Jaemin era un muchacho precioso, sus ojos claros, cabello rubio, labios gruesos, su altura y su cuerpo lo hacían uno de los príncipes más codiciados de todos los reinos, y no sólo destacaba por su belleza, el príncipe Na era un muchacho verdaderamente brillante.
Tenía un conocimiento amplio, un intelecto alto, un nivel de resolución de cualquier tipo de problemas excelente y, como príncipe, conseguía las soluciones y palabras exactas para las situaciones adecuadas, su inteligencia como miembro de la realeza y como persona, hacía que los reyes se desesperaran por saber cual jovencita tendría la dicha de reinar junto a él.
Debido a su actitud, sus padres jamás habían presionado a su hijo con elegir rápido una doncella, sabían que con su sabiduría, elegiría la mejor opción para él y para su reino.
Pero el tiempo se agotaba, Jaemin lo sabía, y no había conocido a la primera princesa que llamara su atención por completo, de hecho, en toda su vida, jamás había encontrado una mujer que lo cautivara o que mínimo lo hiciera sentirse atraído, y ese hecho había estado rodando por su mente desde hace unos meses hacia acá, se sentía confundido y preocupado al respecto, ¿Qué era lo que estaba mal con él?
Miró su reflejo en la habitación que le habían asignado en el castillo de los Lee, las marcas de color entre rojo y violeta de los brazos de Jeno sobre su cuello y en el pecho por la presión que ejerció con su cuerpo al pisarlo en aquel estanque la noche anterior, Jaemin se veía y se sentía espantoso.
No sólo por el conflicto mental, si no que el hecho de haberse quedado en la fría noche, tiritando por más de 20 minutos después de casi ahogarse le había provocado un resfriado que, según él, lo estaba matando.
Salió de la habitación, caminando lentamente por los pasillos, de algún modo se sentía atormentado por sus propios pensamientos, su imagen estaba a nada de ser arruinada, y a Jaemin no había nada que le importara más que dicha reputación, los elogios de otras personas dirigidos hacia él le hacían sentir satisfecho consigo mismo, normalmente basando su felicidad en esos comentarios, un grave error.
Habían momentos en los que Jaemin realmente no sabía si él era él, o era otra persona que había construido para defender sus sentimientos de las cosas que opinaban otras personas sobre él. A veces sentía como si hubieran dos personas dentro de él, una en la que la seriedad, la soberbia, el egocentrismo y esa habilidad encantadora de Jaemin para decir exactamente lo que otros querían oir y escuchar se destacaba por entre los demás, manipulando a la perfección a cualquiera.
Pero había otro Jaemin que nunca salía a la luz, un Jaemin rebelde pero dulce y manso, uno al que le gustaba leer, dibujar, jugar con los niños, uno que estaba cansado de sus obligaciones como príncipe y sólo quería ser tratado como un chico normal que tenía sus propias aspiraciones y gustos.
Cansado, entró a la biblioteca del enorme palacio, esperando no ser visto por nadie, su mente estaba matándolo, quería leer para despejarse y sentirse mejor.
Se paseó por los estantes, buscando algún título que captara su atención, algún libro en el que pudiera olvidar sus problemas y sumergirse en un nuevo mundo con personajes a los que todo les salía bien, conseguían al amor de su vida después de pelear por obtenerlo y en el desenlace cumplían sus objetivos del inicio y eran felices para siempre.
- Cuando estoy aburrida, leo Romeo y Julieta - Jaemin dio un brinco del susto, la reina Yoonmi se posaba en el pequeño escritorio, su hermoso vestido rosa pastel cayendo al suelo - Algo te preocupa, joven Jaemin.
- Y-yo. . . Estoy bien, reina Yoonmi, sólo un poco cansado, así que sólo vine a explorar la biblioteca y-
- ¿Te gusta leer romance? Jeno rara vez toca un libro, mucho menos de esos, dice que las novelas románticas son para chicas - Una sofisticada risa salió de sus labios - Romeo y Julieta siempre es una buena opción, incluso cuando ya la has leído - Caminó, sacando de uno de los estantes el libro y colocándolo en sus manos.
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Honor - Nomin
Novela JuvenilJeno, además de ser el príncipe de Inglaterra, es un excelente jinete y apasionado por la equitación, deporte que utiliza para escapar de su vida llena de reglas y límites que disfruta romper de vez en cuando, acostumbrado a ser el número uno en las...