Capítulo 3

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Luego de un largo y extenuante día, en dónde ya un poco más tarde se había unido Greg, Audrey se adentraba junto a este a uno de los salones del segundo piso. El chico estaba especialmente emocionado, todo había quedado perfecto, ella se veía perfecta, y los invitados, se veían maravillados.


Aunque no había estado desde la mañana, y no tuvo, de momento, la oportunidad de conocer a todos los invitados, fascinado con el glamour y la opulencia. Principalmente por la presencia de uno de los nobles; el príncipe Siang. Todos tenían algo que decir sobre él, y todo era bueno. Este hombre, era uno de los solteros más codiciados.

—Todo esto es una locura, te juro que no creí vinieran prácticamente todos los invitados. Principalmente por la naturaleza de la mayoría de los eventos que componen este fin de semana. Pero me emociona, tienes que estar radiante en todos ellos. -Le dio un toqué en el brazo. – Porque, allá fuera, seguramente está tu futuro esposo. -Audrey volteó a mirarle. – No me mires así, lo digo por lo que espera tu madre. Y hablado de eso… ¿Podemos hablar del príncipe Siang? Por santa Madonna y nuestra divina Cher… ¡Que espécimen!

—¡Ay por favor Gregory!

—¿Qué? No estoy diciendo ninguna mentira, es guapo, muy guapo. Además… Tu mamá le echó el ojo, estoy seguro que va a hacer hasta lo imposible para que ustedes dos pasen tiempo juntos. -Hizo silencio viendo que Audrey viraba los ojos y se acercaba a la ventana en dónde podía ver hacia uno de los jardines. Ahí se encontraban varios de los invitados, solo caminando por ellos. Su mirada se quedó con Theo, quién caminaba junto a su madre admirando las flores. No dejaba de mirarle a él, aunque sin dejar de escuchar a Gregory. – Y sabes, con tu perdón, no la culparía si hace eso, porque él y tu, tienen muchísimo en común. Él es un tipo inteligente, altruista, con intereses nobles y… -Se detuvo al ver la mirada de la chica. –

—¿Estuviste investigando a los invitados? -Gregory abrió la boca con exagerada sorpresa. – No me mires así ¿Investigaste a los invitados?

—Así como investigar a los invitados, no… Solo a los nobles.  -Audrey bufó y negó. – Pero no fue con mala intención, era para estar preparado ante cualquier cosa, y que tú estuvieses preparada también.

—Te pareces más a mi mamá de lo que te gustaría aceptar. -Esta vez, si abrió la boca sorprendido. Audrey suspiró y volvió su mirada hacia la ventana, viendo a Theo, volvió a suspirar y miró a Greg, que se había acercado a la ventana. -Ok, tengo que hablar contigo sobre algo importante.

—Lo siento, de verdad. No me canceles, no lo hice con mala intención.

—No tiene que ver con eso, bueno de algún modo sí. -Respiró profundo. – Quiero hablarte sobre lo que pasó en el festival hace más de un año.

—¡Audrey no! Tengo más de un año escuchándote hablar sobre ese ser maravilloso que se robó tu corazón y no te deja ver a nadie más.

—Te dije que te lo contaría todo en el momento indicado, este es el momento indicado. -Gregory le miró de lado. –

—¿Me vas a contar quién el tipo misterioso? -Audrey asintió, viendo hacia la ventana, haciendo que Greg se emocionara. - ¿Él está aquí? -La princesa suspiró y asintió. – No me digas… -Se cubrió la boca. - ¿Es un noble? ¿Se ve desde esta ventana? No, no me digas, yo esperé mucho tiempo para que me contaras, no voy a estar adivinando… -Hizo una pausa dramática. – No me digas que es el príncipe Siang…

—No, no es el príncipe Siang. -Fue directa ella, haciendo que el torciera la boca. – Ok, primero que nada, necesito que tengas presente la razón por la cual yo hice ese viaje.

—Sí, claro que lo recuerdo. Querías apartarte unos días de este ambiente. Querías apartarte de la presión de tu mamá para que estuvieses en un montón de eventos. Yo quería ir contigo y no pude.

—Sí, eso es importante saberlo. Yo necesitaba hacer a un lado todo lo que tuviese que ver con la realeza. Y...  Ser yo misma en un ambiente en dónde nadie me conociera. Y pude encontrarlo. Fueron unos días increíbles, yo… la pasé muy bien con él, era alguien diferente a los hombres que había conocido, era como un término medio perfecto, y me hizo sentir increíble. -Esa sonrisa que siempre se le dibujaba, hizo acto de presencia. – Y… ese hombre… Es el Príncipe Theodore de Lanfield. -La confesión, dejó a Gregory con la boca abierta y los ojos parpadeantes. –

—El príncipe… ¿El príncipe Theodore? -Cuestionó visiblemente sorprendido, a lo que Audrey solo asintió. – ¡Oh por dios! ¡WOW! Es… ¡WOW! Él es guapísimo, con algunos escándalos a cuestas… Pero es guapísimo, sí te entiendo, te entiendo perfectamente. La que seguramente no te entendería, sería tu mamá. -La morena suspiró expulsando aire exagerada. – Ok… tengo el nombre, sé quién es, estoy gratamente maravillado de que no sea alguien terriblemente feo. Pero ¿Qué fue lo que pasó? ¿Qué hizo que no se volvieran a ver?

—El no sabía que yo era una princesa, yo tampoco sabía que él era un príncipe. Cuando él se enteró, se alteró un poco.

—¿Qué te hizo? ¿Te hizo algo? Yo lo mato… bueno, mando a alguien.

—¡Greg no! Él no me hizo nada. Al contrario, fue agradable, intentó manejar la situación, trató de arreglar las cosas para que no se sintieran tan extrañas. Fui yo la que le trató muy mal. Básicamente lo despaché, le dije que no quería saber nada de él y que olvidemos lo que había pasado, que se quedara solo en una aventura de fin de semana. Y ya, no volvimos a vernos ni hablar. Luego me enteré que su padre había muerto hacia unas semanas tras y..  me sentí mucho peor por lo que le dije y…

—Vamos a recapitular; Conociste a un tipo guapísimo, increíble, que te hacía sentir como una reina. Con el que, según tus propias palabras, tuviste una de las mejores noches de tu vida, íntimamente hablando, del cual estuviste hablando por más de un año, porque… Voy a decirlo, te enamoraste de él… ¿Y lo rechazaste porque cuando te enteraste que era un príncipe?

—¡Sí! Eso fue lo que hice. -Respondió apenada. –

—No inventes Audrey. -Se cubrió la cara con algo de vergüenza ajena. –

—No me juzgues Gregory. Sabes muy bien que no he tenido buenas experiencias con príncipes y …

—¡No! Audrey, mi reina… no porque un príncipe idiota, séptimo u octavo en la línea de sucesión a un trono, te rompió el corazón, quiere decir que todos lo harán. Ese era un idiota, este…. Pues no lo conozco, pero te conozco a ti, y lo que te hizo sentir, fue real. De verdad te enamoraste.

—Yo no me enamoré de él.

—Claro, y Amy Adams es pelirroja natural. -Greg respiró profundamente y observó a Audrey. – Espero que está invitación que le hiciste, sea para arreglar las cosas. Es más, ahorita mismo, vas a bajar a ese jardín y vas a hablar con él. -La chica le miró de lado. – No me mires así. -La tomó de los hombros y la acercó a la puerta. – Yo te voy a ver desde aquí arriba… Vamos, muéstrame a la mujer fuerte y valiente que eres, ofrecer una disculpa es lo más difícil, lo demás viene solo. Vamos, o sino, me va tocar apoyar a tu mamá en esto de la búsqueda de marido.

—¡Gregory! -Le reprochó ella, dándole un ligero golpecito en el brazo. – Supongo que, si debo ofrecerle una disculpa. -Respiró profundo y asintió. – Ok, voy a hacerlo.

Greg se emocionó, todo esto ocurría tan rápido, y era perfecto para él. Ya había pasado más de un año, había visto a su amiga emocionada, muy emocionada con respecto a él, sin saber quién era. Estaba muy consciente de que ella se había enamorado de ese chico. Y esto causaría un verdadero revuelo dentro del seno familiar de Audrey, principalmente con su madre.

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