CAPÍTULO 8

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Los días pasaron con una lentitud agonizante después de nuestra conversación en el parque. La idea de la separación temporal me destrozó totalmente, y la realidad de vivir sin la presencia constante de Tom fue más difícil de lo que había imaginado.

Decidí seguir su consejo y traté de mantenerme alejado de él, ignorándolo en la medida de lo posible. Cada vez que veía a Tom en la casa, mi corazón se hundía. Parecía que una barrera invisible se había erigido entre nosotros, y yo no sabía cómo derribarla.

Me negaba a hablar con él, incluso cuando notaba la preocupación en sus ojos. Quería que sintiera el mismo dolor que yo estaba experimentando. Mis días se volvieron una rutina gris y desolada. Me costaba dormir, comer y concentrarme en cualquier cosa. El dolor en mi pecho parecía aumentar con cada hora que pasaba. A veces, me encontraba en mi habitación, llorando en silencio por la pérdida de lo que solíamos ser.

No quería que Tom me viera en ese estado, pero no podía evitar que mi vida se deteriorara lentamente. Mis amigos intentaron consolarme, pero obteniendo un no por respuesta de mi parte, la verdad la única persona que podía llenar el vacío en mi corazón estaba justo al otro lado de la puerta.

Las noches se volvieron peores para mí. En lugar de encontrar consuelo en el sueño, mis pensamientos oscuros y la desesperación se apoderaron de mi mente. Me sentía atrapado en un torbellino de emociones negativas, y no sabía cómo escapar de él.

Una noche, mientras estaba solo en mi habitación, me encontré mirando una cuchilla de afeitar que tenía en mi mano. Era una forma de liberar el dolor que sentía por dentro, una forma de sentir algo más que el agujero oscuro en mi pecho. Con manos temblorosas, hice un corte superficial en mi brazo.

La sensación aguda y punzante que siguió al corte me hizo sentir vivo de alguna manera. Era como si el dolor físico pudiera distraerme de mi dolor emocional. Pero después de ese primer corte, no pude detenerme. Hice más cortes, cada uno más profundo que el anterior, dejando marcas rojas y sangrantes en mi piel.

Mis brazos se convirtieron en un lienzo de mis emociones dolorosas. Cada corte era un grito silencioso de ayuda y desesperación. Me sentía atrapado en un ciclo autodestructivo del que no podía escapar.

No podía permitir que nadie supiera lo que estaba haciendo, así que me esforzaba por ocultar las heridas, usando mangas largas incluso en los días más calurosos. Pero cada vez que veía a Tom, sentía que me miraba con preocupación, como si pudiera percibir la tormenta que se estaba gestando dentro de mí.

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⏰ Última actualización: 17 hours ago ⏰

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