Min Yoongi vive su vida normal como otro ciudadano en la gran ciudad de Corea, viviendo solamente con sus dos hermosas mascotas, un lindo gato naranja y un perro golden retriever, vive feliz y es feliz con lo poco que tiene.
Hasta que un día llega u...
Después de aquella charla con Yoongi y aceptar su propuesta, acomodó la cama de la habitación de invitados para que yo pudiera dormir bien.
Trajo una sábana de color blanco con pequeños gatos dibujos, también trajo almohadas y una colcha.
— No tenias que acomodar toda la cama, lo hubiera hecho yo — dije mientras lo miraba, el se encontraba poniendo la sábana.
— Ya te lo dije, estás demasiado herido, deberías estar en reposó tienes heridas muy graves, no sé cómo sigues de pie — dijo mientras ponía las almohadas de color blancas.
— Supongo que soy inmortal — dije divertido mientras soltaba una pequeña sonrisa, pero a la hora de reír me agarre el estómago por el dolor.
— Si claro, aún así deberías tener cuidado — mencionó, me volteó a mirar con una sonrisa — Ya está acomodado, si quieres ir al baño hay uno al costado de la habitación, te deje algunas prendas de ropa mías que me quedan grandes porque no creo que te queden las que uso normalmente. Descansa Jimin.
Dijo con una sonrisa divertida diciendo lo último, hizo una reverencia antes de caminar hasta la puerta, abrir y irse dejándome solo.
— Es un buen chico — dije con una sonrisa mientras veía la puerta ya cerrada.
Me senté en la cama suspirando por el cansancio y el dolor por todas las heridas, me puse a pensar en donde se encontrarán mis amigos justo ahora.
Me recosté con cuidado mientras miraba el techo pensando, en todo lo que había pasado y como terminé aquí.
¿Dónde carajos están Namjoon y Taehyung?
Después de lo que nos hicieron nos separamos terminando yo aquí y ellos en alguna parte, espero que nos le pase nada porque no podría cargar con otra muerte más.
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Empecé a levantarme por que sentí un pequeño peso a lado de la cama, abrí mis ojos tratando de no quedarme dormido otras vez, hasta que vi al responsable del pequeño peso a mi lado.
Era Zeus el perro de Yoongi quien estaba hecho hechado en mi cama mientras su cabeza estaba en mis piernas.
— ¿Qué haces aquí Zeus, no estabas con Yoongi? — dije mientras acariciaba la cabeza del perro naranja, quien simplemente dormía tan tranquilo.
Me volví a costar para volver a dormir, hasta que sentí unos pequeños rayos de sol que me daban en la cara haciendo que no pueda dormir otra vez.
Miré el reloj que estaba en la pequeña mesita de noche, y me di cuenta que eran las dos de la tarde.
Carajo, ¿tanto dormí?
Escuché pequeñas risas en la cocina, así que decidí moverme sin despertar a Zeus, me puse mis zapatos y aún con la pijama de Yoongi me dirigí hacia la cocina donde venían las risas.
