~ Un lazo establecido.

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༻𝑰𝒏𝒋𝒖𝒔𝒕𝒂 𝒓𝒆𝒂𝒍𝒊𝒅𝒂𝒅 ༺

Por primera vez, Gojō hacía contacto con Sukuna, su verdadero destinado.

— Jin, llévate a Sukuna de aquí.— ordenó la mujer mientras buscaba su móvil para llamar a una ambulancia, tarde, había comprendido lo que estaba sucediendo.— ¡Ahora!— gritó exaltada.

Sin embargo, antes de que Jin pudiera obedecer, Satoru se le adelanto, lanzándose sobre el Omega peli rosa.
Sus instintos lo tenían completamente dominado y sólo deseaba una cosa, marcar a su destinado.

Con un cosquilleo incesante en los colmillos y una notoria erección en los pantalones, Gojō no tenía control sobre sí mismo.
Encima de Sukuna, sus pulmones se inundaban con ese asfixiante aroma que únicamente conseguía excitarlo más.

— ¡Señor Gojō, no lo haga!— el padre intento apartarlo, pero la diferencia en fuerza era notable.

Como un Omega, Jin no tenía oportunidad contra ese Alpha dominante.

— ¿Qué está sucediendo aquí?— al escuchar tanto alboroto dentro de su hogar, Yūji se apresuró a entrar, encontrando una escena desgarradora.

En el suelo de la sala, su hermano mayor se encontraba retorciendose y jadeando por esa oleada de placer que le estaba provocando la marca de su macho.
Después de romper aquel collarín de seguridad que usaba el más bajo, Satoru logró enterrar sus colmillos en la piel ajena, formando un delgado hilo de sangre.

Con horror, Yūji veía a su Alpha marcando a otro Omega.

Y antes de que Satoru lograra arrancarle la ropa a Sukuna para follarlo ahí mismo, Kaori tomó aquel florero que tenía cerca, únicamente para golpear la cabeza de Gojō, logrando que este cayera al suelo inconsciente.

— ¡Una ambulancia!— pidió Jin a su hijo menor.— Llama a una ambulancia, Yūji.— repitió, pero el peli rosa no reaccionaba.— ¡Yūji!— gritó, al ver que este caía de rodillas al suelo.

Con lágrimas en los ojos, el menor de la familia Itadori entraba en razón.

Gojō era un Alpha, jamás se sentiría atraído por un Beta común y corriente... toda esa historia que se había creado en la cabeza era falsa .
La atracción que sentían sólo se debía a las feromonas que lo envolvían, su vida era una mentira.

Y ya lo había entendido.

Con un fuerte dolor en el pecho y un enorme sentimiento de vacío, el peli rosa aceptó su cruel destino... esa injusta realidad que estaba obligado a vivir.
Debía soltar a Gojō, por el bien de todo y la felicidad de su hermano, quitaría el dedo del renglón para permitir que siguieran el curso natural.

Ahora que estaban enlazados, ya nada podría separarlos.

Esa noche, mientras Sukuna y Gojō se encontraban inconscientes en el hospital, Yūji le hizo una petición a sus padres... aquella que los sorprendió tanto.

— ¿Dónde estoy?— apenas abrió los ojos, el Alpha peli blanco lanzó su pregunta.

La cabeza le daba vueltas y no lograba recordar nada.

— Buenos días, señor Gojō... ¿Cómo se siente?— la enfermera respondió.

Se encontraba monitoreando su estado.

— ¿Qué lugar es este?— intentó tomar asiento, pero no se lo permitieron.

— ¿Siente náuseas o mareos?— tocó su frente, ya no había fiebre.— ¿Dolor muy intenso?— continuó.— ¿Malestar en algún sitio?— dijo.

Injusta realidad [GoYuu] [Omegaverse] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora