CAPÍTULO 3

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Ya estando en la cafetería, llamamos a Gustav y Georg. Nos sentamos en una mesa para cuatro y pedimos el desayuno. Como siempre, yo pedí un pastel de chocolate y un capuccino, mientras que Tom solo pidió un sándwich de jamón con queso derretido y un café frio.

Cuando terminé de comer, fui al baño a hacer mis necesidades. Cuando terminé, regresé a nuestra mesa, pero me di cuenta de que Tom estaba con una chica. Parecía que estaban contando algo gracioso porque la chica no paraba de reír. Lo peor de todo es que estaba sentada en mi silla y muy cerca de Tom, tan cerca que parecía que con un pequeño empujón se besaría con él.

Llamé a Tom por teléfono y le dije que viniera al baño. Vi cómo Tom le decía algo al oído a la chica y se dirigía al baño. Me quedé parado ahí esperando, con una expresión molesta en el rostro.

—¿Qué pasó? ¿Por qué me llamaste para que viniera acá? —preguntó Tom con confusión.

—¿No es obvio, Tom? —respondí—. Te llamé porque quería saber quién es ella y por qué está sentada en mi lugar.

—Ella es una... amiga. No la he visto desde hace mucho tiempo. —dijo Tom, aunque sabía que era una mentira.

—No me mientas, Tom. Sé perfectamente que estás mintiendo. —Tom suspiró antes de decirme la verdad.

—Ok, tú ganas. Ella es una chica que conocí en un bar hace algunos años. El caso es que una cosa llevó a la otra y tuvimos una aventura —dijo Tom, y aunque ya me lo imaginaba, lo que me sorprendió fue que me hubiera mentido.—Oye, ¿y si solo era eso, por qué me mentiste? —pregunté.

—Porque sé cómo te pones cuando te cuento algo sobre alguna chica con la que estuve. Además... no me gusta hacerte sentir mal, porque si tú te sientes mal, yo también lo hago. —Tom no era muy expresivo con sus sentimientos, por lo que esas palabras me tomaron por sorpresa y me hicieron sentir incómodo.

Tom hizo que esa chica se fuera, y yo me senté en mi lugar, donde SIEMPRE debería estar. Seguimos conversando un poco más hasta que Tom sugirió que debíamos ir a nuestras casas para alistarnos para la fiesta de cumpleaños. Pensé que Tom iba a ir conmigo pero me dijo que iba a alistarse en la casa de Georg y yo acepté a regañadientes.

Ya estando en la casa me dirigí a mi habitación y me dormí porque estaba muy cansado. Un sonido proveniente de mi celular me despertó; era una llamada de Tom. —¿Qué pasa, Tom?— —Bill, te estamos esperando en la fiesta. ¿Dónde estás?— Miré la hora en mi celular y eran las 7 de la noche; no podía ser, tenía que arreglarme rápido o llegaría tarde a mi cumpleaños—. Mierda, me quedé dormido ya voy para allá, solo dame cinco minutos y estaré allí— Colgué antes de recibir una respuesta y me fui a bañar. Luego de una hora, ya estaba listo. Tenía puesta una chaqueta de cuero, una camiseta negra y unos pantalones ajustados. Salí lo más rápido que pude y llegué a la fiesta. Había mucha gente, no sé de dónde salió tanta. Me dispuse a buscar a Tom y lo encontré, pero no estaba solo; estaba con esa chica.

Besándose.

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