Dai se había quedado dormido entre sus brazos después de merendar mientras miraban la serie de Dynamy¹.
Apagando el televisor y tomando con delicadeza a su pequeño entre sus brazos, lo llevo escaleras arriba hasta su habitación.
Moviendo las sábanas, lo metió debajo de ellas. Dai dio un largo suspiró antes de buscar inconscientemente con sus manitas la almohada de Dynamy que Yagi le regaló hace un mes, incluso antes de que saliera a la venta, se hizo bolita y se sumergió completamente en el mundo de los sueños.
Izuku se sentó a su lado, observándolo y peinándole el cabello con calma, le dio un beso en la frente, susurrarle un suave: “Te amo”, apagar la luz y salir de la habitación, dejando la puerta medio abierta para que la luz del pasillo iluminará el interior, a Dai no le gusta la oscuridad pero es un pequeño muy orgulloso que se niega a tener una luz de noche porque ya es un «niño grande».
Izuku bajo las escaleras para lavar los platos de la cena. De la sala de estar y juguetes de Dai no se preocupaba demasiado, porque como hoy, había días que su pequeño le ayudaba a ponerlos en su lugar sin la necesidad de pedírselo. Y lo agradecía infinitamente, sobretodo hoy que sintió este día especialmente pesado.
Una vez que regreso a casa tras reunirse con Bakugo Katsuki y dar la orden de investigarlo sin que Yagi se enterase, obteniendo la información en menos de una hora en donde confirmó que el hombre no mentía al decir que era un Delta, y además es un empresario reconocido, se dedicó a jugar casi toda la tarde con su pequeño, sin dejar de pensar por un segundo en lo surreal de la situación, del increíble parecido entre su pequeño y… «su padre».
Ha estado dándole varias vueltas sobre lo que haría a partir de ahora, pues la decisión que había tomado de alejar a ese hombre de sus vidas ya no se veía tan estable como en la mañana después del cuestionamiento que le planteó Rody como por el tiempo que el Delta le sugirió se tomará para pensar mejor las cosas.
Izuku sabe que aferrarse al deseo egoísta de seguir criando a Daisuke por su cuenta, en un futuro podría ser mal visto por su pequeño, especialmente si se llegara a enterar que el hombre que aportó involuntariamente su semilla para su creación lo buscó pero al ser rechazado por su padre sobreprotector que asumió que “no lo necesitaba”, perdió la oportunidad de tratar con él, de conocerlo, de tener a sus dos padres.
Suspiró, mientras abría el grifo para enjuagar los platos.
Tenía miedo, ¿pero a qué exactamente?
¿A dejar entrar a ese hombre en sus vidas o… a que Dai pudiera odiarlo en un futuro por no hacerlo?
Se sentía en una encrucijada.
Haber planeado mil y un formas de cómo reaccionaría en cado de que este día llegará no estaban ni cerca de como lo estaba haciendo en la realidad.
Y decirle a Yagi y a su madre para librarse de esta situación no era una opción.
Después de todo ya es padre, tiene 26 años y debe de encontrar la forma de manejar esto por su cuenta.
Suspirando termino de lavar los platos, poniéndolos en el escurridor se seco las manos.
De momento solo quería darse un baño y dormir. Mañana pensaría más calmado en todo estos, sin embargo…
El sonido de un nuevo mensaje que llegó a su móvil llamo su atención.
Acercándose a la mesita ratonera de la sala, que fue donde lo dejo, lo tomó y dándole dos toques a la pantalla hizo que está se iluminara y así poder ver la notificación de lo que llegó.
Un sudor frío recorrió su cuerpo y paso saliva con dificultad al ver el nombre de Bakugo Katsuki en el remitente del mensaje:
“Hola, Izuku. Soy Katsuki, una disculpa por la hora. Sé que talvez es mucho atrevimiento de mi parte pero… solo quería desearle buenas noches al pequeño. Me refiero así a él porque cuando nos reunimos no tuve mucha oportunidad de preguntar su nombre. ¿Podría saberlo?” es lo que decía el mensaje de texto.
Izuku se mordió el labio.
¿Por qué se tomaba la confianza para textearlo? ¿Era una especie de presión para que aceptara?
Se quedó mirando el móvil por eternos segundos, intentando encontrarle tres pies al gato.
Bien, probablemente estaba actuando un poco paranoico.
Bloqueo el móvil y se lo echó a la bolsa.
Mientras se bañaba ya pensaría en si debía responderle o no, así que solo subió las escaleras para ir a su habitación.
Del otro lado de la ciudad, Katsuki estaba mirando por el enorme ventanal de su pent-house, mientras tiene un vape entre sus labios intenta procesar las fotografías que su subordinado consiguió no solo de Izuku, sino del pequeño que indudablemente llevaba su sangre.
Carajo, hubiese sido una mini versión suya de no ser por los ojos verdes agua y las pecas en las mejillas.
Rio bajo, exhalando un poco del humo del vape por las comisuras de su boca, pensando ¿cómo carajos un Omega cualquiera había logrado dar a luz a un hijo suyo?
Simplemente no encontraba una razón lógica.
Volviendo al escritorio donde yacían las fotografías, de debajo de ellas tomó la hoja donde estaba escrita la dirección del Omega.
Llegar repentinamente o si quiera enviar un paquete sería extraño, ¿no?
Si de por sí está reacio a dejarle conocer al niño no podía arruinar cualquier posible avance con esta ansiedad que sentía de presentarse en su vida lo antes posible.
Nunca se había sentido así.
Ni siquiera cuando estaba por firmar un contrato millonario o llevar a cabo la caída de algún enemigo.
Nunca estuvo en sus planes tener un hijo pero ahora que existía, definitivamente quería conocerlo.
Así que sacando su móvil del bolsillo interno de su saco, abrió el chat y seleccionando el número del Omega que registro después de recibir su llamada, le escribió un mensaje que después de borrar y reescribir por lo menos siete veces, finalmente se animó a enviarlo.
Sin embargo, las horas pasaron y jamás obtuvo una respuesta.
Sintiéndose ligeramente «decepcionado» al interpretar la nula respuesta del Omega como que seguía ensimismado en que “el niño no lo necesita en su vida” tomó una decisión.
No podía forzar su entrada en la vida de ellos, pero nadie dijo que fuera malo “favorecerse” de las «coincidencias» que ocurren en este basto mundo para acelerar el proceso de aceptación…
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¿Tuyo? ¿Mío? ¡Nuestro! • KatsuDeku
RomanceAún después de tener una experiencia horrible con Alfas, Izuku no puede desistir del deseo de convertirse en «Madre» debido a sus instintos Omegas, así que recurriendo a la fecundación in vitro logra hacerlo y obtiene la vida simple y perfecta que s...