03. DIAGON ALLEY.

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Zaid, Hagrid y Harry avanzaban por las calles de Londres, cada vez más cerca del misterioso Callejón Diagon. Zaid sentía cómo la energía vibrante de la ciudad lo envolvía, y no podía evitar contagiarse del entusiasmo y la anticipación que emanaban de Harry. Aunque el chico de cabello azabache intentaba mantener la calma, Zaid percibía su emoción mezclada con una creciente incertidumbre.

—Esto es asombroso —comentó Zaid, sus ojos violetas recorriendo cada detalle de la bulliciosa ciudad—. ¿Cómo llegaremos al Callejón Diagon?

—Ah, ya lo verás —respondió Hagrid con una sonrisa cómplice mientras los guiaba a través de calles cada vez más estrechas.

Finalmente, se detuvieron frente a un bar pequeño y destartalado, "El Caldero Chorreante". A simple vista, el lugar parecía casi invisible, como si solo los que supieran de su existencia pudieran verlo. Zaid notó la confusión y el escepticismo que se apoderaron de Harry, pero también la chispa de curiosidad que se encendía en su interior.

—Es aquí —anunció Hagrid con seguridad—. Vamos, adelante.

Al entrar, Zaid fue golpeado por una mezcla de emociones: la calma de los clientes que disfrutaban de sus bebidas, la ligera tensión de algunos, y una energía latente en las paredes, como si estuviera esperando ser liberada. No era exactamente magia, sino la huella de las incontables vidas que habían pasado por ese lugar. Harry, aún tímido, permanecía cerca de Hagrid, lanzando miradas rápidas a su alrededor, su curiosidad compitiendo con la cautela.

Hagrid los condujo hacia la parte trasera del bar, donde se detuvo frente a un muro de ladrillos.

—Observen bien —dijo Hagrid con una sonrisa mientras tocaba algunos ladrillos en un patrón específico.

El muro comenzó a moverse, deslizándose y girando sobre sí mismo hasta abrirse y revelar un pasaje que conducía a un mundo completamente nuevo. Zaid sintió una oleada de emociones: asombro, excitación y una creciente sensación de aventura. Podía sentir que Harry estaba igual de impresionado.

—¡Wow! —exclamó Zaid, su sorpresa sincera, completamente contagiada por la maravilla que percibía en Harry.

Al atravesar el umbral hacia el Callejón Diagon, Zaid se vio abrumado por una explosión de sensaciones. El lugar estaba lleno de magos y brujas ocupados en sus compras, cada uno con su propio conjunto de emociones: alegría, prisa, nerviosismo. Para Zaid, era como sumergirse en un mar de emociones que fluían a su alrededor, y no pudo evitar sonreír ante la vitalidad que impregnaba el aire. Harry, por otro lado, parecía estar en un estado de asombro constante, sus emociones fluctuando entre la incredulidad y la fascinación.

—Esto es... increíble —murmuró Zaid, tratando de captar todos los detalles del callejón.

—Bienvenidos al Callejón Diagon —dijo Hagrid con orgullo—. Aquí encontrarán todo lo que necesitan para Hogwarts.

Harry seguía sin poder pronunciar una palabra. Aunque su expresión era neutral, Zaid sintió el torbellino de emociones que lo atravesaba, como si no pudiera decidirse entre el entusiasmo y el miedo a lo desconocido. Zaid decidió intervenir.

—¿Por dónde empezamos? —preguntó Zaid, esperando aliviar la tensión que sentía en Harry.

—Primero, vamos al banco, Gringotts —respondió Hagrid—. Tendréis que cambiar algo de dinero muggle por galeones.

Cuando llegaron a Gringotts, Zaid no pudo evitar admirar el imponente edificio de mármol. Al entrar, el frío ambiente del banco, combinado con la eficiencia de los goblins, le provocó un escalofrío. Harry, a su lado, parecía estar luchando por asimilar todo lo que veía, sus emociones oscilando entre el asombro y la inquietud.

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⏰ Última actualización: Aug 30 ⏰

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Blackrose ☪ HARRY POTTERDonde viven las historias. Descúbrelo ahora