riendo al fianal por la pequeña broma que había hecho —. Lo lograste Lulú, obtuviste la pasantía.

—Juro que te voy a matar, me diste un gran susto.

—Felicidades hija —dijo Gil y la abrazó.

—Estás llegando lejos mi pequeña, Lulú —siguió su madre.

—Vas a trabajar para Ferrari, eso es asombroso —canturreó su hermana menor.

—Les prometo a todos que daré lo mejor de mí, conseguiré que me den una plaza y volveré a casa para ayudarlos a todos.

—Tú no te preocupes por nosotros —comentó su madre —Tú solo debes enfocarte en cumplir tus sueños.

—Mi hermana va a ser famosa. Por favor, si llegas a conocer a Charles, pídele un autógrafo para mí —pidió su hermano.

—Por supuesto que no, además aquí no dice en que área estaré ¿Qué tal si ni siquiera me cruzo con los pilotos?

—Pero aun así, por favor, trata de conseguir un autógrafo para mí, ¿Sí?
—Por supuesto.

Aquella tarde, los Minardi celebraron aquel logro, especialmente porque conseguir una pasantía en Ferrari había sido realmente difícil para Lucia, pero aquel correo le demostró que sus desveladas, frustraciones, horas de estudio y demás sacrificios habían sido recompensados con una oportunidad tan única como esa.

Million Dollar ManDonde viven las historias. Descúbrelo ahora