Desde Cero

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El primer día de clases del nuevo ciclo llegó, tenía mis objetivos claros para esta etapa, sacar buenas notas, acabar mi libro y alcanzar mi felicidad.

Hoy solo tengo una clase, metodología de investigación, a primera hora de la mañana con Dahan, tuve que madrugar para la clase de inglés que era a las 7 am y después me iba a mi clase de la universidad. El profesor de esta clase era muy comprensivo, nos dio las pautas y evaluaciones que tomara a lo largo del ciclo, había varias personas que conocía en este curso.

Al día siguiente me tocó clase con la dupla dinámica, las chicles porque andaban de un lado para otro juntas, Brisa y Giselle, tenemos clase de fundamentales, en teoría les hice escoger este profesor porque era con quien lleve en invierno, pero luego me di cuenta que era un profesor totalmente diferente. Era un horario casi nocturno, así que tengo gran parte del día para descansar o estudiar en época de exámenes.

Cuando cayó la noche e inició la clase, nos sentamos delante por primera vez, en teoría era para prestar atención y no distraernos. El profesor era muy diferente a como esperábamos, si bien no parece estricto, su metodología de enseñanza aparenta ser muy difícil. Sus exámenes parciales y finales iban a constar de 20 preguntas y su tercera nota se dividiría en 5 notas diferentes, nos dio la ventaja que las dos más bajas serían eliminadas y solo las 3 más altas contarán. Aún así pensamos que no iba a ser un profesor sencillo de pasar.

Al volver a casa, mi papá me esperaba para ir a practicar con el auto, quería que dominase la conducción lo más pronto posible. En esta ocasión empecé bien, tome los baches bien, las curvas, los semáforos y la rotonda. Pero, terminé fallando en la pendiente, hice mal el cambio y el auto empezó a ahogarse, mi papá no ayudaba, se alteró y gritó, el auto se apagó y tuve que poner el freno de mano. Se puso a reclamarme por haber fallado y eso quitó toda la seguridad que había obtenido al volante y fue evidente cuando intenté arrancar nuevamente y me costó hacer al cambio para la marcha.

-Si vas a manejar así vas a terminar matando a alguien, piensa-siguió recriminando

Para mi suerte, para la tercera pude volver a poner en marcha el auto, aunque ahora cometí un par de fallas más.

Al acabar y guardar el auto, intenté hacer notar el progreso que tuve a diferencia de otros días pero no sirvió de nada.

-De nada sirve lo bueno que has hecho si al final chocas o te accidentas

Solo me sentí decepcionado de mí mismo y subí para acabar mis trabajos de la universidad.

La verdad que aquel suceso me dejó un mal sentimiento en mí, me hizo sentirme incapaz de manejar bien y que probablemente nunca esté listo para hacerlo, pero no me voy a dejar abundar por este sentimiento, de alguna manera u otra voy a lograr manejar correctamente, cueste lo que cueste.

Esa noche dormí con una idea un poco loca.

El jueves llegó, este día no tenía clases, era mi día libre en la semana, lo iba a usar para dormir, jugar o estudiar, pero de preferencia las dos primeras cosas. Los que sí tienen clase hoy eran mis amigos y entre ellos se encontraba Ágata.

Hablando de ella, estuvimos hablando un poco estos días, me contó cómo le fue en su viaje y todas las cosas que hizo junto a su abuelita, mencionó que fue muy bonito compartir tiempo con ella, era una persona muy importante en su vida y una persona a quien quiere mucho, con todo su corazón. Me envió algunas fotos y videos de su viaje, me gustó que lo hiciera, en algunas de ellas salía con su abuelita.

Los siguientes día estuvo contándome las salidas que tenía con su amiga Gabriela, como ella no tenía clases aprovechaba en salir, pero también tenía que hacerlo porque para su mamá y su abuela ella sí tenía clases, nunca les confesó que repitió el ciclo anterior y solo cursaria este ciclo los cursos desaprobados. Yo le volví a llamar la atención porque le dije que en invierno subsane al menos un curso.

Aunque Solo Sé Huir (A.S.S.H)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora