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—Esto es más profundo de lo que esperaba. —Jim tocó su entrecejo con cansancio, el agotamiento era evidente. — Cuando creo que ya acabamos, aparecen más archivos. —Dejó caer su cabeza sobre el escritorio de la contraria.

Aeris no se inmutó; estaba más concentrada actualizando el historial de los híbridos que habían alcanzado a revisar por ese día. Dicha tarea estaba siendo problemática al no solo contar con la valoración, ya que también estaban incluyendo exámenes de sangre a los historiales.

—Estamos haciendo todo desde cero, —siguió escribiendo en su computadora. — El que esos idiotas no les hayan hecho una valoración como se debe, deja mucho que desear. ¿Has visto los reportes del inventario para los medicamentos? Piden en exceso, pero en el reporte de utilidad no aparecen como utilizados o entregados. Algo están haciendo con los insumos, y creo saber qué es, pero tendré que mirar el propio almacén. ¿Jim? — Levantó su vista al no sentir movimiento ni una respuesta. La liebre yacía dormida en la misma posición en la que había dejado la cabeza; su respiración era suave y su cara no mostraba indicios de incomodidad al estar en esa posición. —Supongo que es momento de un descanso.

Cerró el archivo que estaba editando y luego apagó la pantalla de su computadora. Regresaría después para terminarlo. Se levantó de su asiento y con cuidado se acercó a la liebre. Como la silla era de ruedas, bastó que la corriera hacia atrás para después arrodillarse de espaldas y recargar el cuerpo de Jim sobre su espalda con cuidado. Se levantó cuando estuvo segura de tener un buen agarre de sus piernas.

—Como en los viejos tiempos —dijo mientras salía de su oficina, no sin antes cerrar llave. Una medida preventiva en caso de que ciertos personajes quisieran husmear en lo que no debían.

Los pasillos estaban en su mayoría desolados al ser tan tarde. Aunque no dudaba de que podría haber ciertos híbridos rondando, no le preocupaba realmente. Estaba acostumbrada a estar rodeada de híbridos, y, con la impresión que tenía de los humanos del lugar, prefería no encontrárselos por ahora.

Se acercó en silencio al área de los dormitorios; de vez en cuando acomodaba a la liebre al sentir cómo bajaba, por lo que reafirmaba su agarre subiéndolo otra vez.

—Jornada pesada por lo que veo. —Gaz apareció por una esquina junto al escocés justo en el momento en el que habría la habitación de Jim.

Los dos hombres habían salido de sus habitaciones cuando sintieron el olor de la fémina y de la liebre; la curiosidad los invadió así que no se resistieron. Nunca esperaron ver a Jim siendo cargado por la humana mientras éste dormía cómodamente. Era raro que los humanos quisieran tener algún tipo de contacto con ellos, sobre todo si era del tipo físico.

—Lo es, y todavía falta mucho por hacer. —La fémina entró y dejó a la liebre sobre el colchón. Le quitó las medias especiales que se ponía para no dañar las almohadillas de sus patas antes de ponerle una manta encima y acomodarle las orejas para que no se las lastimara mientras dormía. Una vez terminado, se acercó al pequeño closet que tenía la habitación y sacó un chal de color verde militar, como su uniforme quirúrgico, y envolvió la tela sobre sí, dejando como siempre una esquina sobre el hombro contrario.

Gaz y Soap se quedaron esperando afuera, recostados contra la pared mientras esperaban a que saliera. No se asomaron por el marco de la puerta por respeto a la privacidad de la liebre. Pero eso no quería decir que no sabían lo que pasaba adentro; el sonido del cuerpo cayendo contra el colchón, por más suave que fuera, lo escuchaban claramente gracias a su oído desarrollado, el sonido de la tela deslizarse sobre el cuerpo mediante un suave roce, más el sonido de algo siendo acomodado les confirmaba lo evidente.

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⏰ Última actualización: Oct 08 ⏰

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𝐃𝐀𝐈𝐒𝐘━━━ 𝐓𝐀𝐒𝐊 𝐅𝐎𝐑𝐂𝐄 141Donde viven las historias. Descúbrelo ahora