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Jake entró emocionado a la escuela, apenas se despidió de su padre salió corriendo para buscar a su amiguito alfa. Tenía entendido que los padres de él habían aceptado ir a la cena con su familia y él no podía estar más feliz.

Aunque la escuela no era muy grande,  aunque para él, un niño de seis años, le parecía inmensa; por eso creía que nunca encontraría a su hyung. Pero su felicidad aumentó al encontrarlo sentado en una banca no muy lejos de su aula, se acercó al mayor sin hacer mucho ruido y cuando estuvo cerca se abalanzó sobre él para abrazarlo y darle un pequeño beso en su mejilla.

—¡Sungie hyung!

—Hola jakey— el mayor volteó a ver a su amigo— ¿cómo estás?

—Muy bien hyung, ¿y usted?

—Bien, pequeño.

—¿Es verdad que sus papis aceptaron ir hoy a la cena?

—Sip, eso me dijo papi kook. Estoy feliz de poder pasar más tiempo contigo.

Nuevamente esas cosquillitas se hicieron presentes en el estómago del menor, siempre pasaba cuando su hyung le decía cosas bonitas.

—Sungie... ¿te puedes ir conmigo a la salida? le diré a papa chan que hable con tus padres para que te dejen estar toda la tarde en mi casa.

—Mmm, está bien. Estoy seguro de que papi tae aceptará— el menor de ambos volvió a abrazar a su amigo, escondiendo su rostro en el pecho de éste.

—Oye Sungie...

—Dime, pequeño.

—Te quiero mucho— un sonrojo se apoderó de las mejillas de ambos chicos.

—Y yo a ti— y justo en ese momento sonó el timbre que indicaba el inicio de clases.

—Nos vemos en el receso, hyung.

—Claro, nos vemos donde siempre junto a los chicos— el menor asintió y dejó un último beso en la mejilla del mayor antes de ir a clase.

La primera clase de Jake era matemáticas, oh, cuando odiaba las matemáticas, y para colmo eran dos largas horas. Él lo único que quería era ir a su casa con su hyung.

Aunque bueno, las matemáticas que les enseñaban eran lo más fácil de éste mundo, pero un niño de seis años no lo veía de esa manera.

Para su fortuna la clase pasó más rápido de lo que creyó y ya había sonado la campana para cambiar de clases, seguía inglés, y gracias a Daniel y Jay; había podido mejorar en esa materia. Esperaba que la clase pasara rápido porque luego ya sería el receso.

Aún no sabía cómo Daniel había aprendido muy bien el inglés, de jay lo entendía sus padres hablaban inglés perfectamente, pero era irónico que Daniel supiera cuando su tío Minho era pésimo con ese idioma.

Nuevamente la clase pasó rápido y se sentía orgulloso de haber destacado en una de sus materias favoritas. Apenas la campana sonó, salió corriendo de su aula para ir directo a la cafetería a la mesa de siempre, donde se suponía que debían estar sus amigos.

Cuando llegó vio a tres de sus amigos, suponía que los demás estaban comprando su almuerzo, así que fue rápidamente hacia donde estaban los demás.

—¡Chicos!

—Hola Jakey— saludó Jungwon, un pequeño omega de mejillas regordetas.

—Hola jakey— también saludó Riki, el menor de todos.

—¿Cómo están? ¿Qué tal las clases?

—Aburridas, como siempre— Sunghoon quien había estado distraído, respondió.

𝐃𝐨𝐧'𝐭 𝐊𝐢𝐬𝐬 𝐌𝐲 𝐒𝐨𝐧 ʰᵉᵉʲᵃᵏᵉDonde viven las historias. Descúbrelo ahora