III.

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Asquerosas manos recorren su cuerpo sin dejar ni un centímetro de su piel exento. La saturación de aroma de diferentes Alfas hace que le arda la nariz y le duela la garganta por las arcadas que se ve obligado a mantener debido a la mordaza que tiene en la boca.

Los ojos vendados y sus manos atadas detrás de su espalda solo empeoran cada maldita sensación. Ya ni siquiera puede llorar al sentir cuál fuera el objeto caliente que ponen sobre su maltrecha piel para marcarlo como si fuera simple ganado. De la infinidad de mordidas que de igual forma la surcaban, haciéndolo sangrar dramáticamente mientras es utilizado únicamente como un juguete sexual, sin medida ni descanso. Ya no siente sus piernas, ni que decir del lugar en medio de ellas que uno de los tantos cuerpos ajenos que se han mezclado hasta este momento con él, empuja y estira bruscamente a gusto y complacencia sin ningún tipo de piedad.

Esta cansado. Sí, muy cansado.

No sabe por qué ha soportado tanto tiempo esta maldita tortura sin siquiera desmayarse pese al dolor tanto físico como emocional que sentía, pero al parecer su propia mente tampoco iba a tener misericordia de él, pues cada toque forzado que sentía y risas burlonas que escuchaba dejarían una cicatriz aún peor en su existencia de las que el ardiente metal dejaría en su piel si sobrevivía a esto, aunque eso ciertamente lo dudaba, pues en la última llamada que le hicieron a su madre tras recibir el pago del rescate, le dijeron que se lo regresarían, así fuera en trozos pero definitivamente lo harían.

Ojalá pudiera abrazarla una última vez,  escuchar su voz. Seguramente si lo hiciera podría morir en paz, o por lo menos perder la consciencia para dejar de sentir esta mierda por un momento.”



«Reunámonos en la cafetería de la vez pasada

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«Reunámonos en la cafetería de la vez pasada. 4pm. Si por alguna razón no puede ir, hágamelo saber

Katsuki despejó su agenda desde las dos de la tarde para asegurar su presencia tras recibir ese mensaje.

Y en lugar de estar nervioso se sentía emocionado. Aunque no tuviera idea de qué forma Izuku lo probaría para definir si era de fiar o no, tenía confianza en que la situación saldría a su favor por la simple razón de que no tenía malas intenciones, él de verdad quería ser el padre de ese niño.

Pues si bien no tenía idea sobre la paternidad, al provenir de una familia amorosa con padres firmes, sabe que puede aprender a ser un padre. Izuku con lo sobreprotector que es con Dai seguramente le daría una mano en el proceso para serlo, así que nada podía salir mal.

Llegó con unos minutos de anticipación al lugar del encuentro. Y esperando a Izuku, de momento solo ordenó un café.

Justo cuando faltaban cinco minutos para la hora, el Omega pecoso atravesó la puerta haciendo sonar la campanita en ella.

—Uh, llegó antes. —señaló una vez que llegó a la mesa. Tenía la respiración un poco agitada. Algo extraño porque no había llegado corriendo.

Ese pensamiento se esfumó cuando, al verlo sentarse, puso un sobre color manila sobre la mesa para poder quitarse la gruesa bufanda con los colores de Dynamy que estaba usando para resguardarse del frío, tras doblarla y ponerla sobre su regazo, se quitó también el abrigo y colgándolo en el respaldo de la silla,  se acomodó las anticuadas gafas ópticas que se encontraba usando está vez antes de mirarlo y sonreírle educadamente mientras sus manos sostenían de vuelta el sobre entre ellas.

—Un poco, te agradezco mucho que me dieras esta oportunidad, Izuku. —dijo de la misma manera haciendo una corta reverencia. Sin hacerse ideas adelantadas sobre lo que ese sobre podría contener.

—Si le soy sincero, ciertamente aún tengo mis dudas respecto a esta situación, pero las palabras que me dijo el día de ayer me hicieron ver un poco el enfoque egoísta con el que la estoy mirando. —dijo, y Katsuki le miro con atención. — Yo no soy del tipo de persona que confíe en otros fácilmente, Katsuki. Mucho menos cuando mi hijo está involucrado pero eres su… «padre» y bueno, negarte el derecho de conocerlo no es algo que pueda hacer sin un buen motivo de por medio, ¿verdad?

Katsuki intercalo su mirada con la de Izuku y el sobre que esté le tendió tras decir aquello.

—¿Qué es esto? —preguntó con tono calmo pero sin aceptarlo.

El hecho de que no se hiciera ideas adelantadas sobre su contenido no significaba que se comprometería al recibirlo sin saber antes lo que es. No es idiota.

—Un acuerdo. —respondió. — Puede tomarse el tiempo para leerlo aquí o bien llevárselo para que lo revise con algún abogado si lo prefiere. —dijo sin bajar el ofrecimiento del documento.

—¿Acuerdo sobre qué? —Izuku suspiró al notar el cambio a un tono serio en su voz.

Ya suponía que no tomaría así como así el documento sin una explicación, así que dejando el sobre a un lado, más cerca de Katsuki que de él, se aclaró la garganta sintiendo sus manos sudar.

Desde que lo conoció no le ha temido, talvez porque es un Delta, pero la forma en la que lo miraba en este momento lucía un tanto ofendida y por alguna extraña razón eso lo hizo sentir algo… «nervioso».

—No hay forma de que yo compruebe si usted es de fiar o no sin involucrar a Dai, así que a cambio de permitir las visitas como un medio de protección hacia él, en este acuerdo se estipulan los detalles de las mismas como horarios, conductas a respetar, que esté de acuerdo en recibir terapia familiar dependiendo la reacción de mi hijo y… que si usted lo daña en algún momento de cualquier forma, ya sea directa o indirecta, se alejará de él sin objeción alguna. —explicó.

Katsuki soltó el amago de una risa algo incrédula que no alcanzó a curvar sus labios pero si lo hizo fruncir el ceño.

Al parecer la desconfianza del Omega hacia él sigue sin desaparecer.

“Detalles que se pueden resolver.” pensó.

Pues nada se complicaba para él aún con esa actitud que mantenía al Omega a la defensiva. Después de todo era absolutamente normal que reaccionara así.

Al someterse a la fecundación in vitro debió planear su vida de inicio a fin tras ver que el proceso daría el resultado deseado. Claramente él no figuraba dentro pero si esto era obra del destino, él definitivamente daría su mejor versión para merecer un lugar dentro del cuadro a lado del niño.

—¿Lo tengo que firmar? —preguntó, tomando el sobre de la mesa para abrirlo y sacar los documentos.

—Sí, pero debería consultar a su abogado antes de hace~…

Las palabras se quedaron atoradas en la garganta de Izuku cuando vio al Delta sacar un bolígrafo del interior de su saco y tras hojear las páginas, firmó el acuerdo sin leerlo ni con ningún tipo de duda, al contrario; vio la decisión brillar en sus ojos cuando tras guardarlo de vuelta dentro del sobre se lo entrego, quedándose únicamente con la guía de instrucciones sobre las visitas.

Eso era lo único que necesitaba en este momento.

—Pero… —Izuku lucía sorprendido.

—Si es tal como dijiste, no tengo motivos para leerlo con asesoramiento legal, además lo sigo sosteniendo; quiero formar parte de la vida de Dai y si para ello es necesario firmar esto y seguir tus indicaciones al pie de la letra, lo haré. —musitó, y el corazón de Izuku dio un vuelco por la firmeza con la que lo dijo.

No lo había notado antes, pero de cierta forma al hablar y actuar así, Katsuki le recordaba a Yagi.

—E-está bien… —no supo qué más decir.

Tomando el sobre, se carraspeo la garganta, y mirando nerviosamente hacia los lados, se alboroto los rizos sin saber qué hacer ahora exactamente.

No se había esperado tal cooperación.

Él de verdad estaba interesado en formar parte de la vida de Dai, pero pese a ello su desconfianza no disminuía, al contrario.

—Ahora que quedó en claro esta parte, ¿Quieres ordenar algo? Si tienes alguna duda o quieres decirme algo más, es el momento ideal para conversar. —propuso, cortando la naciente incomodidad.

—C-claro. Es una buena idea pero antes te tomaré la palabra de ordenar algo.

—Bien, llamaré a…

—No, no. Iré a pedir directamente a la barra porque también quiero ordenar algo para llevar. —dijo, dejando su bufanda sobre la mesa para ponerse de pie.

Katsuki no insistió. Su nerviosismo era muy evidente así que lo mejor era dejar que tomara un respiro.

Probablemente no se había esperado una reacción tan pacífica después de todo.

Izuku camino hacia la barra.

Su mente un poco difusa.

Cuando venía en camino, creyó firmemente que Katsuki lo mandaría al diablo en cuanto le mostrara el acuerdo, pero tal y como Rody se lo dijo cuánto le contó lo que haría, él lo aceptó sin titubear, reforzando así que tal vez y solo tal vez si era una persona de fiar.

Carcomiéndose el cerebro con ese cuestionamiento que tiraba al «si» y «no» con insistencia sin quedarse fijo en alguno haciéndolo sentir aún más confundido, probablemente debido a sus miedos y traumas, no se dio cuenta cuando en la corta fila en la que se formó para hacer su pedido, un Alfa que recién ingresó a la cafetería se paró detrás suyo, al menos no hasta que su inquietante aroma alcanzó a su nariz, paralizando cada músculo de su cuerpo en un segundo.

Un ataque de pánico asomándose desde una esquina por primera vez en mucho tiempo. Y solo empeoró cuando el Alfa le habló.

—La fila está avanzando. —fue lo único que dijo, suficiente para que Izuku comenzara a temblar notablemente.

“Cálmate, solo te está hablando.” Se dijo a si mismo en un intento por calmarse pero…

—¿Disculpa? ¿No vas a avanzar? —insistió el Alfa, acercándose un poco a él con evidente curiosidad para saber por qué no se movía.

Su aroma era débil, ¿acaso estaba enfermo? Se preguntó el desconocido que ciertamente se preocupó, y como cualquier otra persona haría estando en su lugar, puso su mano sobre su hombro al tiempo que le preguntaba si estaba bien.

Y eso fue suficiente para que Izuku comenzara a hiperventilar.

El toque de esa mano, si bien no tenía intención alguna de dañarlo para Izuku se sintió como si la tuviera, haciendo que cada molécula en su ser reviviera el tormentoso recuerdo de «aquel día», aturdiéndolo para transportarlo ahí como si estuviera a punto de vivirlo una vez más.

Con desesperación, comenzó a rebuscarse entre su ropa el botón de pánico que siempre llevaba consigo para casos como este y evitar montar una escena pero había cometido el error de quitárselo.

Mierda, mierda, mierda.

Su respiración se volvió errática en un segundo, mismo en el que un par de manos lo sujetaron haciéndolo sollozar bajito en reacción.

Ni siquiera podía levantar la mirada para darse cuenta que quien lo estaba sosteniendo era Katsuki.

—Me disculpo. —musitó, dirigiendo una corta mirada de soslayo que llevaba implícito un «aléjate» al Alfa que se quedó estático ante la notoria diferencia de altura y masa muscular, demostrando así que los Deltas son los únicos seres cuya presencia hace «temblar» a su casta por excelencia. — Izuku, mírame. —devolviendo su mirada al Omega en crisis entre sus brazos, lo tomó del mentón para obligarlo a levantar la vista.  

Izuku estaba llorando, haciendo un esfuerzo sobrehumano por contener los sollozos que salían de su boca pero ni siquiera mordiendo sus labios podía ahogarlos.

Sus ojos estaban abiertos de par en par con el miedo reflejado en sus cristalinas orbes color verde agua.

Katsuki no sabía que estaba pasando exactamente, el porqué de esta reacción en el Omega porque en sí, el Alfa que se había alejado corriendo para salir de la cafetería, no había hecho nada malo para que se pusiera así.

Debía calmar el evidente ataque de pánico que le estaba provocando esa hiperventilación antes de sacarlo del lugar, pues no sabía de qué forma reaccionaría sus guardaespaldas al verlo en tan mal estado, y aún más importante, no sabía si sacarlo en plena crisis sería conveniente para él debido a la desconfianza que el Omega aún siento hacia él.

Así que tomando en brazos su tembloroso cuerpo, lo llevo hasta el sanitario, en donde con solo entrar, los dos hombres que se encontraban dentro salieron como alma que lleva el día lo sin habérselos pedido.

Llevándolo contra el lavabo largo de mármol, Katsuki lo sentó ahí. Notando como se llevaba una mano al pecho cuando respirar se estaba volviendo cada vez más difícil.

Para detener la hiperventilación debía obligarlo a respirar únicamente por la nariz, así que levantando su mano, la puso en medio de ellos, justo a la vista de Izuku.

—Voy a cubrirte la boca para detener la hiperventilación. —avisó, solo para que Izuku fuera consciente de sus movimientos, ya que en un estado así, hasta el más mínimo roce podía parecer una agresión que solo terminaría alterándolo más.

Al no obtener respuesta, prosiguió, confiando que Izuku era consciente sobre su alrededor y lo confirmo cuando sus ojos siguieron su mano hasta que sus largos y gruesos dedos, le cubrieron la boca por completo y sin dificultad alguna.

Las respiraciones ahogadas de Izuku aún resonaban y se sentían contra su mano.

—Comienza a respirar lentamente, ¿si? Hazlo como yo. —dijo al tiempo que él marcaba un ritmo a seguir con su propia respiración que se volvió calmada, profunda y pausada.

Los ojos de Izuku le miraban sin parpadear, y aunque al principio pareció ignorar su indicación, poco a poco se dejó arrastrar de manera inconsciente y le siguió el ritmo.

—Así, con calma. —musitó el Delta con voz suave mientras su mano libre se posaba como soporte en la espalda baja del Omega que estaba yéndose hacia atrás.

Su cabeza se recargo en el espejo mientras el subir y bajar errático de su pecho comenzó a disminuir, como si estuviera alejándose un paso a la vez del borde del colapso por el que quería dejarse caer al pensar ciegamente que hacerlo era su única salvación.

Comenzó a parpadear lentamente y las gruesas lágrimas acumuladas en sus ojos verdes resbalaron sin dificultad con cada aleteo de sus brillantes y largas pestañas humedeciendo por completo sus pálidas mejillas. 

Katsuki retiro lentamente su mano de la boca de Izuku ahora que su respiración parecía más calmada, y le quitó los lentes al considerarlos un objeto peligroso en su rostro en este momento. Tras dejarlos sobre el lavabo, con su pulgar, acarició su mejilla izquierda para limpiar el rastro húmedo trazado en ella.

—Eso es. Sigue así, Izuku. Te tengo. —susurró con voz suave — Nadie puede hacerte daño mientras estés conmigo. —añadió, ofreciéndole seguridad con el fin de disipar completamente cuál fuera el temor que lo invadió, y tal como espero, funcionó; lo supo cuando Izuku soltó un largo suspiro cargado de alivio antes de perder la consciencia entre sus brazos que lo sostuvieron con extrema delicadeza, mientras sus ojos granate lo observaban con atención en su estado más vulnerable.

¡Boom! 💥

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¡Boom! 💥

Antes que nada quiero decir que no soy muy buena narrando un ataque de ansiedad/pánico con hiperventilación, así que si creen que hay alguna forma en la que pueda mejorar esa descripción, estaré feliz de leerlxs ❤️

Exceptuando ese pequeño detalle, ojalá el capítulo haya aclarado un poco el tema del porqué Izuku es tan paranoicamente desconfiado 🥺

Aún no sé si describiré lo que le sucedió con más detalles de los que se pudieron apreciar en este capítulo o se quedará en eso. Ya lo veremos más adelante según como lo requiera la trama uwu

Gracias por leer y les pido disculpas por la tardanza en actualizar 🥺❤️

Lxs amo ❤️

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