Las horas son exageradamente lentas, y creo que me voy a morir del asco si sigo aquí en el sofá por mucho más tiempo.Solo son las cuatro de la tarde y se sienten como las cuatro de la mañana.
Lo extraño mucho.
Bueno, a veces.
Es raro: hay ocasiones en las que deseo estrangularlo, luego lo amo con todo mi corazón y lo necesito pegado a mi cuerpo, a no ser que me olvide de su existencia.
Aunque a veces es mi musa y el amor de mi vida, otras veces deseo matarlo mientras duerme, aunque sé que lo extrañaré por la mañana cuando no esté.
Sólo una pequeña dosis de cianuro podría matarlo: así de débil es el cuerpo humano.
Quizá podría poner cianuro de potasio o ácido prúsico en su bebida o en su comida, y echarle la culpa a los pesticidas que usa para cuidar a las plantas de nuestro jardín.
Dios mío, pero, ¿qué haré cada mañana si no es besar sus mejillas y acariciar sus rizos negros?
Necesito mi revancha.
Estrangularlo con una soga o acurrucarme en sus brazos después de hacer el amor.
Cualquiera de las dos ideas flotan en mi mente, y realmente no sé a quién se le ha ocurrido que son buenas ideas, pero creo que no a mí.
O quizá sí.
Mierda, necesito algo más fuerte que el alcohol.
Antidepresivos o algo. Creo que estos pensamientos no son normales en absoluto.
¿Y si él me habló feo solo en mi mente? ¿Y si esas palabras las imaginé?
¿Y si nunca nos casamos? ¿Y si en realidad mordisqueó un “mío” en mi cadera únicamente en mi mente? ¿Y si sus caricias y sus promesas de amor eran solo mi imaginación?
¿Y si soy el único demente entre los dos? ¿Y si en realidad nunca ha existido?
Manoseo el anillo en mi dedo anular, y confirmo que, evidentemente, sí que existe, y que no me llamó alcoholico, ni me amó o proclamó suyo únicamente en mi mente.
¿Él también pensará en mí?
¿En amarme?
¿En matarme?
¿En abandonarme?
¿En tener una familia conmigo?
¿En besar mi piel?
¿En golpearla?
¿Qué hora es, de todos modos? ¿Dónde estoy?
Debería dormir un rato.
Giro sobre mi propio cuerpo y me oculto entre las sábanas, acurrrucándome en mí mismo para intentar conciliar el sueño, aunque solo llevo cuatro horas despierto.
Duermo más que la gata.
De todas formas, creo que Erik se sentirá más culpable si al llegar a casa me encuentra triste y solo en el sofá. Quizá incluso le avergüenza despertarme y hace eso que hace a veces cuando se arrepiente de no prestarme atención, y me coge en brazos para llevarme a la cama.
No se lo confesaré, pero muchas veces finjo estar dormido mientras lo espero, solo para que me recoja y me cuide en la cama mientras me susurra palabras de disculpa y amor.
Esperar y ser paciente es algo de lo que depende nuestra relación.
Tengo que esperar para que me quiera, para que me atienda y me cuide, para que me aconseje, para que me mire. Aunque siempre lo acaba haciendo, y, aunque a veces lo ignoro, otras veces lo necesito como el oxígeno.
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Fortnight
FanficWill debería estar internado, y aunque lo niegue en voz alta, lo sabe bien. Es 2005, en la soleada California. La vida es cómoda con su marido y en su casa americana perfecta para reprimir trastornos mentales, hasta que, un desafortunado día, Mike...