Fría y cálida primavera

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Nunca le he comprado flores a nadie y mucho menos por eventos sociales como es el día de hoy por las flores amarillas. Siempre tuve el pensamiento de qué era ridículo regalar esto, pero ahora siento que no lo es. Tengo las ganas y la voluntad de comprarle a Ágata sus flores amarillas para ver esa felicidad en su rostro.

Ya quemaste.

—Señora, quiero el de ahí—señalé el que quiero—el que tiene el girasol en medio

Hay rosas como opciones, pero llevaré esta porque tiene un girasol grande en medio de todas las otras, su flor favorita es el girasol.

Aún recuerdo la primera vez que me lo dijo, en aquel entonces era un lunes por la tarde y estábamos por avenida buscando donde depositar dinero en efectivo. Aquel día conocí más de ella, me contó sobre sus gustos, sus pasatiempos, algunas cosas de su familia y sobre sus amigos. No mentiré, me sentía un mocoso comparado con ella, me contaba tantas y yo apenas tenía cosas que contar, mi vida social empezó después de la pandemia, antes de eso solo salía con amigos del colegio y de la iglesia. Tampoco puedo contar mucho de mi familia, en algún momento era algo de lo que me podía sentir orgulloso y contar mil cosas sobre ellas, pero ya pasado muchos años desde eso, actualmente no es ni la sombra de lo que fue y se volvió más un infierno constante que la alegría que suponía cuando solo era un niño.

—Joven, tome—me entregó el ramo

Lo observé con detenimiento, es hermoso y el girasol del medio es magnífico. Estoy seguro que le va a encantar.
Regresé al auto con el ramo en la mano y cuidadosamente lo coloque en el asiento del copiloto. Manejé despacio a pesar de que estaba llegando tarde a recoger a Aga, no quería que el ramo se maltrate.
Estacionando el auto me encontré con Michael, un viejo amigo de los primeros ciclos, se encuentra acompañado de mi viejo grupo de la universidad, uno que no era tan bueno como creí en aquel entonces, por suerte conocí a Brisa en ese tiempo y me acopló a su grupo donde conocí a todos los chicos y Aga.
Le enseñé el ramo de flores y se sorprendió, me dijo: "¿Tú has comprado flores amarillas? Imposible, quién fue la que hizo tal milagro. Le dije que ya la conoce y que cuando tenga un tiempo libre, y esté solo, le contaré más a detalle. Me despedí de él.

Le envié un mensaje a Aga para saber dónde se encuentra y recogerla.

—Estoy en la entrada de la u—respondió

A ver, lo más común es que vaya con el ramo a recogerla y se alegre, pero a mí me gusta siempre darle más emoción al asunto, dejaré el ramo acá, ella pensará que no le compré ningún ramo y al llegar al auto, boom, sorpresa.
Tomé la ruta de la derecha para ir a la universidad. En el camino vi a un montón de personas caminando normal hasta que voltee a la recta de la universidad y vi algunas chicas con sus flores amarillas, también algunos chicos afuera de la universidad con su ramo esperando que su chica salga. Yo llegué buscando a Ágata con la mirada, pero no la vi en ningún lado, supuse que seguía adentro de la universidad, así que la llamé.

Al contestar escuché su voz temblorosa y alegre—Hola Der

—¿Dónde estás?—pregunté confundido

—Como demorabas, me vine para el carro—seguía con ese mismo tono de voz

Me estás jodiendo, pero no la vi en el camin...se fue por el camino de la izquierda.

—Ya voy para allá—colgué

Corrí con todas mis energías con la esperanza de que aún no haya notado las flores y poder llegar a dárselas yo mismo como sorpresa. Corrí y corrí hasta no poder más, las piernas se me tensaban porque no había hecho ejercicio hace mucho, la respiración se me agitaba, mi cuerpo pedía paz porque estábamos bajo el inmenso sol de la mañana. Corrí y corrí. Al llegar la vi observando a través de la ventana con una gran sonrisa y pegando saltitos de alegría.

Aunque Solo Sé Huir (A.S.S.H)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora