Nunca antes había trabajado, no porque no quisiera sino que mis padres no nos lo permitían, querían que estuviéramos solo concentradas en los estudios, pero esta vez debía ayudar a mis amigos, fui una de las razones por las cuales decidieron dejar su antigua universidad y necesitaban dinero. Sebas y Alya no venía de familias adineradas como la mía pero tampoco eran tan pobres.
Los tres conseguimos empleo en la cafetería a la cual vine con Chris, Alya y yo como camareras y Sebas como ayudante de cocina, podemos decir que a Sebas se le dan bien las hamburguesas.
Trabajábamos después de clases y los fines de semana.
—¡Jess!—me llama Luisa desde el mostrador.
Luisa era mi jefa y nos había tratado muy bien en nuestro primer día.
—Por favor atiende a la mesa cuatro por favor—me indicó y yo asentí.
Pero de pronto una sensación horrible me recorrió el cuerpo. Alex estaba junto a otra chica en la mesa cuatro. Ella lo miraba con cierta admiración y con ese brillo especial en los ojos.
Esto no podía ser peor.
Caminé insegura y nerviosa, Alex estaba de espaldas a mí y no se dió cuenta que estaba casi a su lado.
—Buenas tardes ¿ya sabéis lo que váis a pedir?—el rostro de Alex se descompuso en cuanto escuchó mi voz.
—Solo dos cafés, por favor—la chica me sonrió.
Ella debía de ser Elena, debo admitir que la chica era guapísima, o sea modelo tipo revista, tenía unos hermosos ojos cafés, su cabello rubio caía por ambos lados de su cara, y un cuerpo perfecto.
Ya entiendo por qué no ha regresado a casa desde hace dos días.
Pues si, Alex no había vuelto a casa desde ese día y me imagino que estaba con Elena, bueno, parece obvio que estaba con ella.
Me dispuse a irme cuando Alex me detuvo, la chica se nos quedó viendo confundida.
—Jess, quiero presentarte a Elena, una amiga—Elena me examinaba con la mirada—Elena ella es Jess, mi compañera de apartamento y hermana de Jeni.
¿Solo su compañera? ¿Ni siquiera éramos amigos? Además... ¿su amiga? ¿acaso pensaba engañarme? por suerte yo ya sabía que era su ex. ¿Acaso estaba celosa otra vez?
—Ya vuelvo con sus cafés—les regalé la sonrisa más falsa del mundo y me dí media vuelta.
Después de preparar los cafés y llevarlos a su mesa, fui a cambiarme, ya que la cafetería estaba al cerrar.
Caminé junto a Alya y Sebas hasta su residencia y luego me volví a casa con los ánimos por los suelos y para empeorar mi día en la sala solo estaba Alex. Me dejé caer en uno de los sillones dejando la mochila en el suelo.
Estaba muerta de cansancio, quizás porque no estaba acostumbrada a trabajar.
—¿Desde cuándo trabajas en esa cafetería?—me preguntó serio.
—¿Desde cuándo vives aquí? Pensé que te habías mudado.
—Es enserio.
—Pues eso a tí no te importa—me crucé de brazos.
—Si que me importa.
—No te debería importar, no tienes ningún derecho sobre mí ¿vale? Y si trabajo o no es mi problema no el tuyo, que ya estoy bastante grandesita—me puse de pie cabreada.
Alex también se puso de pie, con esa expresión fría que nunca antes había visto en él. Por un momento me quedé quieta y perdida en el verde de sus ojos. Me había quedado embobada mirando sus ojos que ni siquiera me dí cuenta que me había agarrado de la cintura y que nuestros cuerpos estaban casi pegados.
—Eres muy pesada chica de los libros.
—Y tú eres un idiota rubio anticuado.
—Un idiota que muere por besarte.
Mi corazón palpitaba con mucha rapidez, más de lo normal, entreabrí los labios sin darme cuenta y perdí la noción del tiempo, lugar y espacio cuando sus suaves labios hicieron contacto con los míos. Entonces me dí cuenta que moría por ese beso.
Nuestros labios se movían en sincronía y se sentía muy bien, a principio era un beso dulce y tierno, pero cada vez se volvía más intenso al punto que tuvimos que separarnos por falta de aire.
En cuanto nos recuperamos Alex volvió atacar mi boca y pude sentir su lengua, en verdad los dos moriamos por ese beso. Y entonces sentí las famosas mariposa que revoloteaban por todo mi estómago.
Alguien de aclaró la garganta muy fuerte, de inmediato empujé a Alex lo más lejos de mi posible. Detrás de nosotros estaban los demás y Michelle sostenía su móvil. Mi hermana parecía en shock mientras que Dylan parecía muy feliz.
Estaba roja de vergüenza ¿era enserio? ¿Por qué tenían que vernos? Esto sería incómodo.
—Guao, eso ha sido... intenso—dijo Michelle y Dylan se echaron a reír.
La vergüenza no me cabía en el cuerpo.
De pronto Jeni comenzó a chillar, todo nos quedamos viéndola, parecía que su cerebro al fin había reaccionado.
—Oh dios mío, se besaron—dijo Jeni, al fin—por fin, la verdad casi me vuelvo loca esperando por este momento.
—Debo subir esto a las redes sociales–todos le dimos una mirada asesina a Michelle, que colocó su móvil detrás de su espalda.
Alex arqueó una ceja y ella se encogió de hombros.
—No lo haré solo era una broma, os juro chicos—levantó una mano en modo de juramento—sería incapaz de hacer algo así.
Jeni puso los ojos en blanco y corrió hacia a Alex, comenzó a susurrarle algo al oído mientras él no paraba de sonreír.
Huí de todos y me encerré en mi habitación ¿de verdad Alex me había besado? ¿No era un sueño?
No tonta, fue de verdad.
Agarré una almohada y me tumbé en la cama con una enorme sonrisa. Creo que casi salto de alegría y chillo como loca. Está muy feliz, aquel beso fue... maravilloso.
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Holaaa cochas preciosas, por favor apoyen, cada vez que alguien lee mi historia me emociono, y creo que no les está gustando. Nunca antes había subido alguna historia y la primera vez que lo hago siento que no les gusta. Si a alguien le gusta por favor que vote o comente, algo que me empuje a seguir escribiendo. Soy estudiante y mi carrera requiere mucho, sin embargo siempre trato de escribir algo. Por favor si a alguien le gusta, que me dé una señal.
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Adoro Amanecer Contigo
RomanceJessica Miller comenzará su primer año de universidad y compartiría apartamento con su hermana mayor y unos completos desconocidos. Lo que Jess menos se esperaba es que encontraría el amor entre aquellos desconocidos. Su vida cambia por completo des...