Capitulo 6.

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Todo fue muy vergonzoso con Alex, tanto que no sé si pueda volverlo a mirar a los ojos, por un momento pensé que iba a besarme, ni siquiera llegué a escuchar cuando tocaron a la puerta.

—Están llamando a la puerta—me dijo sonriente, sacudí la cabeza.

Oh tragame tierra por favor te lo pido
Me puse de pie de prisa y abrí la puerta, me sorprendió al ver a las dos personas delante de mí:

Alya y Sebastián.

Mis dos mejores amigos, las dos personas que tanto extrañé estos días.

Abrazo a Alya con todas mis fuerzas.

—Al parecer no nos equivocamos de dirección—me susurró al oído—¡sorpresa!

—¡Amor de mi vida!—exclamó Sebas.

Lo abracé y él no paró de besarme por toda la cara. Sebas me cargó y entrelacé mis piernas en su cadera, Alya no paraba de reir.

—Sabes que te amo ¿verdad? ¿Y que eres la mujer de mi vida y la única mujer por la que dejaría mi antigua universidad y vendría aquí? Me impresiona las cosas que puedo hacer por tí—bromeó Sebas.

—Yo también te quiero—le dije.

—¿Y yo? ¿Acaso solo quieres a la cucaracha?—se quejó Alya.

—A tí también te quiero mucho, mi pelirroja—volví a abrazar a Alya.

Alya y Sebas parecieron notar la presencia de Alex en aquel lugar y se giraron hacia él.

—¿Él es Alex?—me preguntó Alya.

La miré sonrojada y asintí con la cabeza.

—Soy Alya, un gusto—Alya camina hacia Alex y le tiende una mano.

Él tomó su mano y ella sonríe.

—Alex.

—Y ese chico es la cucaracha—Alya señaló a Sebas—mejor dicho Sebastián.

—Ellos son mis mejores amigos—dije.

Sebastián fulmina a Alex con la mirada, al parecer no se caen bien.

Sebas me tomó de la cintura y me atrajo hacia él, sonreí incómoda y lo volví a abrazar.

—¿Estabais solos?—preguntó Alya arqueando una ceja, divertida.

—No técnicamente...—y como si Michelle lo oyera sale de su habitación.

—Ah hola, no sabia que había visitas—dijo Michelle.

—Chicos, ella es Michelle nuestra compañera, Michelle ellos son Sebastián y Alya, los mejores amigos de Jess—los presentó Alex.

—Un gusto, solo vine por una cerveza—Michelle caminó hacia la cocina—¿vidrios?

—Ah, es que se me cayó un frasco, ya lo limpio.

—No importa—Michelle tomó su cerveza y volvió a su habitación.

—He chicos, voy a cambiarme y vamos a una cafetería ¿Vale?

Todos asintieron y me fui corriendo a mi habitación.

Oh dios mío, oh dios mío ¿qué está pasando? Creo que debo agradecerle a Sebas y a Alya por llegar y salvarme de el momento incómodo o quizás no porque a lo mejor Alex me besaba.

¿Pero qué estoy haciendo? No puedo estar cerca de Alex sin avergonzarme o ponerme nerviosa.

Eres una estúpida Jessica Miller, eres una idiota.

Me pongo unos jeans y una blusa corta. Arreglo mi cabello que estaba todo desordenado y cuando al fin estoy más presentable salgo de mi habitación. Alex seguía en la cocina y mis amigos sentados en uno de los sofás.

—¿Nos vamos chicos? Quiero saber todo—ambos se ponen de pie y me siguen a la puerta.

Alex me observaba desde la cocina.

—Hem...Alex, nos vemos luego, quiero salir con mis amigos un rato.

—Vale—me dijo.

Me fui con mis amigos hacia una cafetería, nos sentamos y comenzamos a charlar.

—Entonces ¿cambiaron de universidad?¿Por mí?.

No me podía creer que mis amigos estaban aquí y habían renunciado a su universidad y habían venido a esta para estar cerca de mí.

—¿Qué no hago yo por el amor de mi vida?

—¿Dónde se quedarán ahora?

—En una fraternidad, es divertido, aunque debemos trabajar para ayudar a pagarnos los estudios, nosotros no tenemos padres millonarios que nos paguen todo—dijo Alya sonriendo.

—Yo los ayudaré a trabajar y puedo darles dinero del que mis padres me envían semanalmente, ustedes hicieron esto por mí, volvieron por mí y no puedo permitir que hagan todo solos.

—Jess—Sebas me tomó las manos—esta es nuestra decisión y sí, tuviste algo que ver pero no vamos a permitir que pagues nada.

—Lo haré no me importa lo que digan ¿entendido?—los amenacé con un dedo.

—Ay que testaruda eres—gruñó Alya.

—¿Sabes? no me agrada ese tal Alex, tiene fachas de ser un pijo de esos mujeriegos e idiotas—comentó Sebas.

Conozco a mi amigo y sé que no le agradó Alex.

—No es así Sebas, Alex es muy majo y simple, incluso estudia Medicina, está en su tercer año y es con el que más he charlado y convivido en esta semana.

—Uy, como lo defiendes—bromeó Alya.

—Alya, solo digo la verdad, Alex es genial.

Sebas hizo una mueca con la boca.

—¿Saben? En la cafetería a la que fui con Chris el otro día necesitaban empleados, quizás podemos ir mañana.

—¿Chris?—preguntó Sebas arqueando una ceja—¿Y ese quién es?

—Un amigo que conocí el primer día coincidímos en Literatura y me invitó a un café, pasamos más de dos horas charlando, también es muy majo.

—Genial, pero iremos el lunes después de clases, el fin de semana nos vamos a divertir un montón.

—Claro que si—apoyó Sebas levantando su taza de café.

—¿Qué tal Carlos?—le pregunté a Alya.

—¿Carlos? Supongo que bien—responde tranquilamente.

—No me digas qué...oh dios has terminado con Carlos.

—¿Que querías? Sabes que las relaciones serias no son lo mío pues mucho menos una a distancia—dijo, restándole importancia.—le propuse una relación abierta y no quiso, no pienso tener sexo telefónico eso sería raro y algo asqueroso.

—Ay Alya—tuve que soltar una risa.

Sebas nos mira como si se avergonzara de algo. Él y Alya comparten una mirada de culpabilidad.

¿Pero qué pasa entre estos dos?

—¿Tienen algo que decirme?—quise saber.

—Tenemos mucho tiempo, Jess, te contaremos luego ¿vale?

Adoro Amanecer Contigo Donde viven las historias. Descúbrelo ahora