Capitulo 9.

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La tarde pasó volando junto a Chris, paseamos un rato y fuimos por helado, al final cuando me dejó fuera de mi edificio me regaló una hermosa pulsera de plata con pequeñas figuras muy bonitas, ya estaba atardeciendo cuando llegué a casa. El primero que ví fue a Dylan casi incendiado la cocina.

—¿Pero qué haces? ¿Piensas incendiar el apartamento o qué?—pregunté acercándome a él.

—Intento hacer algo comestible pero veo que no es lo mío—tiró la comida quemada en la basura y dejó la sartén a un lado.

—Pues ya veo—me senté en una de las sillas.—¿A qué se debe esto, o sea cocinar? Me pareció que te gustaba más pedir pizza para cenar.

—Es que vendrá a visitarnos alguien muy especial.

—¿Alguien especial?—repetí confundida.

—La hermana de Alex, Maia, queríamos preparar algo especial aunque está acostumbrada a ver nuestros desastres.

No pude aguantar la risa y Dylan sonrió.

A sí que el rubio anticuado tiene una hermana.

—Ya veo el porque del orden y la limpieza el día de hoy—sonreí observando todo a mi alrededor.

Todo a mi alrededor estaba impecable algo extraño en este lugar. Jeni sale de su habitación corriendo hacia nosotros con el móvil en la mano.

—Ya vienen, ya vienen—chilló Jeni—Maia y Alex, ya vienen y... espera ¿no has echo lo que te pedí?

—Es que me has pedido cocinar y... bueno digamos... que no se me da muy bien—murmuró Dylan rascándose la nuca.

—Pero es que yo he limpiado todo el apartamento—Jeni se cruzó de brazos.

—Ya, pero es que cocinar no se me da.

—A mi sí, os puedo ayudar—dije y Dylan me abrazó y me dió un beso en la frente emocionado.

—Eres mi ángel, te amo muchísimo cuñis ¿ya te lo he dicho?

—Pues no mucho a decir verdad—sonreí.

—Recuerdame decírtelo más seguido—me dió otro beso en la frente y tomó a Jeni del brazo, que estaba un poco de los nervios.

Dylan arrastró a Jeni hacia su habitación de vuelta mientras ella se quejaba de que Michelle se pasaba todo el día encerrada en su habitación y no ayudaba en nada.

Comencé a cortar verduras y a preparar algo de cenar con rapidez, Alex y su hermana casi llegaban a casa por lo que le escuché decir a Dylan.

Michelle salió de su habitación con los auriculares puestos, pasó por mi lado como si nada y tomó una manzana del frutero pero la tomé del brazo cuando decidió volver a su habitación, se quitó los auriculares y me miró sorprendida.

—Necesito que me ayudes a poner la mesa—ella asintió un poco confundida.

Michelle puso la mesa lo más rápido posible para volver a su cueva. Cuando me dediqué a observar como había quedado la mesa sonó el timbre y mi hermana salió disparada hacia la puerta. Cuando abrió pude ver a una chica de cabello castaño, más o menos de mi altura, con una piel blanca y cremosa como la de su hermano, era más o menos de mi edad y tenía unos hermosos ojos azules, tampoco era que se pareciera mucho a Alex.

Jeni se lanzó sobre la chica y no paró de besarla hasta que otro chico, este si era casi igualito que aquella chica, ojos azules, cabello castaño, alto, atlético como Alex pero este parecía mucho más mayor que los demás.

—Oh por Dios el señor Ander Brown está pisando el suelo de nuestro humilde hogar—bromeó Jeni e hizo una reverencia.

Ander rió y también la abrazó, le dió la mano a Dylan y se abrazaron, yo solo me quedé quieta en mi lugar, no sabía que decir o hacer. Maia y Ander me miraron divertidos y corrieron, literalmente hacia mí.

—Hola, tu eres Jess ¿no? la hermana de Jeni—aseguró Maia mirándome con una sonrisa.—yo soy Maia, la hermana menor de Alex y él es Ander, nuestro hermano mayor.

Ander se sentó en la mesa y me saludó con la mano.

Otro hermano Brown.

—Un gusto.

—Alex nos ha contado mucho de tí, ya ví que no se equivocaba cuando dijo que eras muy guapa—me miró sonriente, de repente estaba sonrojada.

Maia se sentó al lado de su hermano mayor, Alex se sentó junto a ellos al igual que Dylan y Jeni. Michelle volvió a alegrarnos con su presencia, saludó a los hermanos de Alex, tomó una cerveza y volvió a su cueva. No sé cómo puede estar tanto tiempo encerrada la verdad, y lo que menos entiendo es como ella y Alex se las arreglan para dormir en la misma habitación, está más que claro que son completamente diferentes.

—¿No cenas con nosotros?—preguntó Alex al ver que no me sentaba junto a ellos.

—La verdad es que no tengo hambre—confesé.

La verdad había comido bastante con Chris cuando fuimos de paseo así que no tenía hambre para nada.

—La verdad es que Jess ha cocinado todo, digamos que a mí no se me da la cocina.

—Casi incendia el apartamento—todos rieron ante el comentario de Jeni.

—Ya me imaginaba yo que todo esto lo hubiesen preparado vosotros—dijo Maia riendo.

—La última vez que Jeni intentó preparar algo de comer quemó una olla.

Jeni le lanzó un tenedor a Alex a la cabeza pero que cómo de costumbre él esquivó.

Los chicos cenaron mientras yo me daba una ducha, luego nos sentamos todos juntos en el salón para charlar y ver una película de acción todos juntos.

Sin querer me fijé en la pulsera que llevaban Maia, era de plata con las pequeñas figuras, era idéntica a la mía. Ella se fijó que estaba observando su pulsera, aparté la mirada avergonzada. También se dió cuenta de que tenía una pulsera igualita a la suya, lo supe por su cara de sorprendida.

—Muy linda tú pulsera—me sonrió—es igual a la mía.

—La verdad me la regaló un amigo.

Agachó la cabeza un momento. El ambiente se puso tenso y no sabía el porqué.

—Em... el mío me lo regaló un...

—Un hijo de puta, ni siquiera sé porque lo llevas—Alex estaba cabreado.

—Alex—lo regañó Ander.

Los hermanos de Alex se fueron un rato después, me agradaban mucho.

Adoro Amanecer Contigo Donde viven las historias. Descúbrelo ahora