~ Segunda cita.

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Días de primavera

— Satoru-senpai... nadie me obligó a hacerlo, yo acepté tomarlos voluntariamente.— dijo, mostrándose algo sorprendido.

No tenía razones para oponerse, después de todo ese era el único motivo por el cual seguía con vida hasta ese momento.
Aceptó unirse a la escuela de hechicería, no para retrasar su ejecución, sino para reunir los dedos cuanto antes y acabar con Sukuna.

— ¿Qué?— se confundió aún más.— ¿Cómo pudiste hacer eso?— buscó alejarse un poco más, pero fue imposible debido a la posición en la que estaban.

— Es mi deber, senpai.— respondió sin pensar.— Se que deberán ejecutarme en algún momento y no me opongo.— tampoco le importaba mucho.

— Si lo sabias entonces por qué razón aceptaste salir conmigo.— preguntó, usando un tono de voz molesto.— ¿Acaso no pensaste en mí?— rápidamente se puso de pie, dejando al menor sobre el sofá.

— ¿De qué estas hablando, senpai?— realmente no lo había pensado muy bien.

— Si sabías que me gustabas debiste pensar por un momento que me opondría a tu ejecución.— comenzó a decir.— ¿Cómo puedes llegar a ilusionarme de esa forma, para luego decir que vas a morir tarde o temprano?— su ceño se frunció, sin apartar la mirada del peli rosa.

— Creí que no tendrías ningún problema con ello.— tomó asiento.— Nuestra relación es pasajera, senpai.— suspiro.— Yo solamente no quería irme con arrepentimientos.— susurró eso último, bajando la cabeza.

Aquel pensamiento nunca salió de su mente.

Sus sentimientos por Satoru eran fuertes y no se arrepentía de haber aceptado salir con él, no obstante, mantenía firmemente su palabra con el director.
Si tenía la oportunidad de vivir experiencias como esas antes de mōrir, entonces las aprovecharía todas.

— Ya veo, no lo entiendes.— rió un poco.

— ¿Senpai?— volteo a verlo por un momento.

— Yūji.— pronunció su nombre con suavidad, acercándose lentamente para inclinarse frente a él.— No quiero perderte.— soltó.— Te has convertido en alguien muy importante para mí, tu ausencia simplemente acabaría conmigo.— dejó que su corazón hablará, aun si sentía que era un asco para ello.

— Pero, es para esto que llegué aquí, no podría vivir tranquilamente mientras hay un asesino dentro de mí.— no se lo perdonaría nunca.

— Te prometo que encontraré la forma de acabar con él, sin permitir que tu ejecución se lleve a cabo.— susurró, tomando su mano suavemente.— ¿Podrías esperar un poco hasta que lo consiga?— era egoísta, pero no le importaba.

— Senpai...— no logró continuar.

— ¿Puedes hacerlo por mí?— preguntó nuevamente.

— Esta bien.— suspiro con cansancio, sabía que no era buena idea.

Aun así, no pudo negarse al ver la mirada tan triste que el mayor le ofrecía en ese momento.

— Mientras yo viva no permitiré que nada malo te suceda.— depositó un pequeño beso en su mano.

Tenía miedo, por primera vez en su vida experimentaba tal sentimiento.
Pero estaba decidido, a partir de ese momento se convertiría en la sombra del peli rosa, evitando que los adultos se acercasen a él más de lo necesario.

— ¿Un sello?— preguntó confundido.

— Si, así es.— respondió la castaña.— Si conseguimos sellar a Sukuna fuera del cuerpo de Itadori entonces no tendrán que ejecutarlo.— explicaba un poco.

— ¿Eso es posible?— Satoru seguía incrédulo.— Ni siquiera los talismanes pueden soportar tanto tiempo.— la miró atentamente, sintiéndose más curioso.

Reunidos en la habitación de Getō, los alumnos de primer y tercer años discutían algunos de los planes que tenían en mente, ya que Gojō no era el único que pensaba salvar a Yūji.
Sus amigos también querían ayudar, después de todo el chico los salvó en más de una ocasión durante sus misiones.

— No hablo de sellos comunes, me refiero a otro medio más poderoso.— golpeó su cabeza,— Tú mejor que nadie debería saberlo.— suspiro.— Algo como esto.— tomó aquel libro que descansaba detrás de ella, abriendo rápidamente.

— ¿El Gokumonkio?— todos guardaron silencio después de oír a Megumi decir eso.

— ¿Una especie de prisión confinadora?— cuestionó Getō.

— ¿De dónde sacaste ese libro?— ni siquiera Satoru lo había visto antes, lo cual le parecía aún más extraño.

— Lo tome prestado de la oficina del director.— de hecho entró a ese lugar sin que nadie se diera cuenta.— Si logramos encontrar este artefacto para sellar a Sukuna, entonces los altos mandos no podrán ejecutar a Itadori.— explicaba un poco más.

— ¿Y cómo se supone que vamos a encontrarlo?— no quería ser pesimista, pero nadie tenía idea de que esa cosa existía hasta hace unos minutos.

— Getō tiene un punto, el libro no menciona algo sobre su ubicación... ¿O si?— algo que le hacía no tener muchas esperanzas y mantener su vista centrada en otra forma de salvar al menor.

— Chicos, realmente no tienen que hacer esto por mí.— con algo de pena, Yūji por fin intervenía en la conversación.— Me gustaría evitar que se metieran en problemas.— al verlos tan decididos se sintió mal.

— No digas eso, Itadori.— el primero en responderle fue Getō.— No sólo hacemos esto para salvarte a ti.— se puso de pie, acercándose al chico que yacía de pie a un lado de la puerta.— También queremos evitar que la muerte de un inocente manche nuestra memoria, sabiendo que podemos hacer algo para castigar al único culpable.— revolvió sus cabellos.— Además, ninguno de nosotros desea ver a Satoru lamentándose constantemente por tu muerte.— sonreía, dándole un poco de ánimos.

— Senpai.— sus mejillas se pintaron de rojo, sintiendo vergüenza en el interior.

— Por ahora investiguemos un poco más acerca de esta prisión.— Shoko volvió a interrumpir.— Mientras tanto, Satoru se encargará de que Yūji no reciba otro dedo para ganar más tiempo.— no sabían cuanto les tomaría, así que sería mejor prevenirlo.

— De acuerdo.— el peli blanco se puso de pie, acercándose nuevamente a Itadori para salir de ahí.

— Gojō.— no obstante, Megumi llamó por su nombre antes de que consiguieran salir de la habitación.

— ¿Qué pasa?— ambos voltearon a verle.

— Cuida bien de Itadori.— tenía un mal presentimiento, aun así sabia que estaba en buenas manos.

— ¿Por quién me tomas?— le observó con seriedad, antes de perderse fuera de la habitación.

Atrás, un silencio incómodo se formó entre el resto, ya que comenzaban a preguntarse si lograrían encontrarlo o realmente debían pensar en otra solución.



~ Rody. ☬

Días de primavera [GoYuu] [UA] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora