Capítulo 6: Ss kushida: el dia que lo conoci.

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Ss kushida: el día que lo conocí.

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Mediados de enero.

Había sido una semana de pesadilla. Desde que alguien descubrió mi blog en internet, la vida perfecta que había estado construyendo se hizo añicos. Todo lo que había logrado, todas las máscaras que había mantenido cuidadosamente en su lugar, se desmoronaron como un castillo de naipes.

"Como si a alguien le gustaras, maldita zorra... eres horrenda." Murmuré con amargura mientras caminaba sin rumbo por el parque vacío.

El frío viento de enero se colaba entre los pliegues de mi abrigo de lana, haciendo que me estremeciera. Llevaba puesto un grueso suéter de lana gris debajo de un abrigo largo y oscuro, con una bufanda rojo oscuro que me envolvía el cuello y un par de guantes de lana negra que apenas me mantenían las manos calientes. Mis botas de cuero, a pesar de ser altas y gruesas, parecían no ser suficientes contra el frío que se colaba por todos lados.

El parque estaba casi desierto, algo común entre semana. La mayoría de las personas ya habían regresado a sus casas para prepararse para el día siguiente. Era el momento perfecto para dejar salir mis frustraciones sin que nadie me molestara. Me había convencido de que estaba sola.

Hasta que una voz suave, pero firme, interrumpió mis pensamientos.

"Eso puede ser solo tu opinión."

Me giré bruscamente, el corazón saltándome en el pecho. No había escuchado a nadie acercarse. Frente a mí, a unos metros, un joven se había detenido, mirándome con una expresión indiferente.

No sabía cuánto tiempo había estado ahí, escuchando mis palabras, pero su presencia me irritaba aún más.

"Tal vez esa persona sea horrible en apariencia para ti, pero puede que a alguien le guste." La voz del chico era tan monótona que parecía inhumana, carente de cualquier emoción, como si solo estuviera repitiendo algo que había escuchado.

Fruncí el ceño y observé más atentamente a la persona que hablaba. Era un joven de mi edad, con cabello castaño desordenado y una postura relajada, se había sentado en el banco junto al cual acaba de sentarme yo. Llevaba una chaqueta gruesa de color gris oscuro que se ajustaba a su figura con un gorro de lana a juego. Sus pantalones eran de un azul oscuro y estaban arremangados ligeramente sobre unas botas negras que parecían estar diseñadas para resistir el frío. No lo reconocía, pero algo en su manera de hablar me irritaba profundamente.

"¿Qué?" solté, irritada. No tenía idea de quién era ni por qué estaba hablándome, y menos aún entendía qué pretendía al decir esas cosas. En ese momento, no me importaba si descubría mi verdadera personalidad; estaba demasiado frustrada para preocuparme por las apariencias.

"Digo que los gustos son subjetivos." continuó, sin inmutarse. "Tú dices que es horrible, pero tal vez para mí no sea el caso."

Sentí cómo mi irritación aumentaba. ¿A quién se creía que estaba molestando? No tenía ni idea de lo que estaba hablando.

"Lo dices porque no la conoces. Es una perra horrible que no hace más que seguir a un tipo que estaba enamorado de mí. ¡Maldito imbécil! Como si algún día le fuera a hacer caso." Mi voz salió envenenada, con toda la rabia que había estado acumulando. No me importaba que este desconocido escuchara; necesitaba desahogarme.

El chico solo se encogió de hombros.

"¿Y cómo sé que lo que dices es verdad? Tal vez solo estés celosa de su apariencia."

Demasiado fácil- kiyotaka AyanokoujiWhere stories live. Discover now